Un grupo de expertos respaldado por la ONU compartió una buena noticia al inicio de 2023: el agujero de la capa de ozono sobre la Tierra se cerrará por completo en gran parte del mundo en las próximas décadas. Debido a la acción decisiva de los gobiernos para eliminar gradualmente las sustancias que agotan la capa de ozono.
La información fue difundida por el panel de especialistas en la 103º reunión anual de la Sociedad Meteorológica Estadounidense.
La evaluación científica que se realiza una vez cada cuatro años encontró que la recuperación está en progreso. Más de 35 años después de que todas las naciones del mundo acordaran dejar de producir sustancias químicas que eliminan la capa de ozono en la atmósfera de la Tierra. “En la estratosfera superior y en el agujero de ozono vemos que las cosas mejoran”, aseguró Paul Newman, copresidente del estudio.
“La eliminación progresiva de cerca del 99 % de las sustancias prohibidas que agotan la capa de ozono” ha dado resultados. Y ha contribuido a que “se recupere de forma notable en la estratosfera superior. Además, a que disminuya la exposición de las personas a la radiación ultravioleta (UV) nociva del sol” y se deriven problemas de salud y enfermedades
Resaltan los expertos que si se mantienen las políticas actuales, se espera que la capa de ozono recupere los valores de 1980 (antes de la conformación del agujero de ozono) aproximadamente en 2066 en la Antártida. En 2045 en el Ártico y en 2040 en el resto del mundo.
Las variaciones en el tamaño del agujero de ozono en la Antártida, sobre todo entre 2019 y 2021, se debieron principalmente a las condiciones meteorológicas. Sin embargo, la superficie y la profundidad del agujero de ozono ha disminuido desde el año 2000.
La capa de ozono es un fino escudo de gas situado en la atmósfera que protege el planeta. Absorbe los rayos ultravioleta del sol y ayuda a preservar la vida sobre la Tierra. Un conjunto de gases de efecto invernadero producidos por los humanos -conocidos como sustancias que agotan la capa de ozono (SAO)- la han destruido. Se incluyen los clorofluorocarbonos que se encuentran en los productos cotidianos, como aparatos de aire acondicionado, frigoríficos y aerosoles.
“Nunca se destacará lo suficiente hasta qué punto el Protocolo de Montreal ha contribuido a la mitigación del cambio climático. En los últimos 35 años, este acuerdo se ha convertido en un verdadero defensor del medio ambiente”, señaló Meg Seki. Responsable de la Secretaría del Ozono del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente. “Las evaluaciones y los exámenes que realiza el Grupo de Evaluación Científica ayudan a informar a las instancias normativas y decisorias”.
Entretanto, el Secretario General de la Organización Meteorológica Mundial, Petteri Taalas se mostró alentado por los resultados.
“La acción del ozono sienta un precedente para la acción climática. Nuestro éxito en la eliminación gradual de los productos químicos que consumen ozono nos muestra lo que se puede y se debe hacer, con carácter de urgencia. Para alejarse de los combustibles fósiles, reducir los gases de efecto invernadero. Y, por lo tanto, limitar el aumento de la temperatura”, manifestó.
Los dos principales químicos que destruyen el ozono se encuentran en niveles más bajos en la atmósfera, señaló Paul A. Newman. Científico jefe de la Tierra en el Centro de Vuelo Espacial Goddard de la NASA.
Los niveles de cloro han bajado un 11,5% desde que alcanzaron su punto máximo en 1993. Y el bromo, que es más eficiente para consumir la capa de ozono pero se encuentra en niveles más bajos en el aire, cayó un 14,5% desde su punto máximo en 1999, según el informe de la ONU.
Que los niveles de bromo y cloro “dejen de crecer y estén bajando es un testimonio real de la efectividad del Protocolo de Montreal”, añadió Newman. Mientras tanto, el copresidente del panel científico David W. Fahey, comentó que “ha habido un cambio radical en la forma en que nuestra sociedad trata con las sustancias que agotan la capa de ozono.
Fahey es también director del laboratorio de ciencias químicas de la Administración Nacional Oceánica y Atmosférica de EE UU.
Hace décadas, la gente podía ir a una tienda y comprar una lata de refrigerantes que devoran el ozono, lo perforan y contaminan la atmósfera, recordó. Ahora, no solo están prohibidas las sustancias, sino que ya no se encuentran tanto en los hogares o automóviles de las personas, sino que se reemplazan por productos químicos más limpios.
Los patrones climáticos naturales en la Antártida también afectan los niveles de los agujeros de ozono, que alcanzan su punto máximo en el otoño. Y en los últimos dos años, los agujeros han sido un poco más grandes debido a eso, pero la tendencia general es de curación, dijo Newman.
La recuperación del agujero de la capa de ozono, como avanzaron los expertos de la ONU, está “salvando a 2 millones de personas cada año del cáncer de piel”, dijo Inger Andersen a The Associated Press a principios de este año en un correo electrónico. La directora del Programa Ambiental de las Naciones Unidas se mostró complacida con el informe.
Hace unos años, las emisiones de uno de los productos químicos prohibidos, el clorofluorocarbono-11 (CFC-11), dejaron de disminuir y aumentaron. Se detectaron emisiones no autorizadas en parte de China, pero ahora han vuelto a donde se esperaban, apuntó Newman.
Una tercera generación de esos productos químicos, llamada HFC, fue prohibida hace algunos años no porque se comería la capa de ozono sino porque es un gas de efecto invernadero que atrapa el calor. El informe sostiene que la prohibición evitaría de 0,5 a 0,9 grados (0,3 a 0,5 grados Celsius) de calentamiento adicional.
Por primera vez, el Grupo de Evaluación Científica ha examinado los posibles efectos sobre el ozono de la inyección de aerosoles en la estratosfera (SAI). La SAI ha sido propuesta como posible método para reducir el calentamiento climático mediante el aumento de la reflexión de la luz solar. Sin embargo, el Grupo advierte de las consecuencias imprevistas de la SAI, que “también podrían afectar a las temperaturas. La circulación, y las tasas de producción y de destrucción del ozono en la estratosfera, así como al transporte”.