Aunque los beneficios del hidrógeno como fuente de energía están en discusión, algunos países europeos lo exaltan como alternativa limpia, sostenible y viable. El gobierno de España acaba de aprobar 200 millones de euros en ayudas para impulsar iniciativas innovadoras y generadoras de cadena de valor en hidrógeno renovable.
La decisión del ministerio para la Transición Ecológica está enmarcada en el Proyecto Estratégico para la Recuperación y, la Recuperación Económica de Energías Renovables, Hidrógeno Renovable y Almacenamiento (PERTE ERHA).
Los beneficiarios son 19 proyectos presentados a la convocatoria de H2 Pioneros, para iniciativas integrales de consumo local de hidrógeno en sectores de difícil descarbonización. Y otros 18 proyectos presentados a las convocatorias 1 y 2 del programa H2 Cadena de Valor. Con el objetivo de mejorar la capacidad en instalaciones de ensayo y fabricación, y el diseño de vehículos propulsados por hidrógeno, respectivamente.
Algunas de las empresas que aparecen en la lista de beneficiarios de las ayudas son Iberdrola (23 M€), Cepsa (30 M€) y la filial renovable de Enagás (7,5 M€). Se trata de compañías que, de una u otra manera, quieren incorporarse al boom renovable a través del hidrógeno.
El hidrógeno es la solución más asequible de los combustibles alternativos: puede almacenarse en estado gaseoso o líquido. Y distribuirse a través de gasoductos, pudiendo ser un sustituto del gas natural. Además, no emite gases de efecto invernadero en su combustión.
Pero, tiene algunos problemas: hay que buscarlo en el costo y en la dificultad de producción. Para empezar, a pesar de ser uno de los elementos más abundantes de la Tierra, el hidrógeno no es fácil de obtener. Se genera a partir de otras sustancias que lo contienen, entre ellos el agua, el carbón y el gas natural.
La forma ideal de producirlo sería obtenerlo directamente del agua. Una sustancia presente en el 70% del planeta, para lo cual sería necesario llevar a cabo un proceso denominado electrólisis. Consiste en la descomposición de las moléculas de agua (H2O), en oxígeno (O2) e hidrógeno (H2). Sin embargo, generalmente es este un proceso costoso para el que se necesita mucha energía eléctrica, que en la mayoría de los casos no procede de fuentes renovables, para alimentar los electrolizadores.
Por tanto, una desventaja de producir hidrógeno como fuente de energía es que su densidad es muy baja. Se requieren tanques más grandes para guardar la misma cantidad de masa. Si lo comparamos, un tanque de hidrógeno necesita más espacio y más peso que uno para almacenar la misma cantidad. Sin embargo, el gobierno de España decidió canalizar 200 millones de euros de un paquete de ayudas públicas al hidrógeno, que se estima en más de 1.500 millones de euros.
Algunos expertos consideran que ese volumen de recursos y sus designaciones deberían revisarse. De hecho, el propio Gobierno, en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima (PNIEC), recuerda Economía Digital estimaba que había otras tecnologías como el propio biogás que, en estos momentos, estaba más desarrollada.
En este plan, y a falta de la nueva revisión que deberá estar lista para antes de verano, se trataba al H2 como una tecnología a largo plazo. Se asumía que faltaban muchos aspectos regulatorios por cerrar. Así como la complicada gestión del suministro. Algo que sigue sin estar solucionado.
De hecho, empresas de gran tamaño, como Endesa, señaló que todo lo relacionado con el hidrógeno representa una cierta “burbuja”. Es decir, que los implicados restan importancia de esta tecnología. Y tampoco transmiten que sea una prioridad para las ayudas económicas ahora.
Con una dotación de 150 millones de euros, la convocatoria H2 Pioneros del gobierno de España inyectará ayudas a proyectos con viabilidad comercial de producción y consumo local de hidrógeno renovable en la industria. El transporte pesado y otros sectores de difícil descarbonización.
Los 19 expedientes adjudicatarios abarcan desde la generación de hidrógeno verde en la industria química, a la creación de un hub de hidrógeno para usos en movilidad pesada. O al desarrollo de plantas de producción de hidrógeno renovable como sustituto del gas natural en la producción de aluminio secundario, entre otros. Todos ellos comparten una misma característica, exigida en la convocatoria: contar con un destinatario final del hidrógeno que se produce.
Los proyectos se ubican en nueve comunidades autónomas: Andalucía (6), Cataluña (3), Galicia (3), Asturias (2) Extremadura, Navarra, Castilla y León, Castilla-La Mancha y Aragón. Cinco de los proyectos se sitúan en zonas de Transición Justa (35% del total de las subvenciones) y otros tantos en áreas de Reto Demográfico (20%).
La comunidad autónoma de Andalucía recibirá cerca de 54 millones de euros, procedentes del Perte ERHA. Se repartirán en seis iniciativas innovadoras y cuatro asociadas a la cadena de valor en hidrógeno verde. Se ubicarán en las provincias de Huelva, Sevilla, Málaga y Granada.
Cataluña se ubica como la segunda mayor beneficiaria. Capta un 15% de los 230 millones a repartir (26 millones) y se como una de las comunidades con más proyectos vencedores (12 iniciativas). Se distribuirán más de 31 millones a seis proyectos de hidrógeno y 4 millones a seis iniciativas de calefacción y refrigeración urbana.
Mientras la tercera del podio es Galicia, que se lleva un 11% de las ayudas. Se trata de casi 26 millones de euros para cuatro proyectos: 23 millones para hidrógeno y 3 millones para redes de calor y frío.
Detrás están Castilla y León y Aragón, al hacerse cada una con un 10% de la financiación. La primera de ellas destaca con 12 propuestas adjudicatarias, ocho de ellas de calefacción y refrigeración urbana. La segunda se queda con tres, recoge el Economista.
Precisó la resolución del ejecutivo de España que mediante el despliegue de “este mecanismo de ayudas se avanza en la consecución de los objetivos de la Hoja de Ruta del Hidrógeno. Un documento estratégico para impulsar el hidrógeno renovable. Entre otros objetivos, se aspira a alcanzar una potencia de electrólisis de 300 MW a 600 MW en 2024 y de 4 GW en 2030. Un 10% del objetivo comunitario, lo que demuestra la ambición del país dentro del contexto europeo”.