Yogui, místico y visionario, Sadhguru es una de las personas más influyentes de nuestro tiempo. Es un maestro iluminado de enorme capacidad que ha emprendido varios retos gigantescos, desarrollando una labor tan amplia como diversa. Sin embargo, todos sus esfuerzos se han dirigido siempre a un único objetivo: elevar la consciencia humana.
Durante las últimas cuatro décadas, Sadhguru ha ofrecido las tecnologías del bienestar a millones de personas en todo el mundo a través de sus fundaciones, que cuentan con el apoyo de más de 16 millones de voluntarios en todo el mundo.
Sadhguru Jaggi Vasudev –o simplemente Sadhguru– es el fundador de Isha, una organización sin fines de lucro que ofrece programas de yoga en todo el mundo y participa en actividades de divulgación social, educación e iniciativas medioambientales. Sus libros han aparecido en la lista de libros más vendidos de The New York Times en múltiples categorías como Salud, Religión, Espiritualidad y Fe. Sadhguru recibió el premio civil Padma Vibhushan otorgado por el Gobierno de la India en 2017 en reconocimiento a su contribución al campo de la espiritualidad.
A mediados de marzo, Sadhguru emprendió un largo viaje en motocicleta. Desde la famosa Trafalgar Square, en el centro de Londres, hasta la India. Su objetivo es promover la campaña #savesoil a través de 27 países. Una distancia que es seis veces más larga que viajar de Londres a Delhi. La iniciativa “Salvemos el Suelo”, que ha inspirado a millones de personas en el mundo, ha recibido el mayor premio medioambiental de la India, el Indira Gandhi Paryavaran Puraskar, en 2010.
El líder del movimiento Planeta Consciente, sostiene que abandonar los suelos es abandonar el planeta. “Ni siquiera el 2% de los agricultores de la India quiere que sus hijos continúen en la actividad. Es posible que vengan tiempos muy duros para la producción de alimentos. Debemos generar incentivos para los agricultores y también es importante que hagamos más simple el sistema de mercados de carbono”.
La propuesta de Sadhguru cuenta con el apoyo de líderes mundiales. Desde la conservacionista Jane Goodall, el Dalai Lama y el presidente interino del Foro Económico Mundial, Klaus Schwab. El movimiento también ha sido apoyado por muchas personas famosas, celebridades, estrellas del deporte y expertos de diferentes campos.
No se trata de satisfacer a todo el mundo, sino de hallar una solución a la sostenibilidad. Podemos generar pequeños cambios graduales en el comportamiento de las personas que, finalmente, ayudarán a generar cierta conciencia sobre el tema. También sumará un poco a la solución. Sin duda, nuestra capacidad de hacer cosas ha mejorado mucho en los últimos 100 años. Hoy, en términos de consumo, de actividad, una persona está haciendo lo que hacían mil personas.
Otra cosa importante es entender que a principios del siglo XX la población mundial era de solo 1.600 millones de personas. Hoy somos alrededor de 8.000 millones y para el año 2050 Naciones Unidas estima que podríamos ser 9.800 millones de personas. Somos muchísimos y debemos entender que una vez estamos aquí como seres humanos, debemos hacerlo todo conscientemente: cómo comemos, cómo nos sentamos, cómo nos paramos, cómo actuamos, cómo trabajamos, cómo nos relacionamos entre nosotros y con los otros. Todo esto es posible hacerlo de manera consciente y no como una reacción compulsiva como por instinto lo hace cualquier criatura. No tenemos que actuar instintivamente. Ser humanos significa que podemos dar una respuesta consciente a nuestras vidas.
De igual manera, la reproducción humana también debe ser un proceso consciente. Y nos estamos moviendo en esa dirección. Pero demasiado lentamente para evitar los desastres. Algunos de los científicos responsables dicen que para el año 2065 podría haber un sorpresivo colapso de la población humana. Podría provocarlo la escasez de alimentos, los disturbios civiles o el colapso microbiano dentro del ecosistema microbiano. Cuando la naturaleza haga estas cosas, será muy cruel con nosotros. Ha sido importante invertir en infraestructura, información, educación. Ahora es el momento de que hagamos las cosas conscientemente. Sean cuales sean nuestros problemas, debemos abordarlos conscientemente y encontrar soluciones conscientes.
