La Tortuga es la segunda isla más grande de Venezuela y un refugio ancestral de tortugas marinas que llegan a desovar en sus largas y arenosas playas. La sobrevivencia de esta especie, junto a la amplísima biodiversidad de su territorio, están en peligro ante el anuncio del régimen dictatorial de Nicolás Maduro de desarrollar un megaproyecto turístico. Expertos alertan sobre sus terribles implicaciones medioambientales.
El plan incluye la construcción en una extensión de 156 kilómetros cuadrados de 10 hoteles resort de lujo, un aeropuerto internacional y un puerto para la recepción de cruceros que transitan por el Caribe. Otros proyectos similares que se han impulsado antes otras regiones han sido abandonadas. Esta vez, el régimen pretende captar inversiones extranjeras que suplan el fracaso del modelo económico.
Ubicada en el mar Caribe, La Tortuga reúne grandes manglares, corales marinos, arrecifes, islotes y cayos. Es el hábitat de unas 73 especies de aves y en sus aguas cristalinas abundan los corocoros, rayas, meros, pargos y langostas. Es una isla prácticamente deshabitada. La frecuentan pescadores de la Isla de Margarita -a 140 kilómetros- y de tierra firme. El turismo es de muy baja intensidad y, en la actualidad, se respetan sus ecosistemas y playas.
“Atención inversionistas del Asia, de Europa, de América Latina vengan a Venezuela y miren esta belleza de la Isla La Tortuga. El proyecto virgen, ecológico más importante del mundo entero y el Caribe. Lo he decretado como zona económica especial”, dijo Maduro.
Una de las condiciones que dice el régimen que se le impuso a cada inversionista comprometidos con el megaproyecto turístico en la isla La Tortuga es la defensa y garantía de los equilibrios ambientales. Sin embargo, Alejandro Luy, biólogo egresado de la UCV con maestría en gerencia ambiental de la Universidad de Los Andes de Colombia, el desarrollo turístico para poder garantizar esos equilibrios ecológicos en La Tortuga no debe incluir grandes estructuras ni aeropuertos internacionales. «Un plan de diez hoteles, dos campos de golf, el aeropuerto y el puerto internacionales tendrán el efecto de una bomba atómica», apuntó.
El especialista indicó que en el ecosistema de La Tortuga hay especies de tortugas marinas amenazadas. Y esta propuesta turística podría arreciar esa situación. Si se plantea un desarrollo de carácter sustentable, donde lo ambiental, económico y social tengan cabida, puede haber un plan turístico como el existente en parques nacionales en todo el mundo.
“El problema no es el desarrollo, es el modelo. Antes de esta propuesta, hemos visto estudios que mostraron que proyectos de estas características, no son sostenibles”, argumentó en la cadena radial Mundo UR. El biólogo propuso declarar La Tortuga parque nacional y estimular un turismo sustentable, de bajo impacto y con estructuras pequeñas. Luy insistió en que ”se puede desarrollar turísticamente una zona, pero deben tener criterios ambientales”.
El director de Sustentabilidad Ambiental de la Universidad Católica Andrés Bello (UCAB), Joaquín Benítez, mostró su preocupación por el megaproyecto turístico en la isla La Tortuga. “Mientras más grande sea, mientras más vuelos haya, mientras más complicado sea el aeropuerto, más daño se va a hacer y eso afecta la factibilidad”, comentó .
También le inquieta el anuncio de un puerto de cruceros. Su construcción, por las características de la isla se haría en el sur, donde “hay mayor profundidad del agua”. Pero advirtió que en el sur también hay “lagunas costeras, manglares y arrecifes coralinos”. Además de que “circulan cetáceos y hay sitios de arribo de aves playeras migratorias”, por lo que puede haber una “serie de impactos relacionados con colocar el puerto en ese sitio”.
Benítez señaló que en el norte de la isla, donde están las “mejores playas” y prevé que se construyan los hoteles, nidifican varias especies de tortugas, un proceso que se verá afectado por la afluencia de turistas. Así como por la iluminación nocturna y las alteraciones de la línea de costa debido a las construcciones.
Asimismo, indicó que la instalación de generadores eólicos para el suministro de electricidad, como anunció el Ejecutivo, si bien son una fuente de energía limpia, pueden tener un impacto sobre las aves migratorias que tienen a la isla como parada.
“Allí son suelos kársticos, restos de formaciones coralinas que han emergido. Son suelos porosos que tienen una dinámica de infiltración muy delicada y que son muy duros para intervenir. Al sur de la isla tenemos lagunas costeras, lagunas con manglares, unos sitios realmente hermosos, que pueden verse afectados por impermeabilizar. Sabemos que hay una importante fauna asociada a la costa, hay tortugas marinas que hacen sus nidos en la playa”, manifestó.
Desde la organización ecológica Fundación La Tortuga se oponen al megaproyecto turística que se estima levantar en la isla La Tortuga.
“De los ecosistemas marinos más importantes y que están protegidos internacionalmente, todos los vamos a conseguir en la isla de La Tortuga. Es un sitio que, cualquier intervención que hagas va a afectar esos ecosistemas que son básicos”, denunció el biólogo Juan Pedro Ruiz, vicepresidente de la fundación.
El desarrollo prevé surtirse de energía eólica y solar. Actualmente, en la isla no hay ni electricidad y ni agua potable, lo que representa un desafío de ingeniería reducir el impacto ambiental para poder llevar estos servicios.
“No es cuestión de montar una megatubería y llevar agua desde la costa de la isla y ya está resuelto el problema del agua. No. Mientras más agua se tenga en la isla, más hay que tratar y eso es una operación complicada”, agregó Benítez.
La construcción de un muelle de cruceros y de una pista de vuelos internacionales podrían acabar con las aguas cristalinas. La contaminación de aguas y aire, empujaría a la fuga de las aves y la depredación del hábitat natural y originario de las tortugas. Además, un tema que preocupa a los ambientalistas y biólogos es el uso de los desechos sólidos y los plásticos.