El IV Congreso Internacional de Sostenibilidad finalizó con una conversación en tiempo real entre el yogui Sadhguru y Jorge Neri Bonilla. Durante casi una hora Sadhguru respondió las preguntas con su particular estilo, sabiduría e iluminación.
En las últimas cuatro décadas, Sadhguru ha emprendido retos de incuestionable magnitud con el fin de elevar la conciencia humana y el bienestar del planeta y sus habitantes. En la conversación con el editor de Cambio16 se abordaron los problemas más acuciantes de estos tiempos de crisis de la humanidad y del planeta.
No solo la sobrepoblación, ya somos 8.000 millones en un planeta al que ya se le han extraído la mitad de los recursos y hemos destruidos ecosistemas y fuentes de agua, sino también sobre la necesidad de que cada ser humano tenga conciencia de lo que hace y sus consecuencias. Sadhguru cree en la evolución y en que podemos ser mejores, más evolucionados de lo que somos. La conciencia de la universalidad, dice, nos obligará a eliminar las fronteras y a ver que juntos abundan las soluciones sostenibles.
Sadhguru es un inspirador. Sus energías e iluminación nos ayudan a reverdecer los campos y a preservar mares y ríos. “La otra mitad de nuestra vida está fuera de nuestro cuerpo y debemos cuidarla por nuestra propia salud”, subraya. Hace 24 años empezó a llamar la atención sobre la importancia del suelo y la alarmante probabilidad de su extinción y sus crueles consecuencias, hambrunas generalizadas, guerras y migraciones a la deriva. Ante un panorama tan sombrío, Sadhguru insiste en que el suelo “es nuestra vida, nuestro cuerpo mismo. Si abandonamos el suelo, abandonamos el planeta”.
Ante la sobrepoblación del planeta, no recomienda soluciones compulsivas ni instintivas, sino conscientes. Y propone que la reproducción humana sea un acto de conciencia, un proceso consciente. «Se está actuando en esa dirección pero muy lentamente para evitar los desastres. Los científicos responsables dicen que para 2065 podría haber un colapso de la población humana. Nosotros debemos ser menos y dejar que los otros sean más, que se restablezca el equilibrio, el balance», señala.
Sobre la guerra, que se presenta tan cerca con la invasión de Rusia a Ucrania y tan destructiva con las amenazas de echar mano al arsenal nuclear, insiste en que se prohíba la utilización de las mejores tecnologías en la construcción de armas, y que esa inmensa cantidad de dinero se dedique a salvar el suelo, que es salvarnos nosotros.
También se refirió a las bondades del egoísmo, y levantó una ola de murmullos en la audiencia. Dijo que el egoísmo no es el problema, que la naturaleza de la vida es egoísta, pero que actúa de manera contraproducente por las barreras y fronteras que hemos levantado. Fronteras del país, de la comunidad, del vecindario, de la familia, la nacionalidad, raza, religión, las preferencias sexuales y la educación. «Tumbemos las cercas, los muros, y hagamos que e egoísmo sea universal. Quiero estar bien y que los demás estén bien. Mi egoísmo es que el planeta esté bien, porque es mi planeta, no porque sea tuyo. Así, en lugar de principios e ideales, ampliemos lo que somos y todo el mundo estará dentro de mis límites. Es el significado de ser humano», dijo.