Los cascos inteligentes de Manuel Marín Berja no solo están configurando la movilidad sostenible y eficiente del futuro, también salvan vidas

Los cascos inteligentes de Manuel Marín Berja no solo están configurando la movilidad sostenible y eficiente del futuro, sino que además salvan vidas. Este emprendedor ha llevado a la comisión de reconstrucción económica y social de España, en el Congreso de los Diputados, su visión disruptiva del plan de prevención e incorporación segura aplicando tecnología. A través de LIVALL promueve más tecnología, más seguridad y más sostenibilidad.

El talento innovador, su carácter inconformista, su di­namismo y la capacidad resolutiva llevaron a Manuel Marín a dejar la comodidad de un puesto directivo en una multinacional a lanzarse al mercado arropado tan solo con su espíritu innovador y disruptivo. Hoy, sus aplicaciones y dispositivos constituyen herramientas imprescindibles para la movilidad inteligente y soste­nible. También por los servicios digitales que desarrolla, que persiguen la creación de un lenguaje de comunicación digital universal para la in­terconexión coches-bicicletas, un dispositivo que podría ser una pieza clave en las ciudades del futuro.

LIVALL nace en 2014 con una premi­sa muy simple; fomentar el uso del transporte sostenible a través de la innovación tecnológica en materia de seguridad y conectividad. Como empresa dedicada a la movilidad segura y especializada en el desarro­llo de cascos inteligentes, su compromiso es con la protección y la me­jora de la experiencia de usuario, transformando la manera de entender la seguridad, e incorporando en sus productos las tecnologías de com­putación propias de esta era digital.

“La aparición de una nueva tecnología, que es realmente disruptiva, a menudo crea paradigmas completamente nuevos que no estaban previstos. Nos encaminamos hacia un modelo integral. Integración de caminos, economías, sociedades y procesos de creación. Cuando La creación es parte de este ecosistema integrado es cuando ocurre la verdadera revolución del ingenio. Hasta que una tecnología no es industrializable y sencilla, no está lista para ser ese actor de cambio”.

La firma se ha convertido en uno de los referentes en innovación del sector. Ha desarrollado más de 170 patentes, entre las que se incluyen 60 patentes de invención, 53 patentes de modelo de utilidad, 45 patentes de estilo y 15 patentes internacionales PCT. Su alta exigencia en ergo­nomía, ligereza y robustez de materiales es testimonio del talento de su equipo de ingenieros y especialistas.

Los cascos LIVALL compaginan la solidez y ligereza de materiales, la utilidad de las tecnologías digitales y la elegancia y aerodinamismo de los diseños más vanguardistas, una combinación ganadora de muchos premios. Sin embargo, como em­presa centrada en la protección y seguridad vial, el mejor premio que ha podido recibir es el saber que ya ha salvado vidas.

La innovación no es más que poner el talento de las personas al ser­vicio de la sociedad para resolver problemas. “La innovación –afirma– está en las pequeñas cosas que cambian el mundo. Como decía Steve Jobs, la innovación es un 10% inspiración y un 90% transpiración”.

¿A qué se refiere cuando afirma que la innovación tecnológica alberga un alma creativa y artística, pero también inconformista y disruptiva?

El inconformismo y la disrupción es lo que empuja a las almas creativas hacia la innovación. Esta innovación se manifiesta de muchas maneras, pero en esencia es lo mismo. El corazón del artista y el del ingeniero son el mismo órgano.

Entiende que la tecnología va por delante de las ideas. ¿Por qué el ingenio está en la integración de todo de una forma sencilla e industrializable?

La aparición de una nueva tecnología, que es realmente disruptiva, a menudo crea paradigmas completamente nuevos que no estaban previstos. Nos encaminamos hacia un modelo integral. Integración de caminos, economías, sociedades y procesos de creación. Cuando la creación es parte de este ecosistema integrado es cuando ocurre la verdadera revolución del ingenio. Hasta que una tecnología no es in­dustrializable y sencilla, no está lista para ser ese actor de cambio.

La inteligencia artificial y el big data están cambiando el concepto de movilidad. ¿Hacia qué modelo nos encaminamos y qué retos plantea?

Gracias a la tecnología de comunicación, la movilidad conectada per­mite compilar e integrar cantidades ingentes de información. La capa­cidad de proceso y tecnologías de aprendizaje autómata, como el ma­chine learning, permiten generar modelos en tiempo real que hubiesen tomado generaciones antes de la revolución en tecnología artificial.

Nos encaminamos a un modelo de automatización del transporte, efi­ciencia, sostenibilidad y seguridad. El mayor reto está en esa simplifica­ción e industrialización que permita un acceso masivo a estos nuevos modelos de movilidad, no solo en los polos de desarrollo más pujantes, sino en todos y cada uno de los ecosistemas urbanos del planeta.

