La polémica no cesa. Los ambientalistas siguen su cruzada contra las granjas de pulpos. La de Pescanova en Canarias destaca por su dimensión. Aspira criar entre 500.000 y 1 millón de ejemplares al año para producir 3.000 toneladas de pulpo listo para la mesa. Absolutamente inaceptable para quienes conocen, estudian y admiran a los cefalópodos y la naturaleza en general.

El pulpo es una especie marina tan especial y apreciada que tiene su día: el 8 de octubre. Precisamente en ese contexto organizaciones no gubernamentales como Compassion in World Farming, Greenpeace España, Eurogroup for Animals y Oceana UK, con destacados expertos en bienestar animal como Peter Singer y Jennifer Jacquet, se unieron para enviar una misiva al Gobierno de Canarias en la que solicitan que rechace la solicitud de la compañía Nueva Pescanova. Argumentan que construir una granja de pulpos en el Puerto de Las Palmas ocasionaría sufrimiento animal, daños ambientales e impactos socioeconómicos negativos. 

Ermitaño inteligente 

Los biólogos marinos reconocen en el pulpo una especie de una asombrosa inteligencia y sensibilidad. Para los amantes de la comida marina es un plato exquisito. Para la industria, un mercado con una demanda en crecimiento, un gran negocio. Y para las autoridades de Canarias, un posible generador de rentas y empleo.

De acuerdo con los estudios de los biólogos, los pulpos son animales solitarios, sensibles e inteligentes, que necesitan estímulos en su entorno. Mantenerlos en tanques les afectaría negativamente la salud. Sería un ambiente hostil y estresante. Solo recientemente se logró criar pulpos en cautividad por su delicado ciclo vital. La barrera pudo superarse luego de 30 años de investigación. Pescanova adquirió la patente y quiere explotarla. Obtener beneficios..

El megaproyecto

A pesar de ser una empresa gallega y la investigación ha sido desarrollada en el Instituto Español de Oceanografía de Vigo, Pescanova eligió Canarias para abrir esta granja pionera. Invertirá 50 millones y su interés es garantizar el suministro de pulpos al mercado. Prevé 300 empleos y 3.000 toneladas anuales desde 2024, si los canarios la aprueban al evaluar la declaración de impacto ambiental para una parcela de 52.000 metros cuadrados.

El pulpo tiene una alta demanda y los precios no han parado de crecer por la sobreexplotación en las aguas gallegas, que ha reducido las capturas. La empresa afirma que la acuicultura controlada sería un método más sostenible que los caladeros naturales.

No es la primera granja de pulpos, pero sí la más ambiciosa 

Pese a que se publicita como la primera granja de pulpos en el mundo, no lo es. Hay una que opera en el pequeño pueblo de Sisal en Yucatán que administra la Universidad Autónoma de México. La UNAM estableció una asociación con familias de la zona para lanzar Moluscos del Mayab, el brazo comercial de su granja experimental. Son entidades independientes, pero mantienen un intercambio de conocimientos, métodos y herramientas. 

La granja aporta su experiencia académica en cultivo de moluscos, mientras la empresa aplica esa experiencia de manera práctica en la actividad productiva. Al igual que el proyecto en Canarias hay una campaña por parte de científicos y ambientalistas que exige el cierre definitivo de la granja. Por otro lado, en Hawái, clausuraron la granja de pulpos Kanaloa debido a las complejidades de su cría. 

Oposición internacional 

En los últimos tres años, la oposición global a la cría de pulpos se ha disparado. Las ONG defensoras del bienestar animal, científicos especializados, grupos ecologistas, conservacionistas y líderes políticos están indignados por los planes que pretenden confinar a estos animales únicos en ambientes estresantes. Por ejemplo en Estados Unidos, el estado de Washington impulsa una ley para prohibir la cría de pulpos. Asimismo, en el Reino Unido se reconoció legalmente que los cefalópodos, como pulpos y calamares, son seres sintientes. De forma similar, en Canadá se presentó una petición gubernamental tendiente a vetar la cría comercial.

El creciente número de voces contrarias en la comunidad internacional refleja los cuestionamientos a la ética y viabilidad de criar pulpos en sistemas de producción industrial. Un debate sobre el bienestar de especies complejas como los cefalópodos en la industria alimentaria.

En contra de las granjas de pulpos 

Los principales argumentos de la comunidad científica en contra de la cría de pulpos en granjas acuícolas incluyen: 

  • Bienestar animal: Los pulpos son capaces de sentir dolor, estrés y sufrimiento. Los sistemas intensivos de granjas no garantizan su bienestar. 
  • Comportamiento natural: Los pulpos son animales solitarios, inteligentes y exploradores. Las jaulas limitan enormemente su complejo comportamiento y desarrollo natural. 
  • Estrés crónico: La restricción de espacio y la falta de estímulos en jaulas causan altos niveles de estrés crónico en los pulpos que afectan su salud. 
  • Mortalidad: Las altas tasas de mortalidad registradas en granjas indican una inadecuación del sistema.
  • Impacto ambiental: Aumenta el riesgo de escapes masivos de pulpos exóticos, que podrían desequilibrar ecosistemas. También genera desechos que contaminan el mar. 
  • Ética: Se los considera seres sintientes con una psique compleja. Su cría industrializada plantea importantes interrogantes sobre el respeto a su bienestar y naturaleza. 