No. No se trata de eliminar personas. Lo siento. Esta introducción también debe ser un proceso consciente. Los humanos podemos tener consciencia de que hay muchos elefantes en África y que el hábitat es insuficiente. Igualmente, el planeta tiene capacidad de alojamiento para una cantidad de humanos y debemos hacer una evaluación responsable y planificar para que en los próximos siglos se mantenga en este nivel. Para lograrlo, por supuesto, la conducta humana debe cambiar. Un cambio en la aspiración humana.
Grandes extensiones del mundo que han vivido en la pobreza en las últimas generaciones ahora tienen muchas aspiraciones y no se podrán controlar con la filosofía ecológica. No. Pero sí podríamos generar conciencia para controlar la población. Si todos se unen –líderes sociales, políticos, religiosos– será posible, como mujeres son más educadas, más posponen la maternidad. Y se puede posponer la reproducción todavía más.
Hoy, en la mayoría de las naciones, el promedio de vida supera los 70–75 años de edad. No era así hace 50 años. Es importante saber que está bien que en un momento dado convivan tres generaciones de personas. Pero cuando conviven cinco generaciones hay una sobrecarga que no podemos manejar. Entonces, sin reducir la cantidad de pies humanos en el planeta no se puede reducir la huella humana.
Por favor, que no se malinterprete. No estamos hablando de eliminar a ningún ser humano ni ninguna región. Si queremos una solución ecológica debe reducirse la reproducción de los seres humanos y dejar que otras criaturas se reproduzcan. En los ·últimos 70 años ha desaparecido el 67% de la vida vertebrada del planeta. Ha desaparecido el 82% de la biomasa de insectos y el 92% de la vida acuática de agua dulce. ¿Cuál es nuestro plan? Si seguimos así, inevitablemente llegaremos a un punto en el cual la naturaleza hará las correcciones y será muy cruel para las poblaciones humanas del planeta.
La palabra conciencia se usa mucho en una economía feliz porque la población desafortunadamente sigue creciendo. Crecimiento significa más cuando entendemos crecimiento como más. No estamos haciendo nada para controlar el crecimiento poblacional y hemos construido un motor económico que siempre quiere más. ¿Cómo lo controlamos? ¿Qué negocio debe controlarse, el tuyo o el mío? Habrá pelea porque las naciones occidentales, las naciones desarrolladas, han alcanzado un nivel de consumo y todavía están incrementando el consumo. ¿Cómo se les ocurre?
Como dije antes, cinco o seis generaciones de personas han vivido en extrema pobreza, y justo ahora, cuando su situación ha mejorado, se les pide que por el bien del planeta moderen su consumo. Se les puede dar tanta enseñanza cómo se desee, pero no se puede controlar sus aspiraciones. Te lo digo, yo conozco a la gente, yo estoy vinculado a millones de personas y estoy en contacto con ellas. Usted no puede controlar sus aspiraciones. Puede hacerlo mínimamente, pero es como poner una tirita a un cáncer.
La situación ecológica del planeta es una condición cancerosa. No es un pequeño moretón o un rasguño. Es un daño masivo. En 15 o 25 años explotará a lo grande. Un desafío masivo a la vida humana. Entonces, tratar de controlarlo concienciando y enseñando a las personas producir cambios incrementales, pero no un cambio masivo y definitivo.
No digo que no se deba hacer. Al contrario, insisto en que debe hacerse porque es muy importante que la gente se involucre y participe. Pero sin la política necesaria no cambiará. Si el gobierno no invierte, significa que no hay una verdadera intención de hacerlo realidad. Estamos enseñando y predicando, pero no tenemos una verdadera intención. Si la verdadera intención se expresara, el gobierno lo haría, debería hacerlo. Si dice que esa es su intención, lo hará realidad. Siempre hay alguien que está en la carrera por el poder y es a ellos a los que hay que concienciar.
