El tiempo corre en contra de las tareas por cumplir en defensa de los océanos. Algunos expertos se detienen a echar un vistazo en las causas del desastre ambiental de los ecosistemas marinos. Otros agudizan la mirada para salvarlos. Según Audrey Azoulay directora general de la Unesco, «tenemos menos de 10 años para revertir esa tendencia» y pidió cerrar filas por el “urgente rescate de los océanos».
En la apertura de la II Conferencia de los Océanos de Naciones Unidas (UNOC), en Lisboa, instó a la comunidad internacional a redoblar esfuerzos «para comprender mejor y proteger los océanos». Azoulay compartió tribuna con los presidentes Marcelo Rebelo de Sousa, de Portugal y, Uhuru Kenyatta, de Kenia, quienes son anfitriones en forma conjunta en esta cita.
Representantes de Estados, organizaciones internacionales y empresas públicas y privadas participan en el encuentro. A fin de establecer una hoja de ruta que resuelva algunos de los problemas enquistados que amenazan a los océanos del mundo. Entre ellos, la contaminación de plásticos y la acidificación. Las delegaciones de 143 países debatirán sobre las formas más ágiles para alcanzar los objetivos climáticos de la Agenda 2030 de Naciones Unidas.
Azoulay destacó que gracias a la Ocean Decade Alliance se ha promovido una mayor cooperación global en la investigación, la educación y la protección de los océanos. “Se han recaudado 920 millones de dólares, que están financiando alrededor de un centenar de iniciativas. Pero la mayor parte del trabajo queda por hacer. El océano todavía se encuentra con demasiada frecuencia en el punto ciego de la conciencia pública y las políticas públicas. No lo entendemos y no lo protegemos lo suficiente. Es urgente que revirtamos esta tendencia”.
Audrey Azoulay resaltó que la investigación oceanográfica representa un promedio de apenas el 2% de los presupuestos nacionales de investigación. Mientras que solo se mapea el 21% del lecho marino. Sin embargo, estos datos son esenciales para comprender las corrientes e identificar los recursos pesqueros y los peligros geológicos.
La Unesco está comprometida con los esfuerzos internacionales en proteger los océanos, garantes de la vida en el planeta. Su descuido es una fuente de calentamiento global y, consecuentemente del cambio climático. Por tanto, el objetivo es mapear al menos el 80% del lecho marino para 2030.
«Esto significa aumentar rápidamente la superficie de los entornos marinos que se benefician de las medidas de protección», sostuvo Azoulay. A los sitios del patrimonio mundial de la Unesco, el 20 % de las reservas mundiales de carbono azul ya están protegidas. Esto es, arrecifes de coral, manglares y lechos de pastos marinos que ayudan a limitar el cambio climático al almacenar cantidades masivas de CO2.
La Unesco también cuenta con más de 210.000 km2 de zonas de biosfera. Un programa ideado en la década de 1970 que, en su momento, fue un paso pionero hacia el desarrollo sostenible. Con el mismo espíritu, salvaguarda las tradiciones y saberes indígenas que deben ser transmitidos a las generaciones más jóvenes, en el área de la pesca sostenible.
Según la ONU, los océanos cubren más del 70% de la superficie de la Tierra y albergan hasta el 80% de toda la vida del mundo. Hoy se enfrentan a amenazas sin precedentes por parte de las actividades humanas y exigen una actuación urgente. Hasta la fecha, la gran mayoría del océano sigue sin cartografiar, sin explorar y sin observar.
Los océanos son vitales porque producen el 50% del oxígeno que contienen, absorben el 25% del dióxido de carbono emitido. El gas de efecto invernadero responsable del calentamiento de la superficie de la Tierra. Y absorben el 90% del calor adicional.
Los océanos también producen alimentos, crean puestos de trabajo y proporcionan los recursos minerales y energéticos para que la vida sobreviva y prospere en el planeta.
En ese sentido, el gobierno portugués espera que la II Conferencia de las Naciones Unidas sobre los Océanos adopte una dura Declaración de Lisboa. Que contribuya a alcanzar el Objetivo de Desarrollo Sostenible sobre la protección de la vida marina.
De darle la espalda a esos compromisos la realidad sería aún más amenazante. Un artículo publicado de la revista Science bajo el título «A stark future for ocean life», señala que la vida en los océanos podría enfrentar una extinción masiva. Es decir, una pérdida de biodiversidad que podría rivalizar con las grandes extinciones pasadas del planeta.
Los autores del ensayo, Justin Penn y Curtis Deutsch, encontraron que según los modelos actuales del aumento de la temperatura global es probable que los ecosistemas marinos experimenten extinciones masivas. Estas podrían rivalizar en tamaño y gravedad con la extinción del final del Pérmico, reseñó National Geogtaphic.
Esta extinción masiva tuvo lugar aproximadamente hace 250 millones de años, fue conocida como la “Gran Mortandad”, y condujo a la desaparición de más de dos tercios de los animales marinos.
Penn y Deutsch esperan que los océanos tropicales pierdan la mayoría de sus especies debido al cambio climático. También que es probable que muchas de estas migren hacia latitudes más altas y condiciones más favorables para sobrevivir. Pero estos riesgos podrían mitigarse en 70% si se reducen considerablemente las emisiones de gases.