Muchos factores pueden afectar el rendimiento de deportistas de élite en el campo. Los nervios y la ansiedad ganan espacio ante las presiones. Más si se trata de una final. También están los agentes externos: los técnicos, tácticos, el terreno del juego, las gradas. Un equipo, esta vez de académicos de dos universidades de Luisiana, publicó recientemente un estudio que apunta a otro culpable en el desempeño de los atletas: la contaminación del aire.
Un mal día lo tiene cualquiera. Pero existen Investigaciones previas que apuntan a que la calidad del aire afecta el comportamiento de los deportistas. El estudio, publicado en International Journal of Environmental Research and Public Health, encontró que incluso pequeñas cantidades de contaminación del aire equivalen a tiempos más lentos para los atletas.
Los investigadores también observaron a los jugadores de fútbol y descubrieron que cuando están expuestos a peor aire, hacen menos pases y no solo corren menos, sino que juegan con menor intensidad. El estudio, revisado por pares, fue el primer intento de los científicos de ver cómo la contaminación del aire afecta a los profesionales en los grandes deportes de América del Norte: el beisbol y el fútbol.
Los equipos y jugadores con sede en ciudades con peor calidad del aire cometieron más errores y lanzaron más intercepciones. En general se desempeñaron a un nivel más bajo. «Ya sea que esté observando una instantánea del rendimiento de un año, o en el transcurso de una carrera, parece que, según nuestra muestra, eso afecta negativamente el rendimiento», dijo Jeremy Foreman a The Daily Beast. Profesor asociado de la Universidad de Louisiana en Lafayette y coautor del estudio.
Los investigadores recopilaron dos conjuntos de datos para indagar sobre la contaminación del aire y el desempeño de los atletas. Uno, todos los errores cometidos en Major League Baseball de 1999 a 2020. Y otro, las de intercepciones lanzadas y calificación de mariscal de campo en la NFL (Liga Nacional de Fútbol Americano) desde 2006 hasta 2021.
Luego compararon esos números con los datos del Índice de calidad del aire de la Agencia de Protección Ambiental. Indicador que mide contaminantes como el monóxido de carbono. Así como cantidades microscópicas de materia y líquido conocidas como partículas en una escala de 0 (poco o nada) riesgo) a 500 (todos los expuestos están en peligro).
Los investigadores tomaron en cuenta algunas variables; por ejemplo, trabajaron bajo la suposición de que cuanto más gastaba un equipo de béisbol en salario, menos errores se podía esperar que cometiera un equipo. Del mismo modo, un mariscal de campo de la NFL con más años de experiencia cometería menos errores que un novato. Y, por lo tanto, tendría una calificación de mariscal de campo más alta.
Entonces encontraron fue que la diferencia en el rendimiento debido a la calidad del aire era pequeña con respecto a incidentes aislados. Pero podría generar problemas importantes en el transcurso de una temporada. Cada aumento de un punto en el AQI se relacionó con 0.000993 errores adicionales por juego. Se esperaría que los Diamondbacks de Arizona que juegan en Phoenix, la ciudad con la peor calidad del aire en la MLB, cometieran 10 errores adicionales en el transcurso de una temporada.
La investigación arrojó que por el lado del fútbol, cada aumento de un punto en AQI se vinculó con una disminución de 0.230 en la calificación de QB. Una estadística que incorpora intentos de pase, pases completos, touchdowns, intercepciones y yardas totales. Para brindar una visión general del desempeño del mariscal de campo.
En ese sentido, un mariscal de campo que juega para los Arizona Cardinals, que también sufren de un aire terrible al oeste de Phoenix en Glendale, vería una disminución en el QBR de 15.4 puntos. Y también tendría una tasa de intercepción 1.27% más alta que si jugaran en una ciudad donde la calidad del aire es el promedio de la NFL.
Los resultados mostraron que la exposición la contaminación del aire no solo afectó a los atletas a corto plazo, sino que podría provocar un deterioro acumulado en el rendimiento con el tiempo. Observaron que cuanto más tiempo pasaba un mariscal de campo jugando en lugares con más contaminación en el transcurso de su año, más afectaba sus habilidades.
Estudios anteriores han señalado que los contaminantes en el aire pueden afectar a los atletas que practican deportes de cardiointensidad como los corredores de maratón. La nueva investigación reveló que incluso en los deportes en los que la acción se presenta en ráfagas breves, el rendimiento de los jugadores se ve afectado.
Los errores tanto en el fútbol americano como en el béisbol a menudo se deben más a errores de juicio que a limitaciones físicas. Por lo que si la contaminación del aire juega un papel importante, es porque no solo afectan los sistemas corporales como los pulmones, sino que también pueden afectar la función cognitiva.
Francis Pope, profesor de estudios atmosféricos en la Universidad de Birmingham en el Reino Unido, se refirió al estudio. “El lado cognitivo realmente ha comenzado a entenderse en los últimos años, pero el mecanismo no se ha entendido tanto”, dijo a The Daily Beast. “Ciertamente, la evidencia se está acumulando. No solo la afectación de la contaminación del aire a los atletas. Parece tener un efecto en los impactos cognitivos de las personas, tanto a corto plazo como, a través de mayores tasas de enfermedades como el alzhéimer, a largo plazo”.
Las conclusiones del estudio están en gran medida en línea con lo que ya se sabía sobre la calidad del aire. Pero el análisis no tiene en cuenta que los diferentes contaminantes afectan al cuerpo humano de manera diferente, según Michael Koehle. Profesor de medicina deportiva en la Universidad de Columbia Británica.
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