Jornada final COP28, drama, overtime y sin Al-Jaber: ¿otra frustración?

Si el final de la COP27 fue decepcionante, la jornada final de la COP28 va por peor camino. El flamante presidente, Sultán al-Jaber que tanto se jactó de los «históricos» acuerdos que se iban a lograr, en el día previsto para el cierre hizo mutis por el foro. La jornada de no ocurrió como la había soñado. No hubo el aplauso aclamatorio de los cientos de delegados y asistentes. Hubo fue tensión, drama, y un overtime que tampoco iba en dirección al soñado consenso.

Majid al-Suwaidi, al director General de Emiratos Árabes Unidos para la COP28, tuvo que enfrentarse a la prensa para intentar matizar la fractura que se produjo luego que la presidencia entregó el tercer borrador, que se suponía último, del Balance Global. Un documento que al parecer solo fue satisfactorio para los miembros de la OPEP+. Su justificación debió dejar estupefacto a más de uno en la sala. Declaró que el objetivo del texto era «suscitar conversaciones». Como si en los 11 días previos de intensas negociaciones y foros, los asistentes hubieran estado en tertulias sobre el arte universal y el próximo Mundial de Fútbol.

«Al publicar nuestro primer borrador del texto, hemos conseguido que las partes se dirijan rápidamente a nosotros con esas líneas rojas», declaró a la prensa. Al parecer, las traducciones de todo lo que dijeron claramente los delegados de la UE, las islas del Pacífico, los países en pobres, las ONG y los científicos, de viva voz, por escrito, o a través de cuanto medio digital lo permitiera, como que no llegaron a Al-Jaber y su equipo del COP28.

Balde de agua fría

El drama comenzó cuando la presidencia del COP28 distribuyó el lunes en la tarde el borrador del Balance Global. Cuando los delegados lo leyeron ardió Troya. La Unión Europea lo calificó de inaceptable, los activistas como un escándalo, Al Gore lo consideró escrito por la OPEP, y la representante de las Islas Marshal, no pudo evitar las lágrimas cuando dijo que era “una sentencia de muerte” para su país. Si hubieran realizado un concurso de la persona más impopular del momento, sin duda Sultán al-Jaber se habría llevado los laureles.

Luego de la generalizada reacción de rechazo, los organizadores prometieron otro borrador. Pero pasadas las 23 horas, se anunció que las negociaciones continuarían hasta primeras horas del miércoles 13 (un número no muy Sympatico para supersticiosos).

Que las cumbres se extiendan más allá de la fecha prevista no es extraordinario. Por el contrario, casi es la norma. Pero en este caso había confianza en que se terminaría en el plazo establecido. Incluso, la sede de la cumbre está comprometida para otros eventos. De no lograrse un consenso, sería considerado un absoluto fracaso por todas las partes. Quedaría pendiente para la COP29, que, para disgusto de los ambientalistas, también tiene como organizador y sede un país petrolero: Azerbaiyán.

El documento que desató la furia en la COP28

Hay tres puntos calientes. El más explosivo el paquete energético. Le siguen la financiación de la transición, la inclusión de la energía nuclear y la captación y almacenamiento de carbono, como opciones válidas para reducir la emisión de gases de efecto invernadero. El más enconado punto de discrepancia es el paquete energético que establece los lineamientos de lo que deben aplicar los países para reducir las emisiones en un 43% para el año 2030. La comunidad científica afirma que esta reducción es necesaria para contener el calentamiento global y no superar el grado y medio de temperatura en este siglo.

En lugar de una agenda de acción urgente, se presentó un menú a la carta. El documento sugiere ocho opciones que los países podrían adoptar para reducir las emisiones. Estos «podrían» incluir una reducción del “consumo y producción de combustibles fósiles de manera justa, ordenada y equitativa para lograr cero emisiones netas antes o alrededor de 2050”. Pero obviamente la “eliminación progresiva” del carbón, el petróleo y el gas natural, no entró en el menú.

Ni pone énfasis en reducir su uso en esta década. Algo que los científicos consideran imprescindible, debe haber complacido a la OPEP+, pero enfurece a la UE y a buena parte de los países pobres o en vías de desarrollo. Incluso EE UU considera el texto demasiado blando. China y la India guardan un discreto silencio.

Países en desarrollo en desventaja

La financiación de la acción climática y la adaptación son elementos fundamentales en las alianzas entre países. Sin embargo, también generan brechas significativas. Los países en desarrollo a menudo se resisten a aceptar acuerdos que no garanticen que las economías industrializadas, enriquecidas a través del modelo que pretenden desmantelar, proporcionarán la financiación necesaria para implementar cambios en sus territorios.

Para los países pobres el paquete de transición energética debe venir acompañado de una promesa de apoyo financiero y tecnológico para esa transición. Los países en desarrollo actualmente no reciben financiación. Sostienen que la mayoría de la financiación para la energía limpia se dirige al Norte global y a China. Los países en desarrollo han quedado en una posición desventajosa. Tienen dificultades para asumir sus deudas y esto aumenta el costo de los préstamos y las inversiones asociadas.

Energía nuclear y CAC

Si el paquete energético y la financiación son brasas calientes, la inclusión de la energía nuclear y la captura y almacenamiento de carbono fue la guinda que colmó a científicos y ambientalistas. En el último borrador de Balance Global presentado por la presidencia de la COP28, se insta a las partes a “acelerar las tecnologías de bajas o nulas emisiones como renovables, nuclear y aquellas con captura, uso y almacenamiento de CO2″. Incluir de la energía nuclear entre las tecnologías a impulsar para afrontar el calentamiento climático es una novedad.

