Aunque varios movimientos de ambientalistas e indígenas le pidieron que bloqueara un importante proyecto de extracción de petróleo en el Ártico de Alaska, Joe Biden lo aprobó. Un decisión, según algunos analistas, de las más importantes y controvertidas sobre el cambio climático y la energía.
En el último año, el proyecto se había convertido en un símbolo tanto para los ambientalistas como para la industria petrolera. Cada parte luchó para inclinar la balanza a su favor. Por los momentos, los ambientalistas presentan una abolladura que contrasta con la decisión de Biden de salvar el bosque Tongass en Alaska. Una iniciativa que revelaba una aceleración de su agenda climática.
En esta ocasión, el gobierno combinó la aprobación del proyecto Willow con el anuncio de que buscaría expandir o fortalecer las protecciones en una extensa superficie en el Ártico de Alaska, tanto en tierra como en aguas costeras, restringiendo o prohibiendo la perforación de petróleo y gas en esas áreas.
El polémico proyecto Willow fue propuesto hace cinco años por ConocoPhillips y sería el desarrollo petrolero más grande que se llevaría a cabo bajo la gestión de Biden. Durante 30 años de producción, bombearía alrededor de 576 millones de barriles de petróleo de una reserva administrada por el gobierno federal en North Slope de Alaska.
El sitio se encuentra al oeste de un pueblo de 500 habitantes, la mayoría nativos de Alaska. Operará parcialmente dentro de un área protegida que alberga millones de aves migratorias y una manada de caribúes que es fuente de subsistencia para el pueblo. Si bien algunos grupos ambientalistas dieron la bienvenida a las nuevas medidas de conservación anunciadas por el gobierno, también condenaron la aprobación de Willow.
El director ejecutivo de ConocoPhillips, Ryan Lance, recibió la medida del Departamento del Interior como la «decisión correcta para Alaska y nuestra nación». Los cuestionamientos de los grupos ambientalistas fueron inmediatos. “Llegamos demasiado tarde en la crisis climática y nos apresuramos a aprobar proyectos masivos de petróleo y gas que socavan la nueva economía limpia que el gobierno de Biden se comprometió a promover”, señaló la presidenta de Earthjustice, Abigail Dillen.
«Sabemos que el presidente Biden comprende la amenaza existencial del clima, pero está aprobando un proyecto que descarrila sus propios objetivos climáticos», indicó Ben Jealous, director ejecutivo del Sierra Club. Agregó que los efectos nocivos de la decisión de Biden permitir la extracción de petróleo en Alaska no se pueden exagerar. «Willow será una de las operaciones de petróleo y gas más grandes en tierras públicas federales. La contaminación de carbono tendrá efectos devastadores para nuestras comunidades, la vida silvestre y el clima. Sufriremos las consecuencias en las próximas décadas”, asentó.
La gestión de Trump aprobó el Proyecto Willow al final del mandato, pero un juez lo bloqueó para una revisión adicional. La Oficina de Administración de Tierras, en un análisis de impacto ambiental en febrero, aprobó tres sitios de perforación. Aunque derribó uno y aplazó la consideración de otro.
La temperatura en Alaska ha estado subiendo más rápido que en otras regiones del planeta y grupos ecologistas han advertido que el proyecto de extracción de petróleo empeora las cosas. Greenpeace describió el proyecto como una «bomba de carbono». Una petición en Change.org que buscaba detenerlo obtuvo más de 3,2 millones de firmas y una campaña #StopWillow en TikTok atrajo decenas de millones de visitas.
Las nuevas protecciones impulsadas por Biden con la aprobación del proyecto de petróleo en Alaska «no son suficientes para mitigar el impacto de cualquier versión del proyecto de Willow», afirmó Karlin Itchoak, investigador y director regional senior de Alaska para The Wilderness Society. “No podemos permitir que ConocoPhillips acelere la crisis climática y eso es exactamente lo que hace”, asentó
En la mis tónica, Christy Goldfuss, directora de impacto de políticas del Consejo de Defensa de los Recursos Naturales, subrayó que la aprobación es un grave error. «Da luz verde a una bomba de carbono, hace retroceder la lucha climática y envalentona a una industria empeñada en destruir el planeta. Está mal para el clima y está mal para Estados Unidos”, manifestó
Inside Climate News reseña que fue una decisión políticamente tensa para la Casa Blanca. Los grupos ambientalistas lucharon duro para bloquear la aprobación de Willow. Los defensores enfatizaron que Joe Biden, como candidato, había prometido que no aprobaría ningún nuevo proyecto de perforación en tierras públicas: Willow se encuentra en la Reserva Nacional de Petróleo de Alaska, o NPR-A, administrada por el gobierno federal.
Biden fue presionado por toda la delegación del Congreso de Alaska, incluida la senadora Lisa Murkowski, una republicana que ayudó a promover las nominaciones del presidente en el Senado. La legislatura estatal aprobó por unanimidad una resolución a favor de Willow. La invasión rusa de Ucrania complicó aún más la decisión. Los embargos sobre el petróleo y el gas rusos dispararon los precios de la energía el año pasado.
A raíz de la invasión de Putin a Ucrania, Biden y otros funcionarios comenzaron a exhortar a las compañías productoras de petróleo a que aumentaran la producción, entre ellas la de Alaska. La semana pasada, los ejecutivos petroleros argumentaron que rechazar a Willow sería hipócrita. “Es exactamente lo que el gobierno ha estado pidiendo que haga nuestra industria. Willow ess más producción”, sostuvo Ryan Lance, director ejecutivo de ConocoPhillips.
La decisión también ha dividido a algunas comunidades nativas de Alaska. Los líderes de la aldea de Nuiqsut, que es la más cercana al proyecto, han expresado abiertamente su oposición a Willow. Dicen que amenaza la salud pública y la caza de subsistencia. Sin embargo, otras comunidades nativas han apoyado el desarrollo.
“Hemos estado trabajando arduamente para que Willow llegue a la meta”, dijo Nagruk Harcharek, presidente de Voice of the Arctic Iñupiat, que representa a los gobiernos locales, las corporaciones de nativos de Alaska y las tribus reconocidas a nivel federal en North Slope.
Harcharek dijo que los ingresos generados por Willow, potencialmente miles de millones de dólares, apoyarán a las comunidades locales. «Las ayudarán a invertir en proyectos de adaptación climática y monitoreo de la vida silvestre. «Nos sentimos bastante bien con la decisión de Biden”, añadió.
Otros nativos de Alaska advirtieron sobre los impactos de la extracción de petróleo en su forma de vida. “El verdadero costo del Proyecto Willow es para la tierra, los animales y las personas obligadas a respirar aire contaminado y beber agua contaminada”, dijo Sovereign Iñupiat for a Living Arctic, un grupo ambientalista integrado por nativos.
La decisión final limita moderadamente el alcance de Willow de lo que había propuesto ConocoPhillips. El proyecto podría incluir hasta 199 pozos de 3 sitios de perforación y no los 5 propuestos por la compañía. El Departamento del Interior aseguró que el cambio reduciría significativamente el uso de agua y los impactos en la superficie de la perforación. Asimismo, reduciría la producción total de petróleo en un 8%
Willow tendría una producción máxima de unos 180.000 barriles por día. La producción y combustión de ese petróleo puede liberar alrededor de 239 millones de toneladas métricas de contaminación climática durante 30 años. Aproximadamente, la misma cantidad que dos centrales eléctricas de carbón durante ese período.
Los partidarios del proyecto argumentan que si el gobierno hubiera rechazado a Willow, otros países productores de petróleo habrían compensado la diferencia. Bombeando gran parte o todo el petróleo que habría venido de Willow. «Como resultado, un rechazo no tendría un impacto importante en las emisiones climáticas», dijeron.
Sin lugar a dudas, Willow tendrá impactos locale. En los primeros años de desarrollo, el proyecto requerirá decenas de viajes de camiones por hora durante el invierno y la primavera, según la declaración final de impacto ambiental y contaminarