En la cumbre climática de la ONU en Egipto, está prevista una ronda de discusión sobre la agricultura, agroindustria y la producción intensiva de alimentos, como emisoras de gases de efecto invernadero. Estados Unidos presentará en la COP27 los resultados de un novedoso proyecto de agricultura «climáticamente inteligente» que busca revertir esa tendencia.
Estados Unidos, como gran contaminante del planeta, ofrecerá detalles de la nueva coalición de empresas de alimentos, ganado y agroquímicos como la vanguardia del cambio transformador. ¿Pero, realmente lo conseguirá? El plan incluye a las grandes firmas de consumo masivo de alimentos.
El proyecto se denomina AIM4C, es decir, Misión de Innovación Agrícola para el Clima. Emplea tecnología de avanzada. Desde big data hasta fertilizantes de precisión, para frenar las crecientes emisiones de la agroindustria. A la vez, combatir el empeoramiento del hambre mundial, adelantaron sus promotores.
Entretanto, los activistas se muestran inquietos por la presentación. Anticipan que la adopción del gobierno de Estados Unidosde la agricultura «climáticamente inteligente», sirva principalmente para agregar una apariencia verde a los planes para duplicar los negocios habitualmente contaminantes. Estas dudas o temores se sustentan en la larga historia de los gobiernos estadounidenses de respaldar agresivamente la agricultura industrial.
En vista de que los sistemas alimentarios producen un tercio de las emisiones de gases, cualquier posibilidad de preservar un clima estable depende de un replanteamiento general, dicen los científicos a DeSmog. Observan los estrechos vínculos entre la industria y los altos funcionarios, y su oposición a la política de la UE de la granja a la mesa para una agricultura más respetuosa con la naturaleza. Por ello, han dejado a los expertos cuestionando su compromiso con una reforma incluso modesta.
Karen Hansen-Kuhn, directora de programas del Instituto de Agricultura y Políticas Comerciales sin fines de lucro, se refirió al proyecto de Estados Unidos sobre agricultura “climáticamente inteligente”. Dijo que la coalición AIM4C era efectivamente una extensión del impulso de larga data del gobierno de ese país para abrir nuevos mercados agrícolas a expensas de la protección ambiental y los pequeños agricultores.
“Dado el momento en el que hemos estado desde que comenzó la guerra de Ucrania, con los precios de los insumos subiendo tanto, parece una tontería promover más fertilizantes y agroquímicos. Y no buscar soluciones en el terreno”, señaló Hansen-Kuhn.
Estados Unidos promoverá su visión a través de AIM4C en una reunión ministerial de alto nivel y perfil, organizada por el gobierno egipcio y presentada por la delegación de los Emiratos Árabes Unidos,
La coalición liderada por Estados Unidos AIM4C ya ha sido objeto de críticas desde su lanzamiento en la COP2, en Glasgow. Por la fuerte representación de corporaciones multinacionales entre sus 300 socios, que también incluyen 40 estados, institutos de investigación y organizaciones filantrópicas y, al millonario Bill Gates.
Entre los socios corporativos se encuentran JBS de Brasil, la empacadora de carne más grande del mundo. McDonald’s, PepsiCo, grupos de cabildeo de agroquímicos como CropLife International. Además de poderosas asociaciones agrícolas estadounidenses como el Instituto de la Carne de América del Norte. Y la Alianza de Agricultura Animal, que tienen vínculos con la negación de la ciencia climática.
Estas empresas representan los pilares de un sistema alimentario y agrícola industrial e intensivo. Un enfoque que Estados Unidos ha defendido como la mejor manera de alimentar a la creciente población mundial que depende en gran medida de insumos químicos para producir alimentos.
La agricultura industrial es intensiva en carbono y contaminante. Es abrumadoramente responsable de las emisiones de la agricultura. Según algunas estimaciones, las cinco principales empresas de agricultura animal emiten más gases de efecto invernadero que ExxonMobil, Shell o BP.
En general, el sector agrícola genera hasta un tercio de los gases de efecto invernadero y también es uno de los principales impulsores de la pérdida de biodiversidad. Empresas poderosas dentro del sector también han sido objeto de escrutinio por cabildear contra la acción climática y cuestionar la ciencia climática.
Los expertos señalan que para reducir las emisiones agrícolas y conservar la naturaleza, los países deben alejarnos de la agricultura industrial. Pero Estados Unidos ha rechazado este enfoque. Promueve más bien, vías para encontrar mayores eficiencias dentro del sistema agrícola industrial actual.
Un ejemplo notable de este retroceso es la oposición vocal de Estados Unidos a Farm to Fork. Un pilar clave del Acuerdo Verde de la UE. La estrategia tiene como objetivo transformar la agricultura y alinear el sector con los objetivos climáticos y de biodiversidad del bloque. Sus medidas incluyen reducir drásticamente el uso de pesticidas y fertilizantes químicos e impulsar una agricultura más orgánica y respetuosa con la naturaleza.
El secretario de Agricultura de Estados Unidos, Tom Vilsack, ex director ejecutivo de una importante empresa de cabildeo de la industria láctea, dijo que su país y la UE están de acuerdo en las necesidades para cumplir con los objetivos climáticos. Pero tienen ideas diferentes sobre cómo llegar allí.