Greenpeace, Ecologistas en Acción y WWF argumentan que la inclusión de la energía nuclear en el texto responde a la creciente presencia de “lobistas” nucleares en las cumbres del clima desde Glasgow, con la complicidad de Estados Unidos o Francia. En esta ocasión Emmanuel Macron y John Kerry le hicieron abiertamente lobby a esas opciones.

Muchas ONG todavía influenciadas por la guerra fría todavía sostienen que la energía nuclear no es una opción viable para la transición energética. Desde el inicio de la COP28, se ha hablado de la necesidad de tecnologías de bajas emisiones como la fusión nuclear y la CAC. Las organizaciones ecologistas lo consideran inaceptable, las señalan como avances que aún no están probados, son costosos, o que no están listos.

Múltiples parcelas

También están las parcelas y coaliciones que se contituyen a la sombra de la cumbre. Hay asuntos en los que EE UU, la UE y buena parte de los países en desarrollo reman en la misma dirección. Por ejemplo,la reducción de las emisiones. No obstante, la coalición se hace añicos cuando se intenta definir el cómo y el cuándo. mientras que la UE y EE UU quieren que sea un proceso global, los países en desarrollo y los más pobres apuntan que debe comenzar por los que generaron el desastre. También quieren que la transición a esas nuevas energías la financien los países ricos.

Los europeos han aprovechado todas las oportunidades para reiterar que la UE es el mayor donante de financiación climática internacional. Estados Unidos se encuentra en una posición diferente. Disiente de Europa en la fórmula de compromiso para costear la transición. Los países pobres quieren que se establezcan montos y sus desembolsos se produzcan con recursos públicos. Mientras que los países ricos quieren que sean aportes voluntarios y puedan provenir del sector privado.

También impera desconfianza. Los países pobres no cree en que los países ricos cumplirán con los montos. Y tienen razones, no lo han hecho en el pasado. Los países ricos quieren mecanismos que permitan verificar que los recursos realmente se utilicen para lo que fueron aprobados. No hay que ser ilusos, los países ricos desconfían de los gobiernos de los países pobres. Hay un largo historial de recursos que se desviaron.

Sin garantías

Aunque Al-Jaber tenga la lámpara de Aladino para cumplir el deseo de cada una de las partes, o su deseo de lograr una “cumbre histórica”, no hay garantías de que los acuerdos se cumplan. Demos pequeño vistazo a los antecedentes:

  • Kioto, Japón,1997: Marcó un hito importante con la creación del Protocolo de Kioto. Este acuerdo pedía a 41 países con grandes emisiones y a la Unión Europea que redujeran sus emisiones en un poco más del 5% en comparación con los niveles de 1990. Sin embargo, no fue hasta 2005 que los países acordaron finalmente aplicar el Protocolo de Kioto. A pesar de estos esfuerzos, las emisiones han aumentado drásticamente desde entonces.
  • Copenhague, Dinamarca, 2009: La cumbre se celebró en medio de la década más calurosa del mundo. Aunque es ampliamente considerada un fracaso, los países ricos se comprometieron a enviar 100.000 millones de dólares al año a los países en desarrollo para tecnología limpia para 2020. Promesa que no se cumplió en los primeros años de la década de 2020.
  • París, Francia, 2015: Casi 200 países aprobaron el Acuerdo de París un pacto global para combatir el cambio climático. Pedía al mundo reducir los gases de efecto invernadero de forma colectiva. Es ampliamente considerado como el mayor logro de las Naciones Unidas en los esfuerzos por combatir el cambio climático.
  • Glasgow, Escocia, 2021: Acordaron “reducir de forma gradual” el uso del carbón. Sin embargo, las emisiones provocadas por el carbón han crecido ligeramente y los países que más lo consumen aún no han empezado a abandonar este combustible fósil altamente contaminante.
  • Sharm el Sheij, Egipto, 2022: Acordaron por primera vez crear un fondo para ayudar a los países pobres a recuperarse del impacto del cambio climático. Se activó en el COP28. Se han prometido unos 700 millones de dólares, los expertos climáticos señalan que esta cantidad es apenas una fracción de los miles de millones de dólares necesarios.
COP28

Arena en el desierto

Pese a los esfuerzos de última hora que llevaron a las partes a mantener negociaciones hasta las luces del alba, pareciera que los sueños de gloria de Sultán al-Jaber se desvanecen como la arena en el desierto. El ansiado e histórico acuerdo que iba a marcar “un antes y un después”, se parece mucho al final del COP27. Ya Majid Al Suwaidi adelantó que al final son las partes las que deciden. Una imagen muy cristiana, suena a Pilatos lavándose las manos.

No basta con sentar a los ministros “bajo un mismo techo” y con una mente “flexible” para que de Dubái se salga un acuerdo climático “especial y sin precedentes”, como había prometido Sultán al-Jaber. Eran libres de debatir entre triplicar la energía renovable y duplicar la eficiencia energética o, lo que es más controvertido, utilizar “combustibles bajos en carbono” (código para gas fósil) y “tecnologías de bajas emisiones” como la captura y almacenamiento de carbono. Una variedad de opciones muy del gusto de la industria petrolera que no tocan el origen de todos los males, los combustibles fósiles. Los casi 2.500 lobistas definitivamente justificaron sus pagos.

Quizás los delegados a la COP28 habrían visto con claridad el panorama lo que venía si no se hubiesen deslumbrado por la ExpoCity Dubai. En las salas mantuvieron unaa agradable temperatura para que no se caldearan los ánimos gracias a potentes gases de efecto invernadero y tecnología ineficiente. Según la Agencia de Investigación Ambiental solo los sistemas refrigerantes en cuatro edificios tenían un impacto de calentamiento equivalente a 1.000 toneladas de CO2. El mensaje estaba bastante claro. Aunque no salió de la boca de Al-Jaber.