El fundador de Zero Emissions Research and Initiatives, Gunter Pauli, en la clausura del Tercer Congreso Internacional de Sostenibilidad del Medioambiente propuso crear un nuevo arte de vida y nos invita a buscar en la naturaleza, en las otras especies, las soluciones contra la pérdida de la biodiversidad y el calentamiento global. “Las tecnologías comprobadas en la naturaleza son la verdadera sostenibilidad y la vía para corregir los errores del pasado”, anotó.
Como ejemplo de las tecnologías que no enseña la naturaleza, se refirió a la biomimética, que estudia los modelos de la naturaleza para aplicarlos en la solución de los problemas humanos. “Nuestros pulmones son órganos extraordinarios. Con 500 millones de esponjas conectadas a billones de capilares, captan el oxígeno y expulsan el CO2. Los humanos no somos capaces de imitar este intercambio tan extraordinario”, refirió.
Alertó también que es imprescindible cambiar las técnicas que utilizamos para obtener los alimentos. Lo estamos haciendo mal, aunque en los cuadernos de contabilidad reflejan lo contrario. Dijo que muchas especies han desparecido o están en riesgo de extinción no por la sobrepesca, sino porque se pescan las hembras con huevos. Chocamos con la lógica de creación de vida, pero hay un sistema inspirado en las burbujas de aire de los delfines que permite se separar el 90% de las hembras con huevos. “Un arte de vida, una manera de que la vida se regenere”.
Pauli es economista y autor del libro La economía azul. Fue asesor del Club de Roma y el proyecto que con el Gobierno de Japón y la Universidad de Naciones Unidad se dedica a encontrar sistemas industriales sostenibles a partir de procesos de la naturaleza. Una nueva economía que crearía 100 millones de puestos de trabajo para un mundo más humano, justo y regenerativo.
La economía azul parte de una premisa sencilla: servirse del conocimiento acumulado durante millones de años por la naturaleza para alcanzar mayores niveles de eficacia respetando el medio y creando riqueza. Se trata de traducir la lógica del ecosistema al mundo empresarial.
Pauli, invitado especial en el III CISM, acaparó la atención del aforo presencial y de los seguidores de las redes sociales y streaming. Insistió en que las tecnologías comprobadas en la naturaleza son la verdadera sostenibilidad. Deben estar orientadas en corregir los errores del pasado y en definir una estrategia para remediar la realidad.
En su exposición se refirió a la concentración de plásticos en los océanos, de 5.000 a 10.000 partículas por litro. Estamos cambiando la vida de los mares y estamos achicando las partículas hasta llevarlas a nivel de nanopartículas. «Necesitamos una estrategia para remediar esta realidad y entender cómo la naturaleza es capaz de encontrar soluciones», subrayó.
Se refirió a la biomimética, una ciencia que estudia los modelos naturales para imitarlos. También utiliza sus diseños y procesos para resolver los problemas humanos. «Son nuestros pulmones, órganos extraordinarios, con 500 millones de esponjas conectadas con billones de capilares capaces de aislar y separar el CO2.
Los pulmones permiten la entrada de oxígeno en nuestros cuerpos y expulsan el dióxido de carbono. Este intercambio de oxígeno y dióxido de carbono es un trabajo extraordinario que no somos capaces de imitar. Pauli contó que emplazó a un grupo de científicos a hacer esa función con los nanoplásticos. Al principio dijeron que era imposible. Luego comentaron que es fácil de sustraer nanoplásticos del mar sin sacar los otros microorganismos vivos y los minerales.
Destacó el investigador y escritor que los pulmones tienen microfluídos que no necesitan una bomba. Esta lógica, cuando la aplicamos al mar, con unos 600 discos en los que organizamos estos microfluidos somos capaces de sacar en un segundo todas las nanopartícula de 1.000 litros. En un día serían 72.000 toneladas. Se pondrían 1.000 de estos instrumentos en el Mediterráneo y en 7 años estaría limpio de los nanoplásticos acumulados.
Gunter Pauli insistió en la necesidad de regenerar más vida. Constantemente se habla del problema de biodiversidad y tenemos que pensar en la regeneración. Se refirió entonces a los delfines, ballenas, y ¿cómo pescan? Con burbujitas en el agua, estas suben y cuando se producen muchas, los peces quedan envueltos en una cortina de burbujas que los impulsa a la superficie. Son tan inteligentes que el tamaño de las burbujitas que emiten permite que las hembras, con huevos, se escapen por la cortina. Solo los machos y las chiquitas hembras son forzados a la superficie y comidos.
“Nosotros no estamos ‘sobrepescando’, sino pescando a las hembras con huevos. De allí, tenemos esta crisis, y la solución que se busca es la manipulación genética y la pesca artificial. Estamos pescando peces para dar de comer a los peces. No estamos en una lógica creación de vida. Estamos sin querer en un modelo de negocio que no es sostenible. Tenemos que hallar el ser vivo que nos inspira soluciones».
Hoy la pesca inspirada por esa ingeniería de burbujas de aire de los delfines y ballenas, permite separar el 90% de las hembras con huevos. Con esta acción, tienes el doble de la densidad de peces. «Se está promoviendo la vida, que la vida se regenere», dijo Pauli.
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