El turismo sigue recuperándose a buen ritmo y el ecoturismo aún más. Los lugares al aire libre y en contacto con la naturaleza se han convertido en los preferidos en estas vacaciones. El 95% de los españoles tiene intención de viajar a espacios naturales este año. Asimismo, un 40% prevé hacer más de tres viajes de este tipo en los próximos seis meses.
En los últimos resultados del Observatorio de la Asociación de Ecoturismo en España, los destinos a nivel mundial recibieron casi el triple de llegadas internacionales en el primer trimestre de 2022 que en el mismo periodo de 2021, con Europa liderando el repunte.
El último Barómetro del Turismo Mundial de la OMT señala que el turismo internacional experimentó un aumento interanual del 182% en enero-marzo de 2022 con respecto a igual lapso en 2021, aún en pandemia. Y los destinos de todo el mundo recibieron unos 117 millones de llegadas internacionales. Frente a los 41 millones del primer trimestre de 2021.
De los 76 millones de llegadas internacionales adicionales de los 3 primeros meses, unos 47 millones se registraron en marzo, lo que demuestra que la recuperación sigue cobrando fuerza.
El ecoturismo, en particular, se acrecienta en Europa y se alcanza en España índices relevantes. Una noticia positiva para la industria, los operadores turísticos y los viajeros deseosos de disfrutar de rincones, llanuras, montañas, ríos, ajenos al turismo convencional. Pero ese auge toma al sector con algunas limitaciones, derivadas de la falta de financiación para mejorar la gestión y ofrecer un servicio óptimo. También se suma el peligro de masificar los espacios naturales y hacer más difícil preservar el hábitat, respetar las áreas rurales y fomentar las costumbres locales.
Expertos de la industria diferencian el ecoturismo, del turismo sostenible y el turismo de naturaleza. Sus particularidades son difíciles de precisar por sus amplias semejanzas. Tienen en común el fascinante atractivo de los espacios abiertos, fuera de apartamentos y oficinas. Es la aventura de escapar de la rutina y explorar un encuentro con lo natural.
El ecoturismo es, en pocas palabras, un viaje responsable al medio ambiente, para conocerlo, interpretarlo, disfrutarlo y recorrerlo. Los más conscientes buscan su conservación y preservación. El turoperador debe estar vigilante de que todos cumplan con la naturaleza. Se enfoca abiertamente en el aspecto ecológico, la educación ambiental y la contribución a la comunidad local. España ofrece variedad de paisajes, rincones y culturas para satisfacer a viajeros exigentes en ecoturismo. Pero conforme aumenta la demanda, el sector requiere el respaldo de una fuerte financiación que evite la masificación de los espacios naturales y ataje las amenazas y daños al medioambiente.
En 2021, aunque muchos países transitaban por los últimos brotes del coronavirus, el ecoturismo alcanzó un pico. Sin embargo, en España el boom fue sorpresivo y trajo algunos escollos.
“En ocasiones se produjo una excesiva concentración de visitantes en los puntos más conocidos de parques naturales. Los viajeros tuvieron que sufrir las aglomeraciones que trataban de evitar. Esta es una de las amenazas a las que se han enfrentado estos espacios en fechas recientes. Y que se mantiene este 2022”, explica a Hosteltur, Amanda Guzmán, gerente de la Asociación de Ecoturismo en España.
«Aunque tenemos muchos espacios por descubrir, lugares que no se conocen, la gente va a los sitios más conocidos. Por tanto, a veces estos ecoturistas acaban sufriendo de masificación. Se requiere un esfuerzo de gestión para que esos y otros paisajes atractivos sean escogidos por los vacacionistas. Hay que a trabajar para descongestionar estos puntos y que los viajeros vayan a otras zonas menos conocidas, con las mismas posibilidades para practicar senderismo y ver paisajes espectaculares», reclama Guzmán.
“El 33% de nuestro territorio está protegido. Y muchas de las zonas más interesantes no se visitan porque no las conoce el gran público», sostiene. Y destaca al mismo tiempo, que desde la Asociación de Ecoturismo en España han detectado más empresas de turismo activo interesadas en ofrecer actividades de ecoturismo. Este cambio en la demanda ha acercado a estos establecimientos a gente que no estaba acostumbrada a viajar a estos territorios.
«Buscaban zonas no masificadas, grupos pequeños y un espacio al aire libre. Pero se veía que su tradición de viaje era un hotel y echaban en falta ciertas comodidades», explica Guzmán a Hosteltur. Muchos socios han notado un cambio importante de los turistas. Con una demanda «más generalista» que está llegando a entornos rurales, «unas veces para bien, en la que se enamoran, y otras en que no les gusta tanto».
En España, este nuevo viajero que se identifica con el Ecoturismo, presenta algunas características que es interesante observar, registrar y encausar.
«Este viajero va a un espacio natural como va a un monumento. Exige que haya papeleras, cuando en un espacio natural no tiene que haber porque guardas tú la basura y te la llevas a tu casa», destaca. Es importante ubicarlos porque muchos no están acostumbrados a ir al campo. Pero ¿sería oportuno y necesario colocar basureros?
Mabel Cervera, ingeniera forestal, educadora y técnico de la Fundación Patrimonio Natural de Castilla y León que lucha contra la ‘basuraleza’, comparte su experiencia. Cuenta cómo, a raíz de la pandemia, el turismo de naturaleza “se ha puesto de moda», pues tras las restricciones «hemos necesitado salir al campo y respirar después de las mascarillas». Este escape y consecuente masificación tiene un impacto ambiental.
La ‘basuraleza’ está compuesta por colillas de cigarros, plásticos y otros tipos de desechos con los que «provocamos mortandad» a diferentes especies. Indica que «muchas aves se llevan cosas que brillan al nido, se tragan esos plásticos o se los dan a los polluelos».
Toda la basura que no se degrada se infiltra en la cadena trófica y “finalmente nos la acabamos comiendo nosotros”. Por ello insiste en evitar que los residuos acaben allí y que se logra llevando en cada salida al campo una bolsa en la mochila en la que guardar los desperdicios y se dejar después en un punto de recogida.
El «turismo de naturaleza» que Cervera vivió en los años noventa, desde el hotel rural que puso en marcha, ha pasado a ser ahora «turismo en la naturaleza». Allí, los huéspedes a menudo esperan el mismo modelo turístico de cualquier urbe. Es decir, un hotel equipado con todas las comodidades, pero situado en un entorno natural. Sin interactuar apenas con la población local.
Asimismo, en este proceso de aprendizaje y adaptación mutuos, Guzmán reconoce que la digitalización se ha convertido en uno de los principales retos del sector turístico. Alerta que esta es una de las carencias de estos establecimientos y la falta de cobertura.
«Se habla mucho de digitalización, pero todavía tenemos auténticos agujeros negros en nuestros espacios rurales, a los que no llega internet ni una cobertura móvil adecuada. Es algo que no estamos viendo que mejore todo lo rápido que debiera», resalta la gerente de la Asociación de Ecoturismo en España.