De pie y con efusivos aplausos, representantes de los países miembros de la ONU aprobaron el primer tratado para la protección de la altamar. Un acuerdo que, luego de dos décadas de debates y negociaciones, permitirá establecer zonas marinas protegidas en aguas internacionales. Los ecologistas consideran fundamental para salvar los océanos.
Este acuerdo, calificado de “histórico”, está destinado a garantizar la conservación de los océanos más allá de las fronteras. Así como el aprovechamiento racional y sostenible de la biodiversidad que habita en aguas internacionales. Aquellas que se extienden a más de 200 millas marinas (alrededor de 370 km) de la línea de costa de los países.
Se trata de un gran espacio o patrimonio natural que pertenece a todas las naciones del mundo. Pero que, sin embargo, se ha venido gestionando hasta ahora mediante protocolos ambiguos, en su mayoría no vinculantes, y por organismos internacionales sin una jurisdicción clara. Esta situación dejaba desamparadas más de dos terceras partes del océano. Algo a lo que este nuevo tratado pondrá fin.
El secretario general de la ONU, António Guterres, se mostró eufórico por el acuerdo alcanzado. “El océano es el alma de nuestro planeta y ustedes le han insuflado nueva vida y le han dado una oportunidad para que lo siga siendo. Felicidades a todos: han cumplido y lo han hecho en un momento crítico”. Este acuerdo, añadió, supone “un gran triunfo del multilateralismo” y viene a demostrar que “las amenazas merecen una acción global”.
La alianza ocurre en tiempos apremiantes para los océanos.
La biodiversidad marina está siendo diezmada por la sobrepesca. Más de un tercio de las poblaciones de peces se captura a niveles insostenibles, indicó un informe de la ONU. La acidificación de los océanos amenaza con destruir los arrecifes coralinos de todo el planeta. Los niveles de contaminación de nuestras aguas costeras con productos químicos, plásticos y desechos humanos no dejan de aumentar.
Entretanto, la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica afirma que entre 10% y 15% de las especies marinas corren peligro de extinción.
El cambio climático altera las corrientes oceánicas, perturba el equilibrio de los ecosistemas marinos y amenaza las especies que acogen. Las temperaturas registradas en la superficie del mar en el Atlántico Norte se han elevado de tal manera que se han salido literalmente de las tablas. Y la gráfica histórica de temperaturas se ha tenido que recomponer para reflejar ese aumento sin precedentes.
El nuevo tratado de altamar, aprobado en el seno de la ONU, se establecerá en el marco de la ya existente Convención de las Naciones Unidas sobre el Derecho del Mar. En sus lineamientos generales busca “asegurar la conservación y el uso sostenible de la diversidad biológica marina de las zonas situadas fuera de la jurisdicción nacional”.
Entre otras cosas, el texto también sienta las bases para que se puedan establecer zonas marinas con protección, lo que debe facilitar que se cumpla la promesa internacional de salvaguardar al menos el 30 % de los océanos para el 2030. Además, garantiza que se tenga en cuenta el impacto ambiental de las actividades en aguas internacionales y hace más fácil la cooperación entre países en tecnología marina.
António Guterres sostuvo que el tratado de ultramar es crucial para abordar la triple crisis planetaria del cambio climático, la pérdida de biodiversidad y la contaminación. Confió que el acuerdo permitirá establecer mecanismos de gestión (explotación) por zonas, como las áreas marinas protegidas. El propósito es conservar y administrar de forma sostenible las especies y los hábitats de alta mar en las zonas internacionales de los fondos marinos.
El acuerdo crea asimismo un contexto para compartir los beneficios del mar. Especialmente todo lo relativo a los recursos genéticos marinos especies que pueden proporcionar genes patentables en el futuro, por ejemplo para su uso en medicina.
En ese aspecto chocaban los intereses de algunos países ricos, que son los que tienen más capacidad para aprovechar esos avances, y los del mundo en vías de desarrollo, que temen verse excluidos. Este fue uno de los últimos asuntos que se resolvieron en las negociaciones de marzo.
El convenimiento tuvo lugar por consenso, sin necesidad de una votación, y contó con una gran ovación por los representantes gubernamentales. Sin embargo entrará en vigor cuando sea ratificado por un mínimo de 60 Estados. Para ello, estará abierto a la firma durante dos años a partir del próximo 20 de septiembre de 2023. Día posterior a la cumbre de alto nivel sobre los ODS que tendrá lugar en la Asamblea General de la ONU.
“Es importante actuar para combatir las amenazas a nuestro planeta que van más allá de las fronteras nacionales. Ustedes demuestran que las amenazas globales requieren una acción a escala mundial», dijo Guterres a las delegaciones. «Los países se pueden unir por el bien común».