Continúa dejando huellas el discurso sorpresivo de un dinosaurio en la ONU. En una original campaña sobre la crisis del clima, el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) utilizó el testimonio de un ejemplar de Tiranousarus rex para llamar la atención sobre la emergencia. Frankie, como se llama, instó a los líderes mundiales a abandonar las subvenciones a los combustibles fósiles y a «no elegir la extinción». El video, traducido a 35 idiomas, fue lanzado cuatro días antes de la ronda de negociaciones de la COP27, en Egipto, a los fines de concienciar sobre el cambio climático y las esperadas decisiones en bien del planeta.
En su discurso ante la Asamblea General, este dinosaurio virtual de una de las especies extinguida hace 65 millones de años, advirtió a los delegados de la ONU a que «no elijan la extinción». Dijo además, que si los humanos siguen quemando combustibles fósiles el Homo sapiens va camino irremediablemente de la autodestrucción. “Lo mejor que pueden hacer es usar ese dinero para acabar con la pobreza”.
El impacto de sus palabras se hizo sentir en las redes sociales y en cientos de miles de personas a través de distintos dispositivos digitales. Pero, ¿habrá calado en los líderes que toman decisiones en esa intensa lucha por evitar el calentamiento global?.
Según cifras del PNUD, cada año se gastan 432.000 millones de dólares en subsidiar fuentes de energía no renovables que contaminan la atmósfera. Una enorme cantidad de dinero con el que se podrían mitigar tantas carencias. «En un mundo con una deuda en aumento, más pobreza y más desigualdad, es irracional gastar ese dinero. En incentivar si quedarnos atrapados en el pasado o invertir en el futuro», dijo el administrador del Programa, Achim Steiner.
El platillo fuerte o, mejor dicho, el único platillo que se servirá en esa nueva cita anual, ahora en el Sharm el-Sheikh (Egipto) entre el 6 y el 18 de noviembre de la COP27, es el cambio climático. Décadas siendo el tema central de debates: algunos avances y algunos retrocesos.
En esta jornada, impulsada por la ONU, los países más rezagados y vulnerables a la crisis climática, servirán de anfitriones. Y desde ya, anticipan que su agenda, sus discursos y peticiones estarán dirigidas a los países ricos, que son los que más aportan emisiones de carbono.
La presidencia egipcia de la reunión ha insistido en que su objetivo es que los países más desarrollados pasen “de las palabras a los hechos”. Y activen de una vez la entrega de la financiación prometida (100.000 millones de dólares) para que los países con menos recursos puedan abordar la transición energética. A la vez, defenderse se las inclemencias del clima que azota a sus poblaciones, con muertes y destrozos. También con millones de desplazados, en pobreza e inseguridad alimentaria.
En 2009, los países desarrollados se comprometieron a dar $ 100 mil millones al año para reparaciones climáticas para 2020 a los países en desarrollo para ayudarlos a reducir las emisiones y prepararse para el cambio climático. El objetivo no se cumplió y se retrasó a 2023. La creciente campaña liderada por las naciones en desarrollo proviene en parte del fracaso de las naciones desarrolladas y ricas en cumplir sus promesas.
El concepto de pérdidas y daños apareció por primera vez en las negociaciones sobre el cambio climático en 1991. Cuando se propuso un fondo para compensar a los pequeños estados insulares en desarrollo por los impactos del aumento del nivel del mar.
El término de pérdidas y daños reapareció en el texto negociado en la COP13 en Bali en 2007. La financiación de pérdidas y daños se centra en una facilidad para que estos países se recuperen de los efectos e impactos adversos del cambio climático en lugar de simplemente adaptarse a él.
Las pérdidas y los daños también abarcan los efectos del cambio climático, que no se evitan mediante la mitigación, la adaptación y otras medidas, como la gestión del riesgo de desastres.
