El Banco Central Europeo publicó un informe en el que muestra que el uso de billetes de euro como forma de pago tiene un impacto en el medioambiente demostradamente bajo. Aseguran que el uso de papel moneda puede considerarse eco-friendly, es decir, que daña muy poco el entorno.
El director del estudio, Petteri Taalas, apuntó que las causas de los terribles daños medioambientales son “inequívocamente” las emisiones de gases de efecto invernadero “procedentes de distintas actividades humanas”. Prácticamente todo lo que hacen los humanos está bajo la lupa para calcular la emisión de gases y los daños a los ecosistemas. Sin embargo, los billetes son respetuosos con el ambiente y dejan una huella de carbono muy pequeña.
El calentamiento global llegó a cifras alarmantes y hay un llamado urgente a detener la contaminación. Estamos acabando con el planeta a una rapidez vertiginosa. En materia económica, los diversos entes y organizaciones internacionales desarrollan opciones para disminuir la emisión de gases. El cambio de hábitos, más que necesario, es apremiante.
El estudio BCE indica que el uso de billetes como forma de pago no representa un peligro mayor. Se ha comentado una poco conocida influencia de la política monetaria en el cambio climático. Un asunto en el que Christine Lagarde, presidenta del BCE, puso atención desde que asumió el cargo a finales de 2019. Inicialmente esta visión fue considerada polémica dentro de la institución monetaria. Las investigación realizadas en los últimos años tratan de determinar cómo el calentamiento global afecta la economía y la vida de los ciudadanos en los 20 países de la zona euro y del resto de la Unión Europea (Bulgaria, Dinamarca, Hungría, Polonia, República Checa, Rumanía y Suecia).
La investigación del Banco Central Europeo cambió la manera de abordar el problema. Ya no se preguntan cómo afecta el cambio climático las finanzas personales, sino cómo los hábitos de los ciudadanos con respecto al uso del papel moneda afectan de forma negativa al entorno natural. La gran pregunta fue cuánto contaminan los billetes que se emiten y que son usados a diario para pagar bienes y servicios. Aunque hay una gran variedad de formas de pago, el uso del efectivo es la más común en la zona euro.
El BCE, con sede en Fráncfort, Alemania, analizó cómo la fabricación, distribución y manejo de los billetes afectan al medioambiente. La investigación se interesó en la huella ambiental que deja el uso del papel moneda y se apoyó en el trabajo iniciado en la evaluación del ciclo de vida de la primera serie de billetes en euros que se imprimió en 2004. Se excluyó el uso de monedas, otra forma de pago muy popular, pero limitada porque con monedas se pagan artículos de precios bajos. El BCE es el emisor legal de los billetes en euros, mientras que las monedas están bajo el control de la Comisión Europea,
Los resultados reflejan que el impacto ambiental del uso de los billetes es pequeño: en 2019, el importe global medio de los pagos hechos por cada ciudadano de la eurozona con papel moneda tuvo una “puntuación global única” de 101 micropuntos (µPt). Una puntuación baja. Equivale a conducir ocho kilómetros con “un coche estándar” en todo un año utilizando combustibles de origen fósil. Otra manera de explicarlo sería que representa el 0,01% de todo el impacto medioambiental que un ciudadano europeo puede causar a lo largo de 365 días.
El BCE hizo varias comparaciones para aclarar la baja influencia negativa de los billetes en el entorno natural. Por ejemplo, fabricar una camiseta de algodón que se lava una vez a la semana durante un año es equiparable a conducir 55 km. Contamina casi 7 veces más que usar billetes para pagar. La larga vida útil de los billetes y el hecho de que se utilicen para muchos pagos implica que “el impacto de la producción de billetes sea menor que el del transporte y la distribución.
Desde 2004, el Eurosistema realiza esfuerzos para reducir la huella ambiental de los billetes de euros. Actualmente solo usan algodón 100% sostenible y se prohibió la eliminación de residuos de billetes en vertederos. Además, los fabricantes de cajeros automáticos y los bancos adelantaron tecnologías para reducir el impacto ambiental de sus máquinas.
De los 101 micropuntos mencionados, el 37% viene del gasto en energía eléctrica que utilizan los cajeros automáticos. El 35% en el transporte de los billetes a bancos, cajeros, etc. Le siguen las actividades de procesamiento en su distribución que alcanzan 10%, la fabricación del papel representa el 9% y la autenticación de los billetes en los puntos de venta el 5%.
El Banco Central Europeo destacó en el informe que el Eurosistema (la autoridad monetaria que integra al BCE y a los 27 bancos centrales de cada país de la UE) trabajó cerca de 20 años para reducir la huella climática de los billetes. El Eurosistema se comprometió a disminuir el impacto a través de “una intensa labor de investigación y desarrollo para lograr ese objetivo”. Todavía no se tiene fecha para la impresión de nuevos billetes, pero el objetivo es que “sean lo más respetuosos posibles con el medioambiente”.