Vilsack le dijo al Consejo Empresarial Agrícola de Kansas City en septiembre de 2021 que Estados Unidos “no puede permitir que nuestros amigos europeos dominen esta conversación”. En sus comentarios anunció la formación de AIM4C, el proyecto de Estados Unidos sobre agricultura “climáticamente inteligente”.
Tom Vilsack también habló de sus esfuerzos para construir una «coalición de naciones» alineada con un enfoque que no impondría barreras al comercio. EE UU teme los impactos comerciales de las políticas ambientales, reseñó DeSmog.
Si bien AIM4C pone las preocupaciones climáticas y alimentarias al frente, la iniciativa parece estar vinculada a la agenda más amplia del gobierno para desmantelar los posibles obstáculos a sus exportaciones agrícolas.
Estados Unidos es el mayor exportador agrícola del mundo. El sector contribuyó con más de $ 1 billón al PIB de Estados Unidos en 2020, y representa el 11% de sus emisiones de gases de efecto invernadero.
Los requisitos más estrictos para la producción de alimentos que no dañan la naturaleza, podrían crear obstáculos para los exportadores estadounidenses. Según los objetivos de la granja a la mesa, por ejemplo, la demanda de agroquímicos de la UE disminuiría. Dejando un gran mercado fuera del juego para las agroindustrias estadounidenses que actualmente venden sus productos químicos en los estados miembros.
Vilsack no fue el primer funcionario de alto rango en reconocer este riesgo. Su antecesor como secretario de agricultura, Sonny Perdue, llamó de la granja a la mesa una política “proteccionista” que podría resultar “extremadamente problemática” para el comercio.
La credibilidad del gobierno de Estados Unidoscomo campeón de la agricultura amigable con el clima se ha visto socavada aún más por la relación de puerta giratoria entre la agroindustria y la burocracia. Ahora los activistas posan sus miradas en este proyecto que Estados Unidos quiere imponer como es el de la agricultura “climáticamente inteligente”.
Vilsack, quien encabeza AIM4C, asumió su cargo después de cuatro años al frente del Consejo de Exportación de Productos Lácteos de Estados Unidos (USDEC). Lo primero que hizo fue abrir nuevos mercados para el comercio de productos lácteos de ese país para los miembros del USDEC. Incluyen importantes productores como Dairy Farmers of America, Inc y subsidiarias de los gigantes lácteos Lactalis y Saputo.
Si bien su nombramiento por parte del presidente Joe Biden fue elogiado por grupos de la industria, Vilsack enfrentó oposición. Incluso de pequeños agricultores que criticaron su historial por no abordar la concentración del mercado por parte de las grandes empresas. Greenpeace caracterizó su selección como “elegir un lobo para cuidar el gallinero”.
Un total de 634 cabilderos agrícolas han trabajado previamente en departamentos o agencias de Estados Unidos, según datos de 2022 de OpenSecrets. Una organización sin fines de lucro con sede en Washington D.C. que rastrea datos sobre financiación de campañas y cabildeo. Calcula que la industria ha gastado más de 3.000 millones de dólares presionando a los tomadores de decisiones de Washington desde 1998.
La propuesta de Estados Unidos de una agricultura “climáticamente inteligente”, a través de la coalición, tiene como objetivo recaudar hasta 8.000 millones de dólares. Para encontrar formas de reducir las emisiones producidas por los sistemas alimentarios mientras aumentan la producción.
Los doce programas publicados en AIM4C hasta la fecha se han especializado en soluciones tecnológicas. Incluyen la agricultura de precisión (por ejemplo, tractores conectados con big data e inteligencia artificial). La noción controvertida de la agricultura de carbono (invertir en la capacidad del suelo para almacenar carbono). Y esquemas elaborados para reducir el cociente de metano de los eructos de las vacas.
En estos programas es notable la ausencia de cualquier conversación sobre la reducción de la producción de carne y productos lácteos intensivos en emisiones, que representan el 14% de las emisiones globales, refiere DeSmog.
Los eventos organizados por Vilsack y otros funcionarios en la COP27 esta semana incluyeron un evento sobre «Caminos hacia cero neto lácteo». Con los organismos de la industria Global Dairy Platform e International Dairy Federation. Y un evento sobre innovaciones en ciencia vegetal, con panelistas de tres de los fabricantes de pesticidas más grandes del mundo (Bayer, Corteva y BASF). Y el grupo de presión líder de la industria, CropLife.
Un portavoz de AIM4C dijo por correo electrónico: “El objetivo de AIM for Climate es aumentar y acelerar la innovación en la agricultura y los sistemas alimentarios en apoyo de la acción climática. Para lograr el objetivo, los participantes de AIM for Climate tienen la intención de catalizar una mayor inversión. U otro tipo de apoyo para la innovación agrícola para ayudar a aumentar la ambición global y respaldar una acción más rápida y transformadora”.
Pero la activista de Greenpeace, Diana Ruiz, duda de que AIM4C proporcione soluciones reales. “La agricultura industrial y la ganadería tienen impactos masivos en el clima”, indicó. “Programas como AIM for Climate solo proponen continuar con el mismo modelo de producción. No se trata de abordar verdaderamente la crisis climática”.