Por más de 40 años he venido trabajando en concienciar al liderazgo del planeta y ha funcionado. Hasta cierto punto. Pero a menos que los organismos mundiales actúen, a menos que las naciones se unan, a menos que los líderes del mundo comiencen a hablar este idioma… Cuidado, si lo hacen pueden perder las elecciones, muy pocas naciones lo apreciarán. La gente sigue en lo suyo. Casi todo el mundo aspira a vivir como lo hace un ciudadano estadounidense. Ven películas de Hollywood y piensan que esa es la forma ideal de vivir.
Las estadísticas lo dicen claramente. Si los 8.000 millones de personas que viven en el planeta tuvieran lo que tiene un ciudadano estadounidense promedio, se necesitarían cuatro planetas y medio para proveerlos. Lo grave es que apenas queda medio planeta. La mitad que falta la consumimos en los últimos 150 años. ¿Cómo tener todos de todo?
Todo el mundo está hablando de retroceder, que las grandes naciones retrocedan y reduzcan sus emisiones al nivel de los países pobres. Pero, ¿quién llevó las emisiones a ese nivel? Y si se van a controlar las emisiones, ¿debe ser per cápita o nacional? ¿Qué sería lo justo? Mientras, ni siquiera somos capaces de asistir a las reuniones y encuentros. Las conferencias y convenciones se suceden una tras otras. No estoy en contra. El diálogo es necesario. Muy necesario. Pero debemos llegar a algo. No podemos estar hablando eternamente. Entonces, si la conversación es una distracción y no hacemos lo que tenemos que hacer, nosotros traeremos el desastre.
Yo no creo en presionar a los gobiernos. Bajo presión nadie se desempeña eficientemente. Es cierto para ti y para todos. La presión no es el punto. El punto es la existencia de una estructura democrática en la mayoría de las naciones. Significa que te eligen como primer ministro o presidente de una nación y tienes cuatro o cinco años.
Entonces, es muy importante que la gente se ponga de pie y hable, que exprese su interés en el bienestar de la nación a largo plazo. Nos interesa el futuro de nuestros hijos. Si el 60% del electorado lo expresa, los gobiernos darán esos pasos. Es lo que estoy logrando a través del movimiento de suelo seguro. En 100 días conseguimos el apoyo de más de 3.910 millones de personas, que es casi el 60 % de la población mundial. Cuando el 60% de la población dice que le preocupa el bienestar a largo plazo, está aceptando que cuando se planifica a largo plazo ocurren algunas deficiencias a corto plazo. Si la gente está dispuesta a pasar por una pequeña dificultad para lograrlo, el gobierno podrá hacerlo y lo hará.
La presión no funciona. Con la presión, colapsará la economía y la gente saldrá a protestar, a ejercer presión. Pero no funcionará. La gente debe entender que la democracia no es un deporte para espectadores. No se trata de que tú y yo protestemos y presionemos. Se trata de que tú y yo nos pongamos de pie y digamos, estamos unidos y damos pasos a largo plazo.
Afortunadamente, este despertar está ocurriendo en gran medida. Unas 81 naciones se han apuntado y millones de personas están poniendo en marcha el proceso de hacer realidad las políticas sociales. Muchas naciones, incluidas Estados Unidos, Alemania y otros países de la Unión Europea, han comenzado el proceso. China, por primera vez en 40 años, está haciendo un estudio del suelo. La India ha invertido 2.400 millones de dólares en suelos en 13 cuencas fluviales. Las cosas empiezan a pasar, pero no lo suficientemente rápido todavía.
Debemos entender que en las democracias el corto plazo es un problema. La mayoría de las veces las personas no respaldan las medidas a largo plazo, prefieren lo inmediato. Y si no acompañamos todos la propuesta a largo plazo, nos quedaremos a mitad de camino o menos. Y sucederá, inevitablemente, en las democracias a menos que la gente se ponga de pie y diga con firmeza: estamos con ustedes, no importa de qué partido o religión seas. Si das pasos a largo plazo para el futuro de nuestros hijos, estamos contigo. Esto tiene que ser expresado por, al menos, el 60% de la población adulta. Hasta ahora no ha ocurrido en un solo país. Sin embargo, por primera vez, el movimiento para salvar el suelo está cobrando impulso. Es maravilloso.
