Cuando el mundo entraba en una incipiente recuperación económica tras la pandemia, otro gran obstáculo se interpuso en el desarrollo global. La invasión de Rusia a Ucrania, que ha devenido en un guerra destructiva y asesina, y la contundente crisis energética que impone limitaciones de suministros y aumentos de precios. Por tanto, es urgente pisar el acelerador a la transición a otras fuentes de energía.
Paloma Martín Martín –consejera de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura de la Comunidad de Madrid– recalcó en el IV Congreso Internacional de Sostenibilidad que la crisis energética solo tiene una salida. «Una transición energética que permita tener acceso a energía limpia, barata, segura y estable. Es decir, la descarbonización derivada de la eficiencia y la sostenibilidad”, dijo.
Explicó que la transición energética no solo significa no depender del gas o cualquier otra energía fósil. «También significa poder pagarlo. De espaldas a las necesidades de la sociedad y de las empresas no habrá transición alguna sino decadencia», asentó.
En tal sentido, desde la Comunidad de Madrid se elevó a la consideración del Gobierno una serie de medidas a corto plazo, para poder rebajar de forma urgente los precios de la energía, y a largo plazo para invertir en seguridad de suministro. «El objetivo es conseguir un mapa energético caracterizado por el acceso a energía barata, segura, limpia y descarbonizada.
Martín destacó tres puntos de los sugeridos al ejecutivo. La revisión del tope del gas, que solo ha conseguido aumentar su consumo para generar electricidad, cuando se buscaba justamente el contrario, y han aumentado las compras de gas ruso cuando el fin era desvincularse.
La consejera de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura precisó que como segundo punto la Comunidad de Madrid propuso impulsar un «plan renove de calderas. Sustituirlas por calderas de condensación permitiría ahorros inmediatos del 20% de gas utilizado. Un ahorro que lógicamente se debe traducir a las facturas de los consumidores..
Indicó Martín Martín que, ante la inacción del gobierno de España, la comunidad creó una línea de incentivos por un importe superior a 5 millones de euros y propuso un programa de incentivo de ahorro energético. «Planteamos que los ciudadanos o empresas que reduzcan su consumo este invierno ,y en comparación con el año anterior, puedan beneficiarse de descuentos directos de hasta un 40% en sus facturas”, agregó.
A largo plazo –añadió– se han propuesto también medidas a largo plazo, orientadas a garantizar la seguridad del suministro y fortalecer el mapa energético. «Medidas fiscales, como la sustitución de ocho impuestos que gravan la generación de electricidad por un impuesto que incluya daños ambientales, y medidas estructurales como la extensión de la vida útil de las centrales nucleares. Igualmente, el impulso de las interconexiones gasistas con el resto de Europa o la modificación de la Ley de Cambio Climático para facilitar la explotación de recursos propios clave en la transición en estos momentos de crisis energética», explicó.
Puntualizó que la energía es la piedra angular sobre la que se sustenta el progreso económico y el bienestar social. “Es un recurso estratégico de cuyo acceso y control depende la estabilidad, el crecimiento, el bienestar, la independencia y la paz de las naciones. De ahí que veamos en la transición energética y en la descarbonización, la clave para garantizar una economía fuerte y competitiva”, destacó.
En su intervención de apertura del IV Congreso Internacional de Sostenibilidad, la consejera de Medio Ambiente, Vivienda y Agricultura insistió en la contingencia energética en Europa.
“Si la descarbonización es el fin, y la eficiencia y la sostenibilidad son el medio, la crisis energética tiene suficiente entidad para descarrilar cualquier intención a favor de la modernidad. Ante semejante situación, la obligación de cualquier gobierno es ayudar al tejido productivo del país. Y se ayuda o no, en función de las políticas que se desarrollen. Por eso conviene que se basen en la tecnología y no en la ideología», alertó.
Añadió que las ideas llevadas a la práctica tienen consecuencias. «Cuando los costes energéticos minan el poder adquisitivo de los ciudadanos, cuando provocan que los costes superen los márgenes de explotación con alarmante asiduidad, es perjudicial enrocarse en la propuesta de un modelo energético insuficiente”, aclaró.
Martín insistió que el problema de España no es de suministro. “Es un problema de precio provocado por un mapa energético débil y dependiente, impuesto por una política energética diseñada desde el dogma ideológico y de espaldas a la ciencia y a la realidad social”, enfatizó
Se refirió igualmente a la importancia de integrar “lo verde” en el modelo económico. Dijo que en la Comunidad de Madrid están desarrollando modelos de sostenibilidad en alianza con la empresa en fotovoltaicas, en movilidad no contaminante, economía circular, drenaje urbano sostenible y eficiencia energética. «Actuaciones dirigidas a encaminar y asegurar la correcta transición en tiempos de crisis energética, altos precios y precariedad en el suministro», afirmó.
La sostenibilidad ha estado vinculada exclusivamente con el compromiso medioambiental y la mejora reputacional era el principal retorno para las empresas que la incorporaban. «Hoy la sostenibilidad es un concepto mucho más amplio. Si algo han puesto de manifiesto las recientes crisis es que a través de la eficiencia y la sostenibilidad es como mejor se encaran los retos climáticos”, dijo.
Considera que un mundo más eficiente y más sostenible es un mundo descarbonizado. Un mundo que consigue mejorar el rendimiento de los procesos productivos y el mejor aprovechamiento de los recursos naturales es un mundo más competitivo, y capaz de generar más excedentes que reinvertir.
Asimismo, señaló que la descarbonización es la palanca para seguir creciendo. «La sostenibilidad ha dejado de ser un mero complemento dentro del modelo empresarial y se ha convertido en un factor estabilizador al incorporarlo a la estrategia de las empresas y de los poderes públicos. La respuesta europea ha sido clara. Convertir la crisis energética en una oportunidad para avanzar en la transición hacia una economía verde y digital. Un modelo económico edificado sobre la sostenibilidad y la eficiencia», recordó.