A principios de marzo el Partido Popular y Vox presentaron ante el Parlamento de Andalucía una proposición de ley para regular los cultivos de regadío ilegales en el Parque Nacional de Doñana. Poco más de dos semanas pasaron y ya la Unión Europea alerta sobre las posibles consecuencias que traerá su aprobación. Piden revisar y cerciorarse de que no se producirán efectos perjudiciales en el humedal o de lo contrario habrá sanciones.
Doñana tiene un estatus de protección por ser Patrimonio de la Humanidad de la Unesco por ser Zona de Conservación y Zona de Especial Protección para las Aves. Este espacio natural situado en las provincias andaluzasde Huelva, Sevilla y Cádiz alberga una biodiversidad única en Europa. Sus 74.000 hectáreas son clave para las rutas migratorias de aves entre el continente africano y el europeo. Supone además el último refugio para numerosas especies en peligro de extinción.
El aviso de la UE, firmado por su directora de Medio Ambiente, Florika Fink-Hooijer, busca asegurar a toda costa que no salga perjudicado el Parque Nacional Doñana para así dar cumplimiento a la sentencia del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE), organismo que lo protege. Asimismo, señaló que es necesario «garantizar de inmediato la protección estricta de los tesoros naturales excepcionales de Doñana, especialmente teniendo en cuenta cuenta que las lluvias son cada vez más escasas debido al cambio climático”.
En todo caso, la Unión Europea debe cerciorarse de que se pruebe que la proposición para la regularización de cultivos de regadío no agrava significativamente la situación de las masas de agua y de los espacios protegidos. Desde el PP, que gobierna el sur de Andalucía, están impulsando esta ley que rezonificaría más tierras de cultivo cerca del parque como irrigables.
El año pasado el partido ya había archivado una iniciativa similar. Sin embargo, parece ser 2023 ideal para relanzarla antes de las elecciones municipales del 28 de mayo.
Según las autoridades regionales de Andalucía, 650 agricultores se beneficiarían del plan que amplía las tierras de regadío. Asegurando que el agua provendría de aguas superficiales, en lugar de pozos. Sin embargo, agricultores que actualmente utilizan agua de los pozos de forma legal argumentan que cualquier agua nueva debería pasar primero por ellos y así ayudar a restaurar el acuífero.
La WWF alertó que es urgente y necesario adoptar medidas para reducir el consumo de agua y revertir el mal estado del acuífero. Otros grupos ambientalistas toman de ejemplo el sistema desarrollado en Sevilla, donde en los últimos 30 años ha conseguido reducir su consumo de agua a unos 112 litros por habitante y día y tiene como objetivo los 90l.
Este llamado de atención por parte de la UE no es el primero por parte del organismo europeo. Hace ocho meses Bruselas inició el procedimiento de infracción tras constatar que el Parque Nacional de Doñana no estaba siendo protegido como está estipulado. Dictándolo así el TJUE en un primer fallo. Luego llegó una primera misiva de Fink-Hooijer, instando a España a tomar medidas.
El gobierno central respondió con un plan para acelerar el cierre de pozos ilegales cerca del parque. El plan desvía el agua superficial de una cuenca fluvial cercana y compromete 350 millones de euros para proteger la reserva.
Ahora en su segunda carta, la Unión Europea incluyó que sancionaría con una multa al país de no cumplir su deber se salvaguardar Patrimonio Mundial.
Las lagunas y los pantanos de Doñana se están reduciendo bajo la presión de los agricultores locales. Algunos de ellos usan pozos ilegales para explotar su acuífero subyacente. La situación ha empeorado debido a que España está en un periodo de sequía que comenzó el año pasado. Además, los expertos advierten que este año puede traer nuevas olas de calor e incendios.
A finales de 2022 el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) detalló que la laguna de Santa Olalla, la más grande del Parque Nacional, había «quedado reducida a un pequeño charco en el centro, donde ya no acuden las aves acuáticas”. Se trata de la primera vez que esto ocurre desde el año 1995.
«A Doñana ya no le quedan lagunas permanentes mientras que la superficie de arrozal plantado este año es una tercera parte de la normal debido a la falta de agua”, lamentó Eloy Revilla, director de la Estación Biológica de Doñana-CSIC en un comunicado.
Uno de los motivos por los que se ha llegado a esta crítica situación es la sobreexplotación del acuífero. Las lagunas están afectadas principalmente por las captaciones de agua de la localidad costera de Matalascañas, a la que llegan cientos de miles de turistas cada verano. En plena temporada estival el consumo de agua aumenta de forma exponencial. “El efecto del consumo de agua por los turistas es tan intenso que los piezómetros (que miden la profundidad a la que se encuentra el nivel de agua del acuífero) detectan las diferencias entre los días de diario y los fines de semana, cuando el consumo es mucho mayor. Incluso identifican la diferencia entre el día y la noche, cuando la gente duerme y gasta menos agua”, alertó Revilla.