Pero, aun así, siento que si esperamos demasiado también se disipará. Es importante que suceda. Afortunadamente, 81 naciones están trabajando en sus políticas. En la India, estamos muy cerca de completar una política social, desarrollo y requisitos presupuestarios. Estados Unidos asignó 8.500 millones. Alemania unos 4.500 millones de dólares, la India 2.400 millones de dólares. Los Emiratos Árabes Unidos y Arabia Saudita están haciendo un trabajo fenomenal, aunque trabajan en las condiciones más duras. Tratan de transformar el desierto en tierra agrícola. No es fácil ni simple. Lo hacen porque tienen el dinero y la infraestructura necesarios.
La mayor preocupación es el continente africano. Todos quieren mudarse a Europa. En África encontrar comida es un gran problema. Si sus tierras fueran ricas y pudieran alimentar a sus familias, no terminarían en el sur de España.
No menosprecio el impacto de la guerra en una nación. La guerra es algo terrible, y pensamos que no repetiríamos este error, pero lo repetimos una y otra vez. Cuando ocurrió la Primera Guerra Mundial, formamos la Sociedad de Naciones y dijimos que era el fi n de la guerra. No lo volvemos a hacer. Antes de que transcurrieran 20 años estalló la siguiente guerra. La Segunda Guerra Mundial. Entonces hicimos las Naciones Unidas y dijimos otra vez que nunca más la guerra. Pero desde 1944, ¿cuántas guerras han pasado? Cuánto hemos invertido en equipos militares y armas, en armamentos y tecnologías. Y siempre las mejores tecnologías se destinan al ámbito militar, a la guerra. Está pasando ahora.
Ucrania es un acontecimiento reciente. A comienzos del siglo XXI, todo el mundo decía que la era de la tecnología, que las guerras y los problemas de la gente se habían quedado en el siglo XX. En este siglo no habrá guerras. Sin embargo, en las últimas dos décadas cuántas guerras ha habido y cuántas naciones han quedado reducidas a escombros. Las guerras no han parado.
¿Realmente somos adultos cuando prometemos que no habrá más guerras? Si dos personas han invertido en armas o en fabricar cientos de variedades de armas. ¿Me creerás si te digo que nunca las usaré contra ti? Claro que no. ¿Por qué gasto tanto dinero en armas? ¿Acaso quiero usarlas contra los míos? Cuando las guerras se libran lejos, pensamos que no importa. Pero cuando es cerca de nuestro vecindario, tenemos miedo.
Con todo lo que está ocurriendo, ¿tenemos la solidez económica necesaria para invertir en salvar el suelo? ¿Por qué todas las naciones no lo hacen juntas? Pongamos un límite a las armas y los armamentos en términos de tecnología y capacidad. Pongamos un tope, que ninguna nueva tecnología sea utilizada en equipos militares. La cantidad de recursos que invierte cada país en armas es criminal. Es enorme la cantidad de dinero que se gasta.
Es de ilusos creer que voy a invertir tanto en armas y no voy a usarlas. Y es ingenuo suponer que tengo armas nucleares y que nunca las usará. Sí hay la intención de usarlas, pero desconocemos por qué motivo las usarían. Si todos desmantelan su arsenal nuclear, no habrá necesidad de disuasión. No estoy planteando una nueva política nuclear, lo que quiero decir es que las intenciones no están claras. Y no se hablará de eso hasta que estemos en problemas, y seguimos en las mismas cosas.
Todos lo sabemos, si no invertimos en equipo militar tendremos el dinero que necesitamos y mucho más. Sin duda. Los recursos están ahí y también el tiempo, pero se requiere un cambio de conciencia.
