Desde que Jorge Neri Bonilla es el editor, Cambio16 mantiene un propósito decisivo: ayudar a construir un mundo sostenible a través de la expansión de la información, el conocimiento y de la conciencia. Con ese rumbo, ha desarrollado una variedad de proyec­tos, propuestas y acciones dirigidas a fortalecer la educación de la sociedad y promover un cambio que transforme la forma de relacionarnos con nosotros mismos, con los demás y con la naturaleza.

Jorge Neri Bonilla es consciente de que la salida ante el gran reto que afronta la humanidad –el calentamiento global– es hacer las co­sas de otra manera y construir un mundo más humano, justo y re­generativo. Sin duda, es el momento de priorizar a las personas y al planeta, pero no en más discursos, manifiestos y pactos. Neri Bonilla llama a la acción. “Basta de palabrería”, clamó en el Tercer Congreso Internacional de Sostenibilidad.

Jorge Neri Bonilla

Abogado con una clara vocación humanista y medioambiental, Jorge Neri Bonilla promueve el desarrollo sostenible desde una pers­pectiva holística –la abundancia– y transversal, en toda la actividad humana. Su principal aserto es que cada miembro de la comunidad humana puede ser mejor, ético y solidario.

Distinguido por la organización Sachamama como uno de Los 100 Latinos más Influyentes Comprometidos con la Acción Climática, Jorge Neri Bonilla ha participado en congresos y conferencias en de­fensa de los derechos humanos y del medioambiente. Ejerció el De­recho en Nueva York en la defensa de derechos civiles, corporativos y de gobierno. La World Jurist Association le concedió la medalla de honor por su trabajo a favor de la libertad de expresión y la defensa de las democracias.

¿Cuál ha sido su mejor aporte en Cambio16?

Mantener un propósito renovado de existencia. Cambio16 fue la re­vista de la transición a la democracia en España y, en buena medida, la alentó en muchos países de Iberoamérica. Desde hace más de cin­co años, nuestro propósito es volver a ser el medio de la transición. Esta vez hacia un mundo sostenible, a través de la información con­fiable, la expansión del conocimiento y de la concienciación de nues­tras responsabilidades humanas para la preservación del planeta, la vida, y la construcción de una sociedad justa.

El cambio que necesitamos hoy es distinto al de 1971, cuando se fundó Cambio16. Es más profundo y atañe a cada uno de nosotros. Compromete nuestra forma de ser, actuar, organizarnos, producir y consumir. Darle un propósito de existencia a nuestras vidas y a las organizaciones en las que trabajamos es un buen primer paso. La pri­mera ganancia.

¿Qué es la sostenibilidad?

La capacidad de generar abundancia permanente para las personas y la naturaleza. Abundancia de amor, de felicidad, de riqueza, de ali­mentos, de salud, de naturaleza. Ningún sistema es sostenible si hay poco y solo para unos pocos. Debemos pasar del egoísmo de la esca­sez a la abundancia de la sostenibilidad, con la ciencia, con ética y con tecnología respetuosa de los sistemas ecológicos, la preservación del agua y la prevalencia de un mundo más humano, de menos postureo, más limpio y sano.

¿Es posible la construcción de un mundo sostenible? ¿No es una utopía?

No es una utopía, es la esperanza. Un camino largo, pero indispensa­ble para la supervivencia de la especie humana . La esperanza bru­talmente cruda y realista. Sin maquillajes. La buena noticia es que el proceso ha empezado. Tenemos que incorporar más personas a la esperanza, a transmitir el conocimiento para que la elevación de la conciencia colectiva nos permita construir un mundo sostenible. En­tre todos podemos cambiarnos, con ética y sin las históricas picar­días. Seamos esperanza, sostenibilidad.

El concepto You are My Hope, que hemos impulsado en Cambio16, se refiere a que cada uno de nosotros sea un foco de esperanza para los demás. Una cadena de esperanza por el cambio. La esperanza, que no es optimismo vacío, nos lleva a las soluciones y que otras perso­nas, con el ejemplo, también sean agentes de cambio.

¿Y cómo fortalecer los valores humanos y la regeneración de la na­turaleza?

Son interdependientes. Si somos mejores humanos, sin duda, preser­varemos la naturaleza. Sabremos que sin natura no hay vida. La poca diversidad nos hace más indefensos ante las enfermedades y los ca­taclismos. La ética de la Tierra y la ética humana deben coincidir, no colidir. Ser más humanos significa libertad, inclusión, justicia, y tam­bién regeneración de la naturaleza: poner fin a la sobreexplotación de las riquezas naturales alentada por la codicia.

No es fácil. Se requiere un esfuerzo personal y por mérito propio. Sin batallones de fusilamiento. Cada uno debe mejorar el equilibrio entre la mente, el cuerpo y el alma –la unidad del ser– para que fluya y germine una conciencia más elevada, menos egoísta, más solidaria y generosa, y con mayor conexión con los otros humanos y con la naturaleza.