Para 2050, el costo económico de las pérdidas y los daños en los países en desarrollo se estima entre 1 billón y 1,8 billones de dólares. Teniendo en cuenta que los riesgos y el impacto del cambio climático han empeorado cada año. Las naciones en desarrollo también están pidiendo pagos por la devastación y destrucción que enfrentan ahora. Pakistán estima que las pérdidas totales de sus recientes inundaciones podrían ascender a 40.000 millones de dólares, lo que empujaría al país a una crisis financiera y humanitaria aún más. Y el gobierno solicitaría un alivio inmediato de la deuda a los prestamistas globales.
El tema, arduo y espinoso, y con una vinculación directa con el cambio climático será abordado otra vez en la COP27. Para ello se ha tratado de construir un consenso, según el Foro Económico Mundial.
En la última ronda de consultas en julio, los copresidentes de la COP26 y la COP27 señalaron que “las Partes reconocieron la necesidad de mejorar los arreglos de financiación para pérdidas y daños. Algunas Partes sugirieron que las discusiones entre sesiones podrían ayudar tanto en la COP como en la CMA (Conferencia de las Partes que actúa como reunión de las Partes en el Acuerdo de París) con un tema adicional para discutir la financiación por pérdidas y daños”.
Directivos de las COP de 2021 y 2022 consideraron las pérdidas y los daños como el tercer pilar de la acción climática, lo que justifica un apoyo específico reservado en el financiamiento climático.
Incluso, describieron las pérdidas y los daños como un asunto que puede definir el éxito de la COP27. Los otros dos pilares de la financiación climática se refieren a la inversión en energías renovables y la financiación para ayudar a los países en desarrollo a adaptarse al cambio climático.
En la COP27, la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) presentará una propuesta para un ‘fondo de respuesta’ para ayudar a las víctimas del cambio climático. A recuperarse de las pérdidas y los daños causados por las crisis climáticas presentes y futuras.
En la COP26 en Glasgow, los pequeños estados insulares y el bloque más grande de 134 países en desarrollo, el G77 y China, que juntos representan 5 mil millones de personas en el mundo, mantuvieron su demanda de un Servicio de Financiamiento para abordar pérdidas y daños hasta el último día de la reunión. Los países ricos finalmente lo bloquearon.
En la COP27, la Alianza de Pequeños Estados Insulares (AOSIS) presentará una propuesta para un ‘fondo de respuesta’. Para ayudar a las víctimas del cambio climático a recuperarse de las pérdidas y los daños causados por las crisis climáticas presentes y futuras. El bloque de negociación obtendrá un respaldo más amplio del grupo G77, que actualmente preside Pakistán.
En la agenda de la COP27 se barajan posibles modelos de financiación y las maneras de afrontar el cambio climático.
A raíz de las inundaciones de Pakistán, Dinamarca se convirtió en el primer país en septiembre de 2022 en ofrecer una financiación específica para pérdidas y daños de 13,1 millones de dólares. La ministra de Asuntos Exteriores de Alemania, Annalena Baerbock, dijo que su gobierno respaldaba la inclusión del tema en la agenda de la COP27. Y, en colaboración con Egipto como anfitrión de la conferencia, nombró a su enviada climática, la exdirectora ejecutiva internacional de Greenpeace, Jennifer Morgan. Y a la ministra de Medio Ambiente de Chile, Maisa Rojas, para tratar de encontrar puntos en común.
Asimismo, el Grupo de los Veinte Vulnerables (V20) y el G7 también lanzarán el Escudo Global contra los Riesgos Climáticos para responder a pérdidas y daños en la COP27. En un esfuerzo más amplio para acelerar el financiamiento preestablecido a gran velocidad y escala.
Entretanto, Michai Robertson, el negociador financiero líder de AOSIS, hizo una presentación sobre los acuerdos de financiación para abordar pérdidas y daños. A los participantes de la Iniciativa Europea de Creación de Capacidades 2022 en el Seminario de Oxford.
Robertson explicó que, en 2022, el IPCC identificó brechas existentes en los arreglos de financiación para pérdidas y daños, que no se abordan de manera integral en los arreglos financieros, de gobernanza e institucionales actuales, particularmente en los países en desarrollo vulnerables.