Organizaciones locales e internacionales, e incluso amigos de los insectos alertan el declive de varios tipos de mariposas en Norteamérica. Estas instancias han impulsado acciones para detener ese comportamiento. Pero no ha tenido el éxito esperado. La mariposa monarca migratoria entró en la Lista Roja de la UICN (Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza) en la categoría “En peligro de extinción». Está amenazada por la destrucción de su hábitat y el cambio climático.
La mariposa monarca migratoria (Danaus plexippus plexippus) es conocida por su espectacular viaje anual de hasta 4.000 kilómetros por las Américas, a pesar de su fragilidad. Cada otoño, cuando las temperaturas empiezan a bajar en Norteamérica, estas mariposas procedentes de lugares tan al norte, como Canadá, migran hacia climas más cálidos y meridionales.
De intenso colorido, básicamente de negro y naranja brillante, estas mariposillas aletean y se deslizan desde los ásteres y los plumeros amarillos hasta los arbustos de coyote, recorriendo hasta 160 kilómetros al día. Se dirigen al sur, buscando instintivamente los bosques que ofrecen las condiciones perfectas para pasar el invierno. Actualmente, su población ha disminuido entre un 22% y un 72% en la última década.
La migración de la mariposa monarca a través del continente proporciona un servicio inestimable, como polinizadores. Labor esencial para que muchos ecosistemas prosperen. Gracias a estas mariposas, las abejas y otros insectos, existe la garantía de los frutos y alimentos. Las monarcas tienen además otro rol insustituible en Norteamérica: el de icono cultural.
«En México, antes de la colonia, se podían ver imágenes de mariposas a través de tallas en piedra. Y pinturas de grupos indígenas», dijo Joel Pérez-Castaneda, director de proyectos de The Nature Conservancy en Indiana.
En muchos estados de EE UU, desde Florida hasta Indiana, los conservacionistas dirigen diversos esfuerzos para proteger a las mariposas monarcas migratorias. Se han creado jardines de mariposas donde se alimentan o ponen sus huevos. Y hábitats para la preservación de las tierras que visitan y polinizan durante su migración.
Pero la tala legal e ilegal y la deforestación para hacer espacio para la agricultura y el desarrollo urbano han destruido gran parte de los refugios invernales de las mariposas en México y California. Mientras que los pesticidas y herbicidas utilizados en la agricultura intensiva en toda el área de distribución de la especie matan a las mariposas y al algodoncillo. La planta huésped de la que se alimentan las larvas de mariposas monarca.
“La población oriental de la mariposa monarca de América del Norte ha sufrido una constante disminución, durante las últimas dos décadas. Casi 18 hectáreas de bosque en la región de la monarca en México estuvieron cubiertos de mariposas durante el invierno de 1995-1996. Y desde ese momento sus poblaciones fluctuaron anualmente hasta 2003-2004, época en la que los científicos registraron 11 hectáreas de cobertura forestal. Desde entonces, las encuestas han documentado una continua tendencia a la baja”, señala WWF-México.
Según el último censo, la presencia de la mariposa monarca en el bosque durante la temporada de invierno de 2020 ocupó poco más de 2 hectáreas. Una disminución del 26% respecto al año anterior.
Esto se debe, entre otros factores, a que sus áreas de reproducción en Estados Unidos están amenazadas por el exhaustivo cambio en el uso de la tierra, la conversión de pastizales y el cambio climático. Y además porque sus áreas de hibernación en México están en riesgo por la deforestación y el cambio climático,
La UICN informó que la mariposa monarca migratoria entró en su Lista Roja, en la categoría de peligro en extinción. La organización conservacionista explica que el cambio climático ha impactado significativamente a esta especie. Y constituye una amenaza de rápido crecimiento, ya que la sequía limita el crecimiento del algodoncillo y aumenta la frecuencia de incendios forestales catastróficos.
Además, las temperaturas extremas desencadenan migraciones más tempranas, antes de que el algodoncillo esté disponible, mientras que los episodios meteorológicos severos matan a millones de mariposas.
La población occidental presenta un mayor riesgo de extinción, habiendo disminuido en un estimado del 99,9%, de hasta 10 millones a 1.914 mariposas entre la década de los 1980 y 2021. Sigue existiendo la preocupación de si quedan suficientes mariposas para mantener las poblaciones y evitar la extinción.
“Es doloroso ver a las mariposas monarca y su extraordinaria migración tambalearse al borde del colapso, pero hay signos de esperanza. Muchas personas y organizaciones se han unido para tratar de proteger a esta mariposa y sus hábitats. Desde plantar algodoncillo nativo y reducir el uso de pesticidas hasta apoyar la protección de los sitios invernales y contribuir a la ciencia comunitaria. No todo está perdido. Todos podemos jugar un papel para asegurarnos de que este insecto icónico se recupere por completo”, dijo Anna Walker. Miembro del Grupo de Especialistas en Mariposas y Polillas de la CSE-UICN y Encargada de Supervivencia de las Especies en la New Mexico BioPark Society.