Ruanda, una pequeña nación africana, montañosa y sin salida al mar, a menudo llamada la «tierra de las mil colinas», comenzó mayo con graves y devastadoras inundaciones. Al menos 130 personas murieron por las intensas lluvias, desbordamientos y deslizamientos de tierra.
El fenómeno climático extremo llevó a miles de personas a desplazarse de emergencia cuando aldeas enteras quedaron sumergidas. Más allá de las 5.000 viviendas, 17 carreteras y 26 puentes destruidos, se observan campos inundados y aludes de lodo. Así como un hospital completo se perdió en medio de lluvias torrenciales que siguieron a una sequía prolongada.
Las autoridades adelantan planes de rescate y auxilio en los distritos más impactados de Rubavu, Ngororero, Nyabihu (oeste), Gakenke, Burera, Musanze (norte) y Nyamagabe (sur). Allí se están llevando a cabo operaciones para permitir «la evacuación y reubicación temporal de los residentes afectados y de alto riesgo mientras continúen las lluvias».
Cada vez más tierras utilizables se están erosionando y degradando para dar servicio a una creciente economía basada en la agricultura que emplea al 65% de la población, informó el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD). Como resultado, su vulnerabilidad inherente a los choques climáticos está aumentando.
A nivel mundial, ha habido un aumento del 134 % en los desastres relacionados con inundaciones provocados por el clima entre 2000 y 2023, según el PNUD. Y Ruanda, que es naturalmente vulnerable a las inundaciones, se ha convertido en un punto crítico.
«Toda la región parece como si hubiera pasado un tornado», dijo a DW Simone Schlindwein. Una periodista ubicada en la capital de Uganda, Kampala, a principios de mayo. «Literalmente, pueblos enteros fueron arrasados. Es una situación bastante grave y desastrosa».
Richard Munang, subdirector regional de la oficina de África del Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), se refirió a las terribles inundaciones en Ruanda. Cree que el alza de la temperatura está aumentando la frecuencia de los fenómenos meteorológicos extremos.
Si bien el globo se ha calentado a 1,1 °C, el funcionario señaló que África se está calentando al doble del promedio mundial y los eventos extremos solo empeorarán. «África oriental ha visto aumentos de temperatura de hasta 1,7 °C. Esto significa que las consecuencias de un calentamiento global, que incluye precipitaciones extremas, seguirán aumentando», agregó Munang.
En 2021, el presidente de Ruanda, Paul Kagame, prometió responder al empeoramiento del clima extremo: lluvias devastadoras y tormentas de viento ese mismo año también provocaron deslizamientos de tierra.
«En Ruanda, el clima cambiante ya se está haciendo sentir en lluvias e inundaciones inusualmente fuertes», comentó Kagame. «Los patrones climáticos cambiantes también afectan la agricultura. Estamos respondiendo invirtiendo en la gestión de los recursos hídricos, restaurando las áreas de captación y los humedales».
La reforestación y la conservación de los bosques son medios importantes para combatir la rápida erosión del suelo. Y los deslizamientos de tierra que siguen a las fuertes lluvias, según Damascene Gashumba. Director de país de la ONG ambientalista de Ruanda, la Organización para el Desarrollo y el Medio Ambiente Rural (REDO).
Asimismo, las inundaciones y los deslizamientos de tierra no solo destruyen el entorno construido y la biodiversidad, sino que también erosionan gravemente el suelo que sustenta los cultivos. Casi 600 millones de toneladas de suelo se pierden anualmente en Ruanda como resultado de las lluvias torrenciales, siendo las tierras de cultivo en pendiente las que más se pierden, señaló el PNUD.
La pérdida de la cosecha debido a las fuertes lluvias significa que las comunidades podrían «experimentar una hambruna», sostuvo Damascene Gashumba. «El gobierno de Ruanda se ha centrado mucho en la adaptación y la resiliencia al cambio climático, pero esto no es suficiente».
Además señaló que los países desarrollados son la principal fuente de emisiones que provocan el cambio climático. Y, más allá de su propia mitigación climática, deben ayudar a Ruanda a mejorar la resiliencia.
El Proyecto Green Gicumbi en las tierras altas del norte de Ruanda está trabajando para hacer que la agricultura en las colinas sea resistente a las inundaciones y sequías, reseñó la agencia alemana de noticias.
Gran parte de la tierra estaba tan erosionada que se ha dejado en barbecho. Pero la construcción de terrazas y canales de desagüe junto con el almacenamiento de agua para riego durante los meses secos está transformando rápidamente el paisaje.
«La cosecha que esperamos para esta temporada es un milagro», afirmó Jacqueline Nyirabikari, agricultora del Proyecto Green Gicumbi. «Esta tierra ya no se podía utilizar. Pero desde la llegada de esa iniciativa, el cambio climático ya no nos impide cultivar».
La transformación de un páramo árido en una región agrícola productiva y resistente al clima fue financiada principalmente por el Fondo Verde para el Clima que surgió del acuerdo climático de París. Y ha sido implementado por el gobierno de Ruanda.