¿Cómo hacerlo? Una manera es rompiendo la cadena del egoísmo. Al final siempre está el dinero y la ambición de hacer más. Cómo pasamos del yo al nosotros, a juntos. Hay el egoísmo de querer ser uno y no importa lo que te pase a ti. Un nivel de egoísmo. El siguiente nivel es mi familia y yo, no me importa lo que le pase al resto del mundo. El próximo nivel de egoísmo soy yo y mi identidad, mi sociedad, mi comunidad, lo que le pase a otra persona no es mi problema. El siguiente nivel, soy yo y mi nación, lo que le pase al resto del mundo no es mi problema. Al aumentar el tamaño de egoísmo, y lo llamamos nosotros, la vida se vuelve más peligrosa y más cara.
Si eres un individuo, ¿qué tan egoísta puedes ser? ¿Cuánto podrías comer? Pero cuando es un proceso colectivo, el egoísmo desaparece. El egoísmo es algo importante. No es el problema. La naturaleza de la vida es egoísta. ¿Cómo puedes ser desinteresado? Nadie es desinteresado. Si quiero que estés bien es también mi egoísmo. Es lo que quiero. El problema, esencialmente, es que hemos trazado límites. El gran crimen en la existencia humana es haber trazado fronteras y más fronteras. Límites. Fronteras de la individualidad, fronteras de la familia, fronteras de la comunidad, nacionalidad, raza, religión, todo tipo de fronteras. Cuando hay límites y actuamos, es inevitable el choque. Es solo cuestión de tiempo, depende de quien dirija el show.
Pudimos evitarlo en los últimos mil años, pero chocamos y chocamos. ¿Es suficiente para nosotros entender que lo estamos abordando de una manera errónea? En lugar de plantearnos el desinterés, que es antinatural y un ideal que nadie ha logrado, hagamos que el egoísmo sea universal. Quiero estar bien, y quiero que cada vida esté bien.
Este es mi egoísmo, quiero que el planeta esté bien porque es mi planeta, no porque sea tuyo. Así que en lugar de hablar de principios e ideales que nadie ha logrado jamás, ampliemos lo que somos. Si ampliamos lo que somos, todo el mundo estar dentro de mis límites y entonces será mucho mejor. Este es el significado de ser humano.
Todas las criaturas en el planeta construyen límites, fronteras, porque es algo instintivo. Los perros han sido domesticados, pero si quedase alguno callejero y lo observamos dos minutos veremos que da vueltas por todos lados. Es su instinto de fijar límites, lo cual era relevante si vivía en la jungla como manadas de perros. Fijar ese límite era importante. De lo contrario, se producían enfrentamientos innecesarios. Instintivamente, cualquiera fuera de mi particular entorno es mi enemigo natural. Y nos seguimos comportando así. Cualquiera que no pertenezca a mi identidad de nación, raza o religión es un enemigo natural. Lamentablemente todavía estamos en ese nivel de evolución.
La idea es convertirse en humano. Hay dos niveles del cerebro en el humano. El reptiliano, que siempre está tratando de poner límites, y una corteza cerebral, o una conciencia, que no es instintiva ni crea fronteras. La mayor parte de la inteligencia, el cuerpo, es el cuerpo de la memoria. Memoria evolutiva, memoria genética, memoria kármica. Formas de memoria articuladas e inarticuladas, conscientes y conscientes. Todo es memoria. Cada célula del cuerpo tiene un millón de veces más memoria que el cerebro. Recuerdan cómo eran los antepasados hace mil años. Cada célula recuerda a tu tatarabuelo, qué tipo de nariz tenía. T· no lo recuerdas, pero está en tu cara o en tus dedos. El cuerpo recuerda. Es un cuerpo de memoria. Cuanto más identificados estamos con nuestros cuerpos físicos, más atados estamos a la memoria.
La memoria es la base de la supervivencia y lo que nos enriquece la vida. Pero la memoria es un límite. Si te miro, si estas en mi memoria, digo: es mi amigo. Si no estas en mi memoria, eres un extraño. Podrías ser cualquier cosa. La memoria es algo maravilloso para nosotros. Para sobrevivir y enriquecer nuestra vida, hasta cierto punto. La memoria también es frontera. Hay una dimensión de inteligencia dentro de nosotros que no tiene ni un ápice de memoria.