¿El liderazgo transformacional debe ser un liderazgo inspirador?

Las estructuras de jerarquía rígida descendente (top-down) tuvieron su lugar en el mundo de la primera industrialización, pero en el día de hoy están obsoletas, y no solo para empresas jóvenes y dinámicas, sino también para algunos de los conglomerados más fuertes del mundo.

El verdadero liderazgo transformativo que causa más impacto en el presente funciona más como el centro de un nodo, la esta­ción central, y no la cima de la pirámide. Algunas de las grandes tecnológicas tienen organigramas tan rígidos que impiden que la innovación y el talento se muevan a la velocidad que potencial­mente podrían teniendo en cuenta los recursos con los que cuen­tan, y, de pronto, llegan nombres que hace unos años ni siquiera existían y, también de repente, están compitiendo de tú a tú.

Pen­semos en el concepto de unicornio y la explosión de este tipo de empresas con el advenimiento de las nuevas tecnologías, y cómo el liderazgo de estos proyectos busca siempre ser el centro de inspiración y de transformación. ¿Qué pasaría si ponemos el concepto de bienestar, entendido como un interés compartido de beneficio mutuo, en el centro de la economía?

Cada vez más, esto es central en nuestras sociedades. Desde el respeto hacia el medioambiente hasta la conciliación laboral, pa­sando por el capital emocional. Los proyectos donde hay altos es­tándares de bienestar físico y mental son a menudo los más exi­tosos, pero hay que tener en cuenta también lo que motiva a cada uno, no existen dos personas iguales. Mantener la motivación y premiar el compromiso debe ser compatible con el mantenimien­to de estos estándares para que cada uno dé lo mejor de sí y reciba justa compensación

Alaba el desarrollo de ecosistemas de emprendimiento tecnológico. ¿Qué característica debe tener un ecosistema emprendedor?

Debe ser capaz de atraer y mantener talento, de crear un ecosistema de comunicación, cooperación y, también, competición. Debe abrazar las nuevas ideas y las nuevas tecnologías y tener flexibilidad para adaptar­se a las nuevas dinámicas sociales y empresariales.

Se lamenta de que la certificación y homologación de dispositivos plantea dificultades. ¿Cómo superar este desencuentro con la Administración?

La Administración debe tener una visión más a largo plazo y facilitar el trabajo a los innovadores. Los procesos de certificación deben ser claros y uniformes, garantes de calidad, no simplemente cinta roja bu­rocrática que ralentice la innovación.

¿Por qué alguien que trabaja en una multinacional con todos los medios se atreve a dar el salto a una startup y lanzar su propia compañía? ¿Qué cualidades deben acompañar este tránsito?

Precisamente por todo lo que hablamos antes. Jerarquías rígidas, ad­ministración top-down, excesiva complejidad y burocratización en la cadena de decisiones, etc.

¿Es verdad que el mayor riesgo de un emprendedor es renunciar a lan­zarse, no querer asumir ningún riesgo?

Sin riesgo, no hay emprendimiento. El emprendimiento es riesgo. Si no estás dispuesto a arriesgar, dedícate a otra cosa.

¿Es preciso ser un visionario, pero tener los pies en la tierra?

La visión es fundamental, los pies en la tierra… Bueno, hay que entender que los verdaderos proyectos revolucionarios buscan resolver proble­mas bastante mundanos. En ese sentido, sí. Pero hay que soñar para innovar.

¿Por qué cree que el corporate destruye el talento?

Un poco lo que hablábamos antes. No funciona como un nodo en una red, sino como un penthouse en un rascacielos. Para que el talento de todo de sí, primero hay que tenerlo delante y trabajar codo a codo con él. Tener una conciencia común, construir un mensaje grupal es esen­cial para compartir una visión y una misión. ¿Por qué es importante construir comunidad? Tan sencillo como que los seres humanos so­mos lo que somos por nuestra capacidad de colaboración. Todos los proyectos exitosos que han existido parten de una visión y una misión común

Según su definición, emprendedor es quien es capaz de resolver una ne­cesidad. ¿Qué necesidades, retos y desafíos plantea el mundo de hoy?

Hay que saber también anticiparse a la necesidad. Los grandes retos pasan por saber equilibrar la sostenibilidad e integración del sistema con el crecimiento y el desarrollo que está sacando de la pobreza al mundo entero por primera vez.

Su padre le dijo un día: “Mira, Manolín, en la vida hay dos tipos de per­sonas: palomas y gavilanes, y los dos tienen que estar. Las palomas se conforman con las migajas en el parque, pero los gavilanes salen a bus­car su comida. Tú eres gavilán”. ¿Cómo puede uno reconocer sus pro­pias capacidades?

Hay que ser honesto con uno mismo, escuchar a las personas que te conocen y, lo más importante, probar e intentar y equivocarse y apren­der de esos errores.