«Pertenecen a nuestros océanos, no a las granjas. Son criaturas sensibles que sienten dolor, sufrimiento y angustia, igual que otros animales. Su cría no sólo sería cruel e innecesaria, sino también insostenible y perjudicial para nuestros océanos. Tendrían que ser alimentados en cautividad con peces salvajes, una práctica que contribuiría a la sobrepesca y a la inseguridad alimentaria en comunidades ya vulnerables de todo el mundo» 

Elena Lara, Directora de Investigación de Compassion in World Farming 

Contra la granja de pulpos en Canarias 

En el caso específico del proyecto de Pescanova para Canarias, organismos defensores de la vida silvestre califican como una macroexplotación el proyecto. «Totalmente incompatible con las políticas ambientales de la Unión Europea», sostienen. 

El partido político en defensa de los animales PACMA intenta detener el inicio de actividades de la granja. Su abogada Marta Muntada advierte que a largo plazo podría generar «impactos en toda la costa que afecten no solo a la diversidad marina, sino también a la economía local». 

Muntada explica que la granja requiere tres permisos del Gobierno canario: licencia de impacto ambiental, licencia de vertidos al mar y concesión para operar en un dominio público portuario. De momento, PACMA y especialistas en derecho y biología se oponen vía administrativa Impugnan la licencia de vertidos y aguardan para actuar contra la de impacto.

Sacrificio descomunal 

En Francia, la presidenta de Sea Shepherd, Lamya Essemlali, critica la falta de controles y normas de protección para los pulpos. «Es difícil imaginar algo peor en términos ecológicos y éticos. La acuicultura de carnívoros carece de sentido ecológico. Aquí hablamos de pulpos que consumen diariamente tres veces su peso. Frente a ello, la empresa prevé un sacrificio anual descomunal», subrayó.

Muntada dice que el silencio sobre los métodos de sacrificio anticipa problemas. «No cumplen con el bienestar animal, pues, aunque no esté regulado para pulpos, no se prevé nada sobre cómo serán sacrificados”. 

Otro aspecto crítico es la alimentación, que contribuirá a agravar la sobrepesca. Las ONG alertan que la acuicultura intensiva es responsable de gran parte de la sobrepesca que amenaza mares. 

«La cría intensiva es responsable de la mayor parte de la sobrepesca que amenaza nuestros mares. Entre el 20% y el 25% de los peces salvajes que se capturan se utilizan para producir harinas y aceites de pescado que alimentan las especies carnívoras de las piscifactorías»

Informe de CIWF sobre el proyecto de Nueva Pescanova

Pescanova se defiende 

La empresa asegura que su prioridad es garantizar el bienestar animal aplicando condiciones propias del pulpo silvestre gracias a estudios de su Biomarine Center junto a IEO, CSIC y otros, sobre cultivo/engordes óptimos (luz, temperatura, salinidad), con dieta adecuada y convivencia sin agresiones. Sobre las críticas a luz constante, afirma que las condiciones lumínicas son óptimas en cada fase vital del pulpo para evitar estrés. En cuanto a las altas densidades de especímenes conviviendo juntos, argumenta que los pulpos vivirán en piscinas con tamaños diseñados para proporcionar condiciones óptimas para cada ciclo. 

Si bien el método de sacrificio resulta polémico, asegura que es el más común en la industria y que busca evitar sufrimiento. Finalmente, sostiene que el proyecto es coherente con el objetivo FAO de impulsar la acuicultura mundial un 35-40% de forma sostenible para alimentar la población. 

Roberto Romero, responsable de Acuicultura del Grupo Nueva Pescanova, asegura que lo importante es que se hará con el máximo conocimiento “y con los niveles más altos de sostenibilidad y bienestar animal de la acuicultura». 

“La razón por la que se empezó es porque la demanda mundial está creciendo, pero la producción pesquera está estable incluso cayendo en algunos sitios. Una de dos o adaptamos nuestros hábitos de alimentación a esa oferta o hay que producirlos de forma alternativa y, de momento, la única alternativa es la acuicultura». Eduardo Almansa (Cabeza del equipo Oceanográfico de Tenerife que desarrolló el cultivo de la fase larvaria) 

Dilema ético 

Defensores de fauna silvestre y científicos piden al Gobierno español interceder para que Canarias no apruebe este tipo de acuicultura, al menos hasta que haya más estudios que garanticen el bienestar de los pulpos y minimicen su sufrimiento en el sacrificio. Piden más investigaciones de los métodos que reduzcan el estrés de los pulpos en cautiverio antes de comenzar una producción industrializada que ignore su naturaleza.

Para animalistas y ambientalistas la decisión sobre la granja de pulpos involucra un dilema tanto ético, por la capacidad emocional del pulpo, como medioambiental, por el temor al impacto natural y social que este tipo de negocios tendría en las costas. En la lucha de los ambientalistas hay un punto débil: la alta demanda del exquisito manjar en Europa, EEUU y Asia.

«Si no cambiamos los hábitos alimentarios, tenemos que producir pulpos. Podemos convertir el pulpo en un producto de lujo, su precio seguirá subiendo. Si como sociedad aceptamos eso, no hay problema. Pero tiene consecuencias. Si un animal tiene un alto precio en el mercado, aumentará la pesca ilegal». Eduardo Almansa