Joe Biden, su gobierno y sus partidarios en el Congreso de Estados Unidos han aprobado, poco a poco y con algunos obstáculos, una plataforma legal que promueva y fortalezca una economía sostenible. En agosto, impulsó la Ley de Reducción de la Inflación (IRA) que según ICF Climate Center, hará que los proyectos de energía limpia sean más fáciles de financiar y se acelere el ritmo de la transición energética en el país.
La firma de consultoría global dispuso de tiempo y un equipo especializado para analizar la Ley que consta de “más de 700 páginas”. Es sin dudas, “una legislación densa”, señaló el informe. Pero, “su impacto en el sector energético se puede resumir sucintamente: la economía de la energía limpia acaba de mejorar mucho”.
Los autores analizaron el impacto de la ley. En principio, el costo nivelado de la energía y el costo promedio de generación de electricidad durante la vida útil de una instalación, para varias tecnologías en 2030. Con y sin los créditos fiscales de energía limpia en la Ley de Reducción de la Inflación.
Todas las tecnologías que analizaron los expertos de ICF Climate Center verían disminuciones porcentuales de dos dígitos en sus costos nivelados de energía. Incluidas tecnologías maduras como la eólica y la solar, cuyos costos ya se han desplomado en la última década.
Con la Ley Climática, el costo nivelado de la energía eólica en 2030 podría ser entre un 38 y un 49% más bajo que sin la ley. Mientras que el costo nivelado de la energía solar podría caer entre un 20 y un 35%.
Para 2030, la energía solar podría costaría tan solo $ 26,30 por megavatios-hora en promedio, por debajo del promedio de 2020 de $ 34 por MWh, según una investigación del Departamento de Energía.
Las tecnologías emergentes también podrían ver reducciones de costos significativas, según el análisis. Es el caso del hidrógeno, que podría visualizar la mayor disminución de costos, entre un 52 y un 67% de cualquier tecnología. Las instalaciones de hidrógeno verde que aprovechan los créditos fiscales de la ley climática podrían volverse competitivas en costos con las nuevas instalaciones que funcionan con gas natural para 2030.
La captura y el almacenamiento de carbono podrían volverse económicos por primera vez, con una caída del costo nivelado de la energía del 20 al 23% para 2030.
El informe de ICF Climate Center, compartido con The Washington Post, comentó que “algunos ambientalistas se oponen a los incentivos federales para la captura y el almacenamiento de carbono. La ven como una solución climática falsa porque podría prolongar la vida útil de la infraestructura de combustibles fósiles”.
En adición, el gobierno de Biden anunció un esfuerzo para reducir el costo de la energía eólica flotante en alta mar en un 70% para 2035, a alrededor de $ 45 por MWh. “Sabemos que el objetivo de costos es bastante audaz”, dijo la secretaria de Energía, Jennifer Granholm. Y agregó que “la Ley de Reducción de la Inflación es un componente importante para disminuir los costos de todo tipo de energía”.
Asimismo, Ian Bowen, coautor del informe y analista de mercados energéticos de ICF, sostuvo que las reducciones de costos esperadas brindarán “certidumbre” a los inversionistas en proyectos de energía renovable. “Creemos que estas grandes caídas realmente ayudarán a brindar certeza a los inversores durante un largo período”, añadió. “Ojalá eso pueda acelerar la transición”.
El informe consideró que la Ley de Reducción de la Inflación favorece el paso hacia las energías limpias. Sin embargo el análisis de ICF observa algunos “desafíos espinosos” por parte de los formuladores de políticas. Uno de ellos es NIMBYism, que se refiere a los sentimientos de «no en mi patio trasero». La ubicación del proyecto podría volverse cada vez más difícil si estos sentimientos se intensifican y la tierra disponible escasea para emprender a gran escala estas energías.
Otro desafío es la interconexión, que se refiere al proceso de conectar nuevas fuentes de energía a la red eléctrica. En la región de interconexión de PJM que se extiende desde DC hasta Illinois, más de 2000 proyectos de almacenamiento de energía solar, eólica y de baterías ya han esperado años para conectarse a la red, según Advanced Energy Economy, una asociación de la industria.
“Si el objetivo es aumentar el despliegue de energía renovable, entonces esta (ley) es absolutamente un paso importante en esa dirección”, afirmó Shanthi Muthiah. Otra coautora del informe y directora de la práctica de energía de ICF. “Pero es uno de varios pasos que se necesitan”.
Un estudio de Lawrence Berkeley National Laboratorio, previo a la aprobación de la Ley, evaluó qué tan bien se han desempeñado las industrias eólica y solar en función de los precios históricos de la electricidad renovable.
Los resultados los emplearon para proyectar cómo disminuirían los costos nivelados de las energías renovables hasta 2050. El equipo descubrió que cada vez que la capacidad eólica a escala de servicios públicos se duplica, su costo nivelado de electricidad disminuirá en un 15%. Para los grandes proyectos solares, esa disminución será aún mayor, del 24%.
El gobierno de EE UU adelanta un paquete de medidas que, en conjunto, apuntan a su objetivo de reducir las emisiones y lograr la descarbonización. La semana pasada ordenó a las agencias federales que compren tipos de acero, hormigón, asfalto y vidrio plano con bajo contenido de carbono. Materiales que representan casi la mitad de las emisiones de carbono del sector manufacturero de EE UU, indicó Stephen Lee para Bloomberg Law.
Las nuevas reglas se aplicarán a los proyectos de construcción federales, incluidos los financiados a través de la ley de infraestructura bipartidista y la Ley de Reducción de la Inflación, informó la Casa Blanca. El secretario de Transporte, Pete Buttigieg, el jefe de la Administración de Servicios Generales, Robin Carnahan, y el asesor climático nacional adjunto, Ali Zaidi, anunciaron las reglas mientras visitaban una siderúrgica en Toledo.
Entretanto, el líder de la mayoría del Senado, Charles Schumer, presentó la Enmienda de Kigali al Protocolo de Montreal de 1987. Esta disposición reduciría los hidrofluorocarbonos, o HFC, que son gases que calientan el planeta. Y se utilizan en el aire acondicionado y la refrigeración y que son miles de veces más potentes que el dióxido de carbono.
La enmienda necesitará el apoyo bipartidista para convertirse en ley, pero el tema ha atraído el respaldo bipartidista en los últimos años. Después de que el gobierno de Trump se negara a presentar el tratado al Senado para su ratificación, demócratas y republicanos se unieron en torno a un acuerdo para reducir el uso de HFC en 2020. Allanando el camino para que la Agencia de Protección Ambiental regule los productos químicos.
Al momento, más de 120 países ya son parte de la Enmienda de Kigali, incluidos China y miembros de la Unión Europea.