En el momento en que un ser humano toca esto, de una forma u otra, hay un sentido de universalidad acerca de su existencia. Esto debe suceder. ¿Les sucederá a todos los seres humanos en los próximos años? No, pero debe ocurrirle al liderazgo. Si los lideres comienzan a pensar más allá de los límites, las soluciones son abundantes. No hay obstáculos para las soluciones y habrá suficientes soluciones.
Tenemos tantos problemas porque seguimos actuando instintivamente como lo haría una jauría de perros. Este es mi grupo, más allá todo el mundo es mi enemigo. Así estamos viendo la vida. Fue después de la Segunda Guerra Mundial, de la amargura de esa gran guerra, cuando se formó la Unión Europea. Y no se trata de un remiendo o un acomodo. No. Es un cambio de conciencia. Es fantástico. Estamos dispuestos a compartir la frontera con quienes luchamos tan amargamente.
No obstante, nos estamos moviendo –una vez más y de muchas maneras– hacia la ruptura. Que esto tiene que cambiar significa, sobre todo, que debe cambiar la conciencia del liderazgo. ¿Es una posibilidad? Sí, una gran posibilidad. ¿Trabajaremos para que ocurra? Un inmenso signo de interrogación. El tipo de mundo que vivimos en nuestro tiempo en el planeta está determinado por nosotros. Por nuestra apatía o por nuestra acción. No hay duda.
Sí, es muy posible. Por primera vez en la historia de la humanidad podemos sentarnos y hablar con el mundo entero. Antes era imposible. Muchas cosas buenas están por venir. Antes hablábamos y costaba que unas diez personas pudieran oírlo. Ahora todos podemos llegar al mundo entero. Tenemos ese poder y no debemos tomarlo a la ligera. Contamos con la tecnología y plataformas para llegar al mundo.
Pero, ¿qué transmitimos con todos esos adelantos? Todo tipo de basura. Si no invertimos en este momento, si no cambiamos la humanidad en este momento, si no creamos el mundo en el que queremos vivir, es que no nos importa lo suficiente. En 2003 o 2004, cuando Internet recién comenzaba y los motores de búsqueda eran la gran novedad, yo estaba en una ofi cina en los Estados Unidos y todos estaban mirando Internet.
Pregunté qué busca la gente. Un experto en audiencias dijo que alrededor del 70% era pornografía. Me extrañó. Insólito. Cuando tenemos la capacidad de explorar el mundo, lo primero que sale es pornografía. Luego le pregunté a otro experto con mayor nivel de experiencia qué otras cosas circulaban, qué obtienen y qué hacen por Internet. Me dijo que entre el 8 y el 10% era pornografía infantil. Ese año alguien decía que 1,2 millones de niños menores de 15 años se habían vendido online.
Entonces, si obtenemos una tecnología poderosa y les decimos a nuestros hijos que hagan algún trabajo sucio, significa que hemos tocado fondo. No hay donde ir. No hay donde ir cuando empezamos a vender a nuestros hijos sabiendo muy bien lo que harán con ellos. ¿Qué podemos hacer con una tecnología tan poderosa? Alguien me dijo que cada día se incorporan unas 100.000 personas a Internet. Eso fue hace unos 19 años. Escribí la palabra espiritual para ver qué aparecía. Lo primero que salió fue un spot en México. Lo segundo, una prostituta en el norte de California. Todos usan la palabra espiritual, espiritual, espiritual, cientos de veces en cualquier tontería sinsentido. Sentí que no era justo. Si alguien de las 100.000 personas busca algo para su bienestar interior, ¿qué le sale, publicidad, prostitución, videojuegos? No es lo correcto. Entonces, en 2005 o 2006 me decidí ponernos en línea.
