Las aves han causado la envidia y admiración de los seres humanos. Su capacidad de volar fascina a filósofos, escritores, inventores y científicos. Quienes estudian su capacidad de orientarse en el aire y realizar enormes recorridos con una eficiencia envidiable. Estudios más recientes encontraron que los humanos tenemos más en común de lo imaginado con nuestros plumíferos amigos. Ambas especies se “divorcian” de sus parejas y por motivos muy similares. Aún más sorprendente es que el cambio climático genera divorcios entre las aves marinas.
Las aves marinas están entre las especies más amenazadas por el cambio climático. Enfrentan dificultades para encontrar alimento y adaptarse a las nuevas condiciones climáticas. Según un estudio, las aves marinas no han podido adaptar su ciclo reproductor a las nuevas condiciones climáticas marcadas por el cambio global. Además, la falta de sincronía entre los ritmos biológicos de aves marinas y sus presas puede dificultar la reproducción durante la época de cría y alimentación de los polluelos. Poniendo en riesgo la supervivencia de muchas poblaciones especialmente vulnerables.
Aunque los investigadores evitan atribuir características humanas a los animales, hay ocasiones en que los paralelismos son difíciles de evitar. Fionnuala McCully, que estudia aves marinas en la Universidad de Liverpool, Inglaterra, lo constató. Numerosas especies de aves marinas, al igual que los humanos, optan por la monogamia y el apareamiento de por vida. Sin embargo, no es raro que estas aves terminen sus relaciones. Un fenómeno que científicos como McCully denominan “divorcio”. Recientes investigaciones han arrojado luz sobre las razones de estas separaciones sorprendentemente similares a las humanas.
Las aves poseen personalidades únicas que influyen en sus relaciones. Por ejemplo, los albatros errantes de naturaleza tímida tienden a divorciarse más que sus contrapartes audaces. Se cree que esto se debe a que los machos tímidos no defienden a sus parejas con la suficiente agresividad frente a los avances de otros machos, lo que resulta en una menor tasa de éxito en el amor.
El comportamiento resalta la complejidad de las relaciones entre las aves marinas y su sorprendente paralelismo con las dinámicas humanas. Probablemente se pregunte como McCully, determinan si un ave es audaz. Lo hace probando cómo reaccionan ante un objeto novedoso. En el caso de la investigadora un pingüino de plástico azul llamado Butch.
Las gaviotas que han experimentado un “divorcio” suelen buscar nuevas parejas con personalidades similares a las suyas. Según McCully, las aves marinas no pueden permitirse ser padres solteros debido a las duras condiciones de su entorno. Por lo que necesitan un compañero con el que puedan colaborar eficazmente. Una personalidad similar puede facilitar la comprensión y predicción del comportamiento de la pareja. Simplificando tareas como la pesca y la alimentación de los polluelos.
Sin embargo, la compatibilidad de personalidades no es una solución infalible. Los factores estresantes externos pueden afectar las relaciones, con graves repercusiones para las poblaciones vulnerables de aves marinas. Francesco Ventura, de la Universidad de Lisboa, observó que la tasa de divorcios entre los albatros de ceja negra en las Islas Malvinas variaba anualmente y decidió investigar las causas.
Al igual que las gaviotas de patas negras, los divorcios entre los albatros suelen ocurrir tras la muerte de un polluelo. Un estudio reciente sobre los araos de pico grueso respalda este patrón. Los científicos creen que es común en la mayoría de las separaciones de aves marinas. Este hallazgo subraya la complejidad de las relaciones entre las aves marinas y su notable similitud con las dinámicas humanas.
Ventura observó que algunos divorcios entre las aves marinas no se debían a la pérdida de un polluelo. La investigación observó 15.500 parejas de albatros en las Islas Malvinas durante 15 años. En promedio, los albatros son fieles y monógamos: apenas un 1% cambia de pareja una vez que eligió a su primera pareja. Sin embargo, los efectos del cambio climático llevaron esa cifra a casi el 8%. Su análisis reveló que más aves se separaban tras años de temperaturas marinas inusualmente altas. Independientemente de si sus polluelos sobrevivían o no.
Las temperaturas oceánicas más cálidas suelen traducirse en menos alimento para los albatros, lo que dificulta la crianza de crías sanas. Al año siguiente, los padres, aún agotados por la búsqueda de alimento para sus polluelos, pueden llegar tarde a las áreas de reproducción y no lograr reunirse con su pareja. Alternativamente, las aves debilitadas podrían culpar injustamente a su pareja por su mal estado y decidir separarse.
Las aves marinas a menudo luchan para criar a sus polluelos durante los primeros años con una nueva pareja. Para las aves que acaban de salir de relaciones problemáticas, este desafío inicial es un pequeño precio a pagar. Los científicos esperan que encontrar una pareja más compatible permita a las aves divorciadas producir más descendencia a lo largo de sus vidas. La nueva pareja simplemente necesita adaptarse.
Sin embargo, si los albatros del estudio de Ventura se están separando de parejas adecuadas debido a alteraciones ambientales. Un fenómeno que se volverá más común con el acelerado cambio climático. Las aves podrían tener dificultades para encontrar una pareja mejor. Como resultado, tal vez nunca logren recuperarse.
A pesar de que Ventura estudió una de las pocas colonias de albatros en crecimiento, las aves marinas son uno de los grupos de aves más amenazados del mundo. Según el investigador en poblaciones más pequeñas, las frecuentes alteraciones de las parejas podrían acelerar su declive. Junto con amenazas como los depredadores invasores y la destrucción del hábitat.
A pesar de nuestras diferencias los paralelismos entre los humanos y las aves marinas son innegables. Fionnuala McCully, señala que compartimos varias características. Ambas especies son longevas, se reproducen a un ritmo relativamente lento y prosperamos gracias a la cooperación y la compatibilidad. Si las dos ultimas características se quiebran las especies están amenazadas. Este tipo de situaciones puede afectar a cualquiera, ya sea humano o ave. Lo que resalta la sorprendente similitud entre las dinámicas de relación de las aves marinas y los humanos. Si alguna vez se encuentras en desacuerdo con su pareja debido a su personalidad, el estrés o los eventos actuales, recuerde que no está solo. Recuerde que hasta las aves marinas se divorcian.