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Resolver grandes problemas científicos y de ingeniería, como predecir la situación meteorológica o crear modelos para las corrientes oceánicas, requiere que los investigadores se sirvan de una enorme potencia computacional

VERNER VOGELS /CTO [Chief Technology Officer] y vicepresidente de Amazon

En un momento en el que la pandemia de COVID-19 nos sigue obligando a muchos de nosotros a permanecer en nuestros hoga­res, la mayoría de nuestros comportamien­tos cotidianos se han puesto en pausa. Los efectos inmediatos son obvios, ya que las ciudades, las carreteras y los espacios públicos se han vacia­do. Las noticias sobre una naturaleza que se adentra en los espacios que una vez reclamaron los humanos han asombrado a espectadores de todo el mundo. Co­yotes paseando como si nada por el Golden Gate y las calles de San Francisco, los canales de Venecia despe­jados y repletos de peces o el Himalaya visible desde la India por primera vez en tres décadas son solo al­gunos de estos ejemplos.

Al mismo tiempo, con los trágicos incendios fores­tales que asolaron la costa del Pacífico y una tempo­rada de huracanes en el Atlántico que ya ha batido ré­cords en 2020, muchos sienten que hay que actuar para preservar el medio ambiente.

Estos son solo algunos ejemplos que han puesto de manifiesto el desafiante y complejo problema que los científicos han estado esforzándose por compren­der durante años: el cambio climático. Ahora más que nunca, la tecnología está posicionada para ayudar a los científicos a entender y desenmarañar la compli­cada red de causa-efecto que se está desarrollando en todo el planeta.

LA CIENCIA DEL CAMBIO CLIMÁTICO

Históricamente, los enfoques clásicos para estudiar el cambio climático requerían grandes dosis de tedioso trabajo manual. Estos métodos solían recurrir a ecua­ciones diferenciales, cálculos, la teoría del caos y el efecto mariposa, todos ellos utilizados para tratar de entender los cambios en nuestro entorno y las posi­bles causas o factores que contribuyen a esos efectos. Los métodos de autómatas celulares también han re­sultado útiles para crear modelos de sistemas com­plejos como la dinámica de fluidos.

Con todos estos métodos, y especialmente cuando se utilizan en el contexto de las ciencias climáticas, se requiere una enorme cantidad de datos. La recopila­ción de esta información de innumerables fuentes, y el etiquetado de un conjunto de datos de alta calidad, fue difícil en algunos casos o abrumador en otros. En de­terminadas situaciones estos datos eran relativamen­te estáticos, como las temperaturas de la superficie del océano, mientras que otros son más dinámicos, como los cambios de las corrientes oceánicas, lo que añade al estudio percepciones aún más interesantes y poten­cialmente valiosas.

Sin embargo, almacenar esta enorme cantidad de datos era prohibitivamente caro para todos, excepto para las organizaciones e instituciones mejor finan­ciadas, y esto no es más que el comienzo del proceso. A partir de esta base de datos de alta calidad, dar el si­guiente paso en las ciencias climáticas requiere gran­des cantidades de recursos informáticos.

DEMOCRATIZAR LA INFORMÁTICA DE ALTO RENDIMIENTO EN LA NUBE

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INFORMÁTICA DE ALTO RENDIMIENTO EN LA NUBE
Foto: Envato

Resolver grandes problemas científicos y de ingenie­ría, como predecir la situación meteorológica o crear modelos para las corrientes oceánicas requiere que los investigadores se sirvan de una enorme poten­cia computacional. Esas enormes cantidades de cóm­putos son inalcanzablemente caras para la mayoría de las organizaciones, e incluso para las que dispo­nen de los medios para pagarlas, el funcionamiento de los clústeres computacionales de alto rendimien­to (HPC, por sus siglas en inglés) en sus instalaciones requería una inversión inicial considerable, largos ci­clos de adquisición y actualizaciones periódicas del equipo informático para evitar su obsolescencia. Hoy en día, la capacidad de configurar clústeres computa­cionales paralelos masivos a demanda en la nube está ofreciendo a un público más amplio lo que antes se li­mitaba a los laboratorios gubernamentales y a deter­minadas organizaciones académicas.

Con la computación de alto rendimiento distribui­da en la nube, los investigadores son capaces de ace­lerar el ritmo de las ciencias climáticas utilizando una amplia gama de instancias EC2 de computación opti­mizadas y aceleradas, capaces de escalar a miles de núcleos con interfaces de red. Ofertas como las ins­tancias EC2 Spot, que permiten a los clientes aprove­char la capacidad EC2 no utilizada en la nube de AWS con un descuento de hasta el 90%, hacen que la capa­cidad de poner en marcha las ciencias climáticas re­sulte más accesible para los innovadores y más eco­nómica para la gente que ya la utiliza

La capacidad de configurar clústeres computacionales paralelos masivos a demanda en la nube está contribuyendo a democratizar la informática

Por ejemplo, Maxar Technologies, una empresa de tecnología espacial especializada en la fabricación de satélites de comunicación, de observación terrestre y de servicios en órbita, productos para satélites y ser­vicios relacionados, utiliza AWS para entregar las pre­visiones meteorológicas un 58% más rápido que la su­percomputadora de NOAA. Mientras que los modelos de predicción meteorológica se ejecutan tradicional­mente en grandes ordenadores de alto rendimiento instalados in situ, Maxar desarrolló un conjunto de ar­quitecturas alojadas en la nube de AWS que permite a los científicos ejecutar modelos de predicción meteo­rológica de una manera mucho más ágil y escalable.