En 2021, nuestro video llegó a aproximadamente 2.600 millones de personas. Casi un tercio de la población mundial y no era el último partido del mundial de futbol. Nunca había sucedido. No estoy presumiendo, sino mostrando que hay un anhelo en la gente por las cosas buenas y nadie les provee esas cosas buenas. Es un problema. La gente piensa que solo hay mercado para lo negativo y, en verdad, hay un mercado enorme para el bienestar. La gente está muy, muy ansiosa por saber. Es increíble. En la India, especialmente, estoy viendo niños –de ocho, diez, doce años– escuchando charlas espirituales. Nunca antes fue esto posible.
Cuando tenía 15 años de edad nadie podía obligarme a escuchar una charla espiritual. Hoy los jóvenes de 18 años las están escuchando solos, sin que nadie los obligue. La buscan online y las escuchan. Hace 40 años que comencé a enseñar. Entonces, en un programa con 100 personas, el 85% de la gente le interesaba solo beneficios de salud. Apenas del 8 al 10% quería saber algo sobre sí mismos. Hoy, casi el 90% de las personas viene a saber algo sobre sí mismas y solo entre el 6 y el 8 % viene por beneficios de salud. Un cambio increíble en la conciencia humana. La gente de hoy entiende lo que es la evolución.
El año pasado, en Estados Unidos, un periodista me preguntó: Sadhguru, en el este, en la India, generación tras generación, surgen sabios, locos que representan la conciencia humana, ¿quién crees que es el mayor líder de la conciencia en el hemisferio occidental? Sin parpadear, le dije: Charles Darwin. Me dijo: “No, él es un biólogo”. No importa cómo lo llames, pero Darwin plantó la idea en tu mente de que puedes evolucionar. Eso es espiritualidad, conciencia. Alguien más te dijo que era así y que eso eres. Es un mundo diferente. Charles Darwin planteó la idea de que un cerdo puede convertirse en elefante. Una cabra en jirafa, o que tú puedes convertirte en mono o en ti mismo. Puedes convertirte en otra cosa.
La posibilidad de que evoluciones está abierta. Una vez que lo entiendes, puedes evolucionar. Una vez que como ser humano entiendo, puedo evolucionar y convertirme en algo superior a lo que soy. Créeme, nadie quiere ser bajo. Todo el mundo quiere ser más alto. ¿Qué es más alto en una sociedad dada? Si estás en un área local, mientras estás en el área, lo más grande de alguien es lo más alto. En el ámbito internacional, la bomba más grande es lo más alto. Si estás en el mercado financiero, el bolsillo de poder es lo más alto. Entonces, lo que es más alto puede variar de persona a persona.
Pero, ¿hay alguien que quiera ser bajo, no alto? Nadie quiere ser bajo. Todo el mundo quiere estar drogado porque es una aspiración natural. Entonces, una vez que se den cuenta de que la vida puede evolucionar hacia una posibilidad mayor, nadie se lo negará a sí mismo. Pero eso no es lo suficiente profundo. Las personas deben darse cuenta de que, si se esfuerzan, pueden evolucionar. Si un mono puede llegar a ser un humano, definitivamente el humano todavía puede convertirse en algo mejor.
Cuando tenía 25 años de edad, un día me senté y de repente estaba lleno de éxtasis. Cada célula de mi cuerpo rebosaba de dicha y plenitud. Goteaba dicha. ¿Qué me está pasando? Pasé cinco o seis semanas mirándome. ¿Qué está sucediéndome? Entonces me di cuenta de que, si me mantengo un poco alejado de mi proceso psicológico, el pensamiento y la emoción que está pasando dentro de nosotros, de repente soy completamente feliz.
Experimenté de muchas maneras y confirmé que, si creo una existencia viviente conmigo mismo y mi proceso psicológico, estoy feliz. Entonces me decidí a hacer que todo el mundo sea dichoso. La población mundial era de 5.600 millones de personas. Me senté y elaboré un plan en dos años y medio. Haré que todo el mundo sea dichoso. Aquí estoy, 40 años después. Y lo estoy haciendo, sin máscara. Lo estoy haciendo.
No es difícil. ¿Quieres ver la puesta de sol? Pero si te sientas mirando al este y te esfuerzas mucho para ver el sol ocultándose, te rompes el cuello. Es muy difícil por el camino equivocado. Déjame contarte una pequeña historia. Hubo un labriego que cultivó papas toda su vida y un día sintió ganas de comer manzanas. Así que fue en busca de un manzano. Cuando lo encontró, por su costumbre, comenzó a cavar la tierra para recoger las manzanas. Claro, no encontró manzanas enterradas en la tierra. Se puso muy furioso y comenzó a cavar furiosamente. Después de un tiempo, el árbol le cayó encima.
Esta es la historia humana en este momento. La gente está en una búsqueda constante. ¿Qué quiere la gente? El placer de la experiencia. Que su cuerpo sea agradable, que su mente sea placentera, que sus emociones sean agradables, que el mundo alrededor sea agradable. Si tu cuerpo se vuelve placentero, lo llamamos salud. Si se vuelve muy placentero, lo llamamos placer. Si tu mente se vuelve placentera. Lo llamamos paz. Si se vuelve muy agradable, lo llamamos alegría. Si tus emociones se vuelven placenteras, lo llamamos amor. Si se vuelven muy agradable, lo llamamos compasión. Si tu vida se vuelve placentera, lo llamamos felicidad. Si se vuelve muy placentera, lo llamamos éxtasis. Si tu entorno se vuelve agradable, lo llamamos éxito. Solo que para crear tu entorno necesitas la cooperación de las personas y las fuerzas que te rodean. Sin ellos, no puedes hacerlo.
Pero creas placer en el cuerpo. La simpatía y el placer de la emoción y la energía es 100% tu negocio. Pero ahora estás en busca de la felicidad en el mundo. Buscando la felicidad, puedes ir de compras o puedes ir a la guerra. La guerra es una especie de centro comercial de compras y el motor económico del planeta está causando más daño que la guerra.
Ya sea que construyas centros comerciales o cualquier otra cosa en busca de la felicidad, estás haciendo cosas en busca de la felicidad. La experiencia humana está 100% determinada por lo que sucede dentro de nosotros. Si no sabemos cómo diseñarnos nosotros mismos en un lugar alegre, tratar de encontrarlo excavando en el mundo no va a suceder.
Este es un problema simple que no hemos abordado. Estamos tratando de conquistar el mundo, pero se nos llama seres humanos. Somos la única especie en el planeta a la que se hace referencia como seres humanos. No llamamos tigre a un elefante, ni elefante a una hormiga. Pero el ser humano es una criatura que sabe o que se supone que sabe cómo ser. Si supieras cómo ser, ¿te mantendrás feliz o miserable? Te estoy preguntando a ti mismo y a todos los naturalmente dichosos.
El problema básico es que no hemos cumplido la responsabilidad de ser un ser humano. Si sabemos ser, ¿sabremos administrar el mundo? Definitivamente sí. No ha habido inversión. Nuestros sistemas educativos se centran básicamente en estar uno encima del otro. Cuando fuiste al jardín de infancia, tu madre te preguntaba: ¿Eres el número uno o algo así? Entonces, si eres el número uno, eres el primero en la clase. ¿Qué significa?
Ella nunca preguntó, ¿cómo están los otros niños? ¿Lo están haciendo bien? Si eres el número uno, ¿qué pasó con los otros niños? Esa es la conciencia generalizada, querer estar por encima de otro. Y hay peleas. En cambio, si somos dichosos por nuestra propia naturaleza no tengo necesidad de estar encima de ti. Ni nadie tendrá necesidad de estar encima de mí. Nos veremos uno al otro como seres humanos únicos. Y eso es lo maravilloso de la creación. No hay repetición. No hay copias al carbón en ninguna parte. Si hubiera una persona más como tú en tu propia casa, sería imposible vivir allí.
En este momento siempre estamos luchando contra alguien que no se parece a nosotros, que no piensa como nosotros, que no habla como nosotros. Un problema serio. Y sucede porque estamos en la búsqueda de la felicidad. Primero, debes estar alegre y luego hacer lo que quieras de acuerdo con tus capacidades.