En contra de lo que afirma, el consumo y la escasez de recursos natura­les se ha acelerado. ¿Cómo vamos a lograr esa abundancia?

El deterioro personal, social y medioambiental sigue su curso, pero también despierta a más personas que añoran frenar esa destrucción generalizada. El ser humano está en el centro, es la causa y también la solución. Si tú no cambias, nada cambia. La transformación humana es el comienzo de todo. Sin ese punto quimérico que tanto chotean, la economía verde y circular, la conservación de la biodiversidad y la regeneración de ecosistemas son propuestas incompletas. La soste­nibilidad requiere un cambio de la conciencia colectiva. Y es donde estamos trabajando nosotros, pero necesitamos a las escuelas, los go­biernos, la Iglesia, los partidos políticos y a la sociedad en general.

No podremos resolver los graves problemas con la misma estruc­tura de pensamiento y conciencia con la que los creamos y produ­cimos. Necesitamos elevar nuestro entendimiento y conciencia para restaurar, al menos, lo dañado.

Sin embargo, algunos líderes europeos, como el presidente de Francia, Emmanuel Macron, habla del fin de la abundancia.

El futuro no está escrito. Por el contrario, será el producto de las de­cisiones y acciones de hoy. No habrá sostenibilidad, abundancia, sin un gran paso hacia su promoción, innovación e implementación. No más discursos, manifiestos, informes y pactos que se quedan en pa­labrería. Europa tiene una gran oportunidad en la sostenibilidad, en el cambio de producir y consumir. Su arraigo humanista es una ven­taja competitiva. Desde la ética humana, desde los derechos huma­nos, podemos incorporar al mundo productivo, a las corporaciones, mecanismos de valoración de las ganancias que además de cuentas bancarias son impactos positivos en la sociedad y el medioambien­te. Ganamos más cuando hacemos mejor el mundo que nos compra nuestros productos.

El IV Congreso Internacional de Sostenibilidad, antesala de la cumbre mundial del clima, aborda el reto de la sostenibilidad desde la pers­pectiva de la financiación para la construcción de un mundo sostenible. ¿Dónde está el dinero?

Efectivamente, el IV Congreso Internacional de Sostenibilidad que or­ganiza Cambio16 se celebró el 20 de octubre en la sede de la Co­munidad de Madrid y contará con la asistencia de grandes persona­lidades, nacionales e internacionales, referentes para la creación de ese mundo sostenible; y tendrá como estructura o desarrollo, nuestra propuesta para lograr más humanismo, más justicia social y más re­generación. En los últimos años, la ciudadanía ha pasado de la incre­dulidad a la convicción. Cada vez más personas entienden más la ca­tastrófica amenaza que es el cambio climático.

Falta todavía conectar la convicción mayoritaria con la acción urgente. Vamos retrasados en los hechos. Y es necesario que los particulares, las organizaciones, las empresas, los gobiernos y los organismos internacionales dediquen recursos económicos a las transformaciones materiales que requiere la sostenibilidad. Hay mucho en qué invertir y mucho que gastar en soluciones sostenibles y en productos sostenibles. Las empresas, en su transformación hacia la emisión de carbono cero y desechos cero; los gobiernos, en la promoción –leyes y financiación– y subvenciones a las soluciones sostenibles; los organismos internacionales, activar financiación de la transformación sostenible. Es el momento de gastar para regenerar.

¿La tecnología puede acelerar el cambio hacia la sostenibilidad?

El primer paso para corregir un problema es identificarlo correc­tamente. El cambio climático, sin duda, lo ocasiona el progreso humano. Se han venido desarrollando muchas tecnologías para disminuir las consecuencias, pero no resolver el problema. Por ejemplo, hay tecnologías para obtener agua potable del mar, pero no se conciencia para usar el agua de manera racional y no con­taminarla. Hay que humanizar más la tecnología y desproveerla de tanta codicia, de tantas ofertas de hacerse multimillonarios en minutos. Mientras, la pobreza se está tragando a la humanidad y se perfila como la nueva forma de esclavitud. No es sostenible ni defendible un mundo donde la pobreza avance. El cambio ha em­pezado, aunque no se note. Hasta los fondos de Wall Street empie­zan a hablar de la responsabilidad social y ambiental.

¿A qué se refiere cuando habla de higiene del pensamiento?

Higiene del pensamiento es educar nuestro cerebro a pensar de ma­nera constructiva y positiva. Es parte del cambio de conciencia. Pro­pongo que nos mantengamos en positivo. En una frecuencia vibra­toria alta. Debemos aprender a generar pensamientos positivos y a desechar los negativos.

Una gran acción para cambiar nuestras vidas. El cambio de con­ciencia de cada uno de nosotros es la línea más corta para resolver los retos que tenemos: la sostenibilidad y el cambio climático.