La inversión en infraestructuras sostenibles es fundamental para renovar en los países desarrollados los equipamientos y sistemas destinados a servicios esenciales, en su mayoría obsoletos. En la mesa de debate “Energía, infraestructura, movilidad y logística” del IV Congreso Internacional de Sostenibilidad, los expertos analizaron las acciones que ejecutan las empresas para mitigar su impacto ambiental.
En este segundo bloque, la directora global de Relaciones con los Inversores de Soltec –una empresa integrada en el sector fotovoltaico–, Meritxell Pérez de Castro-Acuña, ha destacado que la actualidad pone de manifiesto la necesidad de reducir la dependencia de los combustibles fósiles y eso pasa por dinamizar las renovables, pero de forma sostenible.
La portavoz de Soltec habló sobre la división de la empresa que se denomina comercialmente Powerties, que se encarga del desarrollo de plantas fotovoltaicas desde cero. Desde greenfield hasta RTB (ready to build) cuando las plantas están a punto de ser construidas o COD (Commercial Operation Date) cuando han sido construidas. Explicó que Soltec tiene un modelo de negocio bastante único.
“Hay pocas compañías tan integradas verticalmente como Soltec. Cuando las plantas están construidas decidimos si quedan en la Gestión de Activos o las rotamos y las vendemos a un tercero para seguir financiando y acelerando nuestro crecimiento. Soltec nació en Murcia en 2004 y hemos ido creciendo según las necesidades que detectamos en el mercado, las necesidades de nuestros clientes y la evolución del sector”, explicó.
Si Meritxell Pérez de Castro-Acuña tuviese que describir a Soltec con pocas palabras, usaría “integración vertical”, “tecnología e innovación” y “sostenibilidad”. Aseguró que una de las principales características de la empresa es la sostenibilidad. “Aunque es una palabra muy grande, Soltec lo lleva en su ADN. Su modelo de negocio es sostenible y esa es la clave de la transición energética”, subrayó.
Fernando Arlandis, director general de Descarbonización y Transición Energética de la Comunidad de Madrid, se refirió a lo que debe hacer una comunidad autónoma como la de Madrid para acelerar la transición. Arlandis supone que la participación de las administraciones públicas es una herramienta de facilitación. “En lugar de proponer estrategias debe guiarlas”, aclaró.
Consciente de que el cambio climático nos afecta a todos, considera que su solución y el aporte de ideas corresponde a toda la ciudadanía. “Debemos trabajar de manera conjunta y ahí es donde participa más la administración. Su papel es establecer la estrategia, visualizar el objetivo final y hasta dónde llegar. Una vez hecho, hay que determinar el camino, las vías, y organizarlo para que sea sencillo para las empresas e instituciones”, dijo. Apuntó que la administración pública debe minimizar el precio de la energía, que es lo que regula su uso. “Nos dedicamos fundamentalmente a la reducción de las cantidades de uso de esa energía, aunque también colaboramos con iniciativas y proponiendo”, dijo.
Iñaki Alonso Echeverría, arquitecto y CEO de sAtt, manifestó su acuerdo con que las administraciones públicas ayuden en la transición, pero remarcó que en su empresa no han tenido ninguna ayuda. “Lo cierto es que la sociedad y la administración están comenzando a despertar y pronto se podrá poner en marcha toda la maquinaria necesaria en esta década para lograr la neutralidad para 2050”.
Destacó que desde 2015 se han dado una serie de hitos muy potentes para cambiar la reflexión de la relación del ser humano con la Tierra. “Nos hemos pasado siete años asumiendo que hay que hacer el cambio y ahora tenemos otros siete u ocho para realmente generar ese cambio – insistió–. Nos cuesta cambiar los hábitos, salir de la zona de confort, y meternos en la zona de innovación”.
Mar Asunción señaló que es momento del cambio y el sector eléctrico es clave. “Con la crisis energética y por la configuración del sistema de precios del mercado los consumidores pagamos una electricidad muy cara. Algo que debemos revertir. Las energías renovables tienen que reflejar que son más baratas. Tampoco podemos seguir consumiendo energía como lo estamos haciendo. Hay que reducir el consumo y cambiar hacia las energías renovables asequibles para los consumidores”, argumentó.
Marina Serrano García, presidenta de la Asociación de Empresas de Energía Eléctrica (aelec), dijo que los objetivos de descarbonización que ha asumido Europa establecen un cambio en la producción de energía eléctrica con implantación de las renovables. “España asume un 42%, lo que supone que en 2030 el 74% de la producción eléctrica será con renovables y un 100% para 2050. Un cambio radical. Hay asumir y ponerse a hacer”, manifestó.
Pero ese cambio para conseguir los objetivos de descarbonización no es suficiente, insistió Serrano. “No basta con cambiar la forma de producir electricidad, hay que descarbonizar en otros tres sectores: transporte, sustituyendo el vehículo tradicional por el eléctrico; vivienda, que tienen que ser eficientes y ahorrar y reducir huella de carbono y, finalmente, la industria, que tiene que asumir cómo sustituye y reduce emisiones o cómo entra en la energía circular”.
Sobre la crisis energética, la presidenta de aelec dijo que se ha incrementado el verano pasado por la recuperación económica y, sobre todo, por la guerra en Ucrania. Y ha puesto de manifiesto un incremento por la forma tal como está diseñado el mercado, el producir con gas, que lleva a elevar el precio de la electricidad. “Eso es una mala señal para la electrificación, y en eso estamos trabajando y está trabajando el Gobierno español y Europa entera para garantizar seguridad de suministro, tratar de atender a los consumidores vulnerables y avanzar en unos mecanismos que permitan que esa implantación de renovables propicie esa señal de precio eficiente que va a permitir la electrificación. Además, en ese sentido, también va a posibilitar la autonomía energética y así no dependeremos de los combustibles fósiles”.
La electrificación y la señal de precios son factores claves, insistió. “Esto debería plantearse como una oportunidad para poder avanzar en este objetivo que la Unión Europea no pierde de vista que es la descarbonización y las emisiones netas en el año 2050”.
Meritxell Pérez de Castro-Acuña volvió a tomar la palabra para hablar sobre las ideas que tiene Soltec para proteger la biodiversidad. “La situación geopolítica ha puesto de manifiesto la necesidad de reducir los combustibles fósiles y esto requiere una aceleración de las renovables, pero no vale todo, energía renovable no es igual a energía sostenible, es decir, cómo se desarrollen las energías renovables, en qué medida lo hacemos de una forma comprometida con el medioambiente y nuestras sociedades locales, es crítico. No solo eso, hay que seguir unos criterios de buen Gobierno y una ética que tiene que ser absolutamente necesaria”.
Para Meritxell Pérez de Castro-Acuña lo relevante es que “lo renovable no es igual a sostenible”. En este sentido, comentó que desde Soltec han creado un nuevo concepto que incide en la cualidad de “ecovoltaica”, que es una nueva forma de hacer plantas fotovoltaicas siguiendo criterios ESG (de compromiso medioambiental, social y buen gobierno).
Según la directora global de Relaciones con Inversores de Soltec, la forma de comprometerse con el medio ambiente es no solo intentando no dañar el entorno en el que desarrollamos las plantas, sino intentando mejorarlo. Y la forma de comprometerse con las comunidades aledañas es fomentando la contratación de trabajadores en esas comunidades.
Además, fomentando la entrega de energía que ha generado la propia planta de forma gratuita, también con la contratación de proveedores locales. Y es que para Soltec no es solo importante la aceptación de las comunidades, sino la integración de ellas en el propio proyecto.
El transporte es el sector más emisor de gases de efecto invernadero en España. Además, es el que sigue aumentando sus emisiones. Por ello, es un gran reto, según Mar Asunción. Fernando Arlandis resaltó que desde la Comunidad de Madrid se ha priorizado el uso de transporte compartido. “Un joven puede desplazarse por Madrid con 20 euros, lo que repercute en un menor parque de vehículos particulares en circulación”, dijo. Asimismo, destacó que en Madrid es muy sencillo moverse con transporte público, y esto tiene que ver con los más de 1.200 millones de euros que se inyectan cada año para financiar el sector.
Según el arquitecto Iñaki Alonso Echeverría, ya hemos consumido la mitad de los recursos fósiles. Y esto genera problemas como la contaminación del aire y el cambio climático. Además, tenemos una dependencia del coche para ir de un barrio a otro. Por lo tanto, estamos en un momento de pensar las ciudades desde otro punto de vista completamente diferente.
“Ahora estamos reinventando las ciudades para que una persona pueda tener distancias humanas en lugar de tener distancias al alcance del coche. Para que así podamos reconstruir un tejido de barrio donde se tenga al alcance todo», comentó.
A nivel de escala de barrio también se están haciendo grandes centrales energéticas que puedan dar energía a un barrio. En la parte de la edificación, que es a la que actualmente se dedica Echeverría, dijo que hoy en día se pueden hacer edificios que produzcan tanta energía como la que consumen. “Hoy en día a través de bombas de calor electrificadas podemos sustituir las calderas, es por ello que en los edificios deberíamos quitar toda la parte de gas, electrificarlo al 100%, por dos razones: una que el gas es un elemento combustible que le va muy mal al cambio climático y, la otra, es que cada vez que metemos una caldera de gas estamos aislando las viviendas porque hay que abrir dos huecos para ventilar por donde se nos va el calor y el frío, es decir, hay mucha contradicción”.
Si cada edificio es productor y consumidor de su propia energía “vamos a descarbonizar el uso de los edificios”. En cuanto al proceso de construcción de los edificios, todos los materiales tienen un impacto hoy en día muy grande, aseguró. En su lugar debemos usar otros materiales que no sean el cemento o el hierro, que tienen dependencia del gas y unas emisiones asociadas importantes.
“Lo que estamos haciendo en Madrid ahora es construir edificios en madera. Por lo tanto, podemos ir a un concepto de sumidero de carbono y que no emita ni un gramo de CO2 a la ciudad. Tecnológicamente tenemos la capacidad y lo estamos haciendo”, concluyó el arquitecto.