La cuarta edición, el Congreso Internacional de Sostenibilidad que organiza Cambio16 y que se ha consolidado como un referente de la transición verde hacia la economía circular, ha tenido un objetivo y un propósito bien definido. Por un lado, alertar sobre la necesidad de que la comunidad internacional libere fondos y financie el cambio ecológico de una manera justa, sin dejar a nadie atrás. La coyuntura global ha disparado todas las alarmas. No obstante, debe verse como una oportunidad única para Europa de liderar este proceso poniendo el foco en las personas a través de una innovación humanística. En soluciones tecnológicas que se inspiren en la naturaleza imitando su armonía y equilibrio.
Es lo que los expertos que han protagonizado las distintas ponencias han denominado la ciencia de la abundancia. Un concepto que Jorge Neri Bonilla, editor de Cambio16 y presidente del IV CIS, ha desarrollado como fundamento editorial de la revista y propuesta de valor para nuestros lectores, patrocinadores y anunciantes. Y, por extensión, para todo el que quiera acompañarnos en este camino de vida y regeneración, de luz y renacimiento.
Al poner en el centro al ser humano, abarca mucho más que una economía verde y circular, la conservación de la biodiversidad o la recuperación de ecosistemas. La sostenibilidad es abundancia de bienestar, de salud, de riqueza, de felicidad, de comida, de árboles, de peces, de aire, de mares, de ríos, de vida… Si hay abundancia, hay sostenibilidad.
Contrariamente, cuando hay escasez, faltan recursos y solo hay para unos pocos. Y resulta insostenible. En este sentido, el IV CIS se ha adelantado a la COP27 estableciendo las bases de un debate que reclama mecanismos regulatorios y legales que obliguen a los gobiernos a actuar sin demora.
Por otro lado, el propósito, tanto del IV CIS como de Cambio16, desde el ámbito de la información y la comunicación, es contribuir a la construcción de un mundo más humano, justo y sostenible. De ahí el aldabonazo a las conciencias, la necesidad de elevar nuestro compromiso, de conectar la convicción mayoritaria de la sociedad frente al cambio climático con la acción urgente. Si seguimos como si no ocurriera nada, creyendo que tenemos tiempo para reaccionar y enderezar el rumbo, llegaremos a un punto de no retorno. Entonces, la naturaleza hará las correcciones y será muy cruel. No será gratis.
El futuro está hipotecado y la humanidad ha empezado a pagar las consecuencias.