El cambio climático no se reduce a una ola de calor o a un chubasco inesperado que nos sorprende por la magnitud y seguramente por la atemporalidad. La crisis del clima llega a los mares, ríos, bosques, animales, al hombre. Nadie escapa de su alcance en el planeta. Los osos polares, solitarios y lejanos, también están afectados por el deshielo del Ártico y la exposición a contaminantes ambientales y a vertederos de despedicios.
El oso polar, cuyo nombre científico es ursus maritimus, es capaz de vivir hasta 30 años en su hábitat natural gélido y se alimenta de carne. Fundamentalmente de focas, renos y otros animales acuáticos, incluidas algunas aves y sus huevos, que captura bien desde la tierra o hurgando entre las placas de hielo, cada vez más finas.
En 2007, la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) incluyó a los osos polares en la categoría de «vulnerables y con población decreciente» en su Lista Roja de especies amenazadas. Un año después, Estados Unidos lo consideró en peligro de extinción.
El cambio climático es sin duda la principal amenaza del oso polar: el calentamiento global derrite el hielo del Ártico. A ella van unidas otras como el estrés nutricional, la reducción del hielo polar, el contacto con el hombre y las enfermedades y parásitos. No son las únicas.
Un nuevo artículo de investigación, publicado en la revista de conservación Oryx, sugiere que el desperdicio de alimentos de los humanos representa una amenaza cada vez mayor para los osos polares. Estos animales hambrientos están recurriendo a los basureros para llenar sus estómagos a medida que desaparece su hábitat helado.
La investigación realizada por científicos canadienses y estadounidenses advirtió que la basura representa una amenaza emergente para estas poblaciones ya vulnerables. A medida que los osos polares dependen cada vez más de los vertederos cerca de las comunidades del norte, su vida corre peligro. Esto está provocando conflictos mortales con las personas, según el estudio.
«Los osos y la basura son una mala asociación», dijo el coautor Andrew Derocher, biólogo de la Universidad de Alberta. «Lo sabemos muy bien desde la perspectiva del oso pardo y el oso negro, y ahora es un problema que se está desarrollando con los osos polares».
Los osos polares dependen del hielo marino para cazar focas. Están habituados a desplazarse a cientos de kilómetros, valiéndose de enormes bloques de hielos flotantes que utilizan como balsas en busca de mejores fuentes de alimentación. Pero con el calentamiento del Ártico cuatro veces más rápido que el resto del mundo, el hielo marino se derrite antes en el verano y se congela más tarde en el otoño. Esto obliga a los osos a pasar más tiempo en tierra, lejos de sus presas naturales.
Los osos polares ahora se están reuniendo en masa alrededor de vertederos abiertos en lugares del Ártico y subártico, como Belushya Guba en Rusia. Cerca de montones de huesos de ballena que quedaron de las cacerías de los esquimales cerca de Kaktovik, Alaska, indicó el informe.
Tal comportamiento es arriesgado para el hombre y los animales. Los administradores locales de vida silvestre pueden matar osos por la preocupación que genera la seguridad pública. Y consumir basura puede enfermar a los osos. Los envoltorios a menudo se congelan en restos de comida, por lo que los osos polares terminan comiendo plástico y otros materiales no comestibles. Esto puede causar obstrucciones fatales.
«Los osos polares no conocen todos los aspectos negativos que vienen con la ingestión de plástico y las enfermedades y toxinas a las que probablemente estén expuestos en un entorno (de vertedero)», afirmó Geoff York. Coautor del estudio y director senior de conservación de Polar Bears International, un grupo de defensores.
La situación, asentaron los científicos, es probable que empeore. Las poblaciones humanas están aumentando en el Ártico. Se prevé que Nunavut, Canadá, localidad que limita al norte con el océano Ártico, crezca casi un 40% para 2043. Allí habitan miles de osos polares.
Mejorar la gestión de residuos sigue siendo un desafío para las comunidades remotas. El suelo a menudo está congelado, lo que dificulta enterrar la basura. Y transportarlo es caro. Se requerirán fondos federales para solucionar el problema, añadió el texto.
«Ya hemos tenido un par de muertes humanas en el Ártico canadiense oriental», comentó Andrew Derocher. «Es sorprendente cuántos lugares que nunca tuvieron problemas con los osos polares ahora tienen problemas».
Otro estudio, en Noruega, utilizó el método Delphi, un cuestionario con la opinión y experiencia de 13 especialistas de cuatro países diferentes, para proponer una definición de la salud del oso polar. Las principales amenazas identificadas son el cambio climático. El estrés nutricional, el estrés fisiológico, enfermedades y parásitos, y una exposición creciente a sus rivales. La exposición a contaminantes ambientales por vertederos se convierte en la tercera mayor amenaza para los osos polares.
Una experiencia positiva es la de la comunidad de Churchill, en el norte de Manitoba, Canadá. Cerraron su basurero y clausuraron esa fuente de desechos en una instalación a prueba de osos. Y procedieron a impartir educación pública sobre el tema.