El 2024 se presenta como un año crucial para el medioambiente, con desafíos que requieren acciones inmediatas y coordinadas. Pero, aunque tímidas, hay razones para ser optimistas de acuerdo con el Informe Anual de UN Environment Programme. El cual presenta una visión detallada de los progresos y desafíos en la protección del medio ambiente y la biodiversidad.
Sobre la Brecha de Emisiones 2023, se ha observado un progreso en la reducción de las emisiones de gases de efecto invernadero. Las emisiones en 2030, basadas en las políticas en vigor, se proyectan que aumentarían en un 16% desde la adopción del Acuerdo de París en 2015. Sin embargo, el aumento previsto es del 3%. El dato es un indicativo de que las medidas adoptadas están teniendo un impacto positivo. Aunque todavía queda mucho por hacer.
El informe destaca progresos en el financiamiento de soluciones basadas en la naturaleza para proteger el 30% de la tierra y el mar para 2030 y alcanzar la neutralidad de la degradación de la tierra. La brecha financiera es la diferencia entre las fuentes de financiamiento actuales y el escenario alineado con Río. Lo que es crucial para garantizar la protección de nuestros ecosistemas. También se han registrado logros en la protección de la biodiversidad y la reducción de la degradación de la tierra. Estos avances son fundamentales para la supervivencia de la vida silvestre y la salud de nuestro planeta.
Desde la firma del Acuerdo de París en 2015, se han logrado avances significativos en la lucha contra el cambio climático. A pesar de este progreso, aún necesitamos reducir las emisiones previstas para 2030 en un 28% para cumplir con el objetivo de 2 °C del Acuerdo de París y en un 42% para el objetivo de 1,5 °C.
Si implementamos completamente las Contribuciones Determinadas a Nivel Nacional incondicionales bajo el Acuerdo de París, podríamos limitar el aumento de la temperatura a 2,9 °C por encima de los niveles preindustriales en este siglo. Si implementamos completamente las NDC condicionales, podríamos reducir este aumento a 2,5 °C. Sugiere además que una implementación más rigurosa podría reducir las emisiones de gases de efecto invernadero en 2035 a niveles consistentes con los objetivos de 2 °C y 1,5 °C.
También reconoce como alentador que todos los miembros del G20, excepto México, han dado pasos importantes para reforzar sus objetivos. Sin embargo, en general, los avances han sido limitados en indicadores clave de confianza en la implementación. Como la situación legal, la existencia y calidad de los planes de y la alineación de las trayectorias de emisiones a corto plazo con los objetivos de reducción a cero. Lo más preocupante es que ninguno de los miembros del G20 está reduciendo emisiones a un ritmo coherente con el cumplimiento de sus objetivos de cero emisiones.
El informe destaca que las necesidades de financiación para la adaptación al cambio climático en los países en desarrollo son entre 10 y 18 veces mayores que los flujos actuales de financiación pública internacional. Esta cifra es más del 50% superior a las estimaciones anteriores. Se estima que los costos de adaptación en los países en desarrollo alcanzarán los 215 mil millones de dólares anuales en esta década. Mientras que la financiación necesaria para implementar las prioridades nacionales de adaptación se estima en 387.000 millones de dólares anuales.
A pesar de estas necesidades crecientes, los flujos de financiación pública multilateral y bilateral para la adaptación hacia los países en desarrollo disminuyeron un 15% a 21.000 millones de dólares en 2021. Como resultado, el déficit actual de financiación para la adaptación se estima ahora en 194.000 millones a 366.000 millones de dólares por año. Una falta de financiación que ha estancado la planificación y la implementación de medidas de adaptación. Lo que tiene enormes implicaciones en términos de pérdidas y daños, especialmente para los más vulnerables.
El informe identifica siete formas de aumentar la financiación, incluyendo el gasto interno, la financiación internacional y del sector privado, las remesas, el aumento y la adaptación de la financiación a las pequeñas y medianas empresas, y una reforma de la arquitectura financiera global. También se sugiere que el nuevo fondo de pérdidas y daños debería explorar mecanismos de financiación más innovadores para alcanzar la escala de inversión necesaria. Aunque los desafíos son grandes, el informe ofrece un camino claro para aumentar la financiación y abordar eficazmente la adaptación al cambio climático.
El Informe sobre la brecha de producción de 2023 revela que, a pesar de las promesas climáticas, los principales productores de combustibles fósiles planean aumentar la extracción. Se estima que los gobiernos producirán alrededor de un 110% más de combustibles fósiles en 2030 de lo que sería coherente con limitar el calentamiento a 1,5 °C, y un 69% más de lo que sería coherente con 2 °C. Aunque 151 países se han comprometido a lograr emisiones netas cero, los planes actuales conducirían a aumentos en la producción mundial de carbón hasta 2030 y en la producción mundial de petróleo y gas hasta al menos 2050.
Este informe amplía los perfiles de 20 de los principales países productores de combustibles fósiles, incluyendo Australia, Brasil, Canadá, China, Colombia, Alemania, India, Indonesia, Kazajstán, Kuwait, México, Nigeria, Noruega, Qatar, Rusia, Arabia Saudita, Sudáfrica, Emiratos Árabes Unidos, Reino Unido e Irlanda del Norte y Estados Unidos. La mayoría de estos gobiernos continúan proporcionando un apoyo político y financiero significativo para la producción de combustibles fósiles.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, enfatizó que no podemos abordar la catástrofe climática sin abordar su causa fundamental: la dependencia de los combustibles fósiles. Para garantizar un planeta seguro y habitable, los expertos sugieren que la humanidad debe eliminar gradualmente la producción y el uso mundial de carbón para 2040, y reducir la producción y el uso de petróleo y gas en tres cuartas partes entre 2020 y 2050.
Aunque las razones para ser optimistas luzcan tímidas para avanzar en el camino de la sostenibilidad el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA) se ha trazada una agenda exigente en 2024. Estará marcado por eventos que tendrán importantes implicaciones para el medio ambiente, la biodiversidad y la sostenibilidad mundial.
Algunos de los principales actos y reuniones internacionales previstos:
Se celebrarán varios días internacionales relacionados con el PNUMA y dirigidos por él:
El 2024 puede transformarse en un punto de inflexión para el medio ambiente. Los desafíos son múltiples y variados. Desde el cambio climático y la pérdida de biodiversidad hasta la generación de residuos y la gestión del agua. Pero la creciente importancia de los criterios ESG en las decisiones empresariales y financieras es un signo de progreso. Junto con la promoción de la movilidad sostenible y la interoperabilidad entre las normativas. La agenda trazada desde las Naciones Unidas empuja a la suscripción de acuerdos que allanen el camino de la sostenibilidad ambiental. La tarea es ardua, pero la recompensa, un planeta más saludable y sostenible para las generaciones futuras, bien vale la pena.