Majestuoso e imponente serpentea los aires. Refulgiendo señorío, bravura y poder; también paz, libertad y quietud en su asombroso vuelo por las empinadas cordilleras y por las costas del Pacífico en el oeste de América del Sur. El cóndor andino, inspirador de leyendas indígenas, cuentos, poemas y canciones, está en peligro de extinción.

El cóndor anida en elevaciones de entre los 3.000 y los 5.000 metros sobre el nivel del mar, generalmente en formaciones rocosas inaccesibles. Es el rey de las montañas andinas. Cautiva por su gran tamaño y características fundamentales para mantener el equilibrio en los ecosistemas. Tiene una envergadura de hasta 3,5 metros y una longitud de hasta 1,3 metros desde el pico hasta la base de su cola, el cóndor andino es sin dudas, una de las aves voladoras terrestres más grandes del mundo.

Además, cumple un rol ecológico importante como carroñero porque evita o disminuye la descomposición de los animales muertos, reduciendo el riesgo de enfermedades asociadas a la putrefacción lenta de los animales. Posee también importancia evolutiva por ser una de las siete especies de buitre americano conocidas por su gran sentido del olfato, una característica inusual en las aves.

Despliega su vuelo a través de los Andes desde el norte de Colombia y oeste de Venezuela -aunque ya no se le ve por esos países- hasta el extremo sur de la Patagonia chilena y argentina, pasando por Perú, Ecuador y Bolivia. Desde tiempos remotos ha sido un animal importante en la mitología y las tradiciones del mundo andino.

Los incas lo creían inmortal y una representación del ‘Jananpacha’, la tierra de arriba, del cielo y del futuro. Y para los ecuatorianos, representa la libertad y su imagen está en la bandera y escudo de ese país.

En peligro de extinción el cóndor andino

El cóndor andino enfrenta diversas amenazas: la principal es que está en peligro de extinción. Por tratarse de un ave de escasa población por naturaleza, con rangos de acción muy amplios y bajas tasas reproductivas, la viabilidad de sus poblaciones es una verdadera preocupación.

El cóndor andino puede planear durante horas sin batir sus alas / Pixabay

Sus ataques esporádicos al ganado doméstico han contribuido a una mala imagen y, en consecuencia, se han presentado casos de envenenamiento ilegal de carroña y contaminación con plomo debido a la caza. La Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza etiqueta al cóndor andino como especie vulnerable debido al descenso de sus poblaciones por la pérdida de hábitat y el envenenamiento. Ello, sumado a los efectos del cambio climático, agravan su precaria situación. 

Su población varía en países. La UICN estima que en Chile y Argentina habría entre 1.500 y 2.000 ejemplares, respectivamente. Según la Wildlife Conservation Society (WCS), en Bolivia existirían entre 80 y 150 individuos, y de acuerdo al censo realizado en Colombia por la Fundación Neotropical, en 2021, en ese país se cuantifican al menos 63 cóndores.

En realidad son pocos muy pocos y están en riesgo de desaparecer. “Una población saludable de una especie cerrada como la de Ecuador, que no comparte material genético con las de Colombia y Perú, debería tener entre 600 y 700 parejas reproductivas. De esta manera la supervivencia de la especie podría garantizarse de aquí a 100 años”, explica Fabricio Narváez, director de la Fundación Cóndor Andino Ecuador a El País. “Pero  tenemos entre 40 y 60 parejas reproductivas. Eso muestra lo grave de la situación del cóndor andino a nivel nacional y su peligro de extinción”.

Se achica su población

En Ecuador se ha realizado uno de los estudios más completos de la región, utilizaron GPS, drones y material genético de los animales. La investigación estuvo dirigida por Julián Padró del Consejo Nacional de Investigaciones de Argentina (CONICET) y la Universidad de Göttingen (Alemania). Además de Hernán Vargas del Fondo Peregrino (Ecuador), Jaime Chaves de la Universidad San Francisco de Quito y varios socios internacionales.

La información de movimiento obtenida de los rastreadores GPS les permitió identificar corredores de movimiento y evaluar la conectividad de la población de Ecuador con la de Perú y Colombia.

El cóndor enfrenta un alto riesgo de extinción, no sólo por su pequeño tamaño poblacional, pequeño rango y aislamiento geográfico de otras poblaciones. También por la pérdida de hábitat, el envenenamiento y los perros salvajes | Archivo Cambio16

Observaron los investigadores que los cóndores de Ecuador están más amenazados de lo que se había documentado anteriormente. Sin una intervención rápida y una estrategia integral de conservación, el cóndor andino corre riesgo de extinción en Ecuador en un futuro cercano.

“La población del cóndor andino de Ecuador enfrenta un alto riesgo de extinción, no sólo por su pequeño tamaño poblacional, pequeño rango y aislamiento geográfico de otras poblaciones. También por la pérdida de hábitat, el envenenamiento y los perros salvajes. Sin embargo, este estudio igualmente muestra que la pequeña población cautiva representa un recurso genético local prometedor. Para reforzar la población silvestre a través de esfuerzos de reproducción en cautiverio”, dice Hernán Vargas.

Los investigadores recomiendan una combinación de esfuerzos de conservación centrados en mejorar la conectividad entre poblaciones. El manejo de la diversidad genética de la población cautiva y un mayor análisis de la variación genética dentro de otras poblaciones en América del Sur.

El rey de los aires

Otro equipo de científicos estimó por primera vez el costo energético del vuelo del cóndor andino, utilizando tecnología de última generación. Encontraron que el cóndor andino puede planear durante horas sin batir sus alas. En concreto, aletea solo el 1% del tiempo de su vuelo. Puede recorrer por más de 5 horas y 170 kilómetros solo planeando entre corrientes de aire ascendentes que analiza minuciosamente para tomar decisiones instantáneas de acuerdo a las condiciones del ambiente.

 El trabajo fue publicado en la revista Proceedings of the National Academy of Sciences (PNAS). Y estuvo a cargo del Instituto de Investigaciones en Biodiversidad y Medioambiente (INIBIOMA, CONICET-UNCOMA), y la Universidad de Swansea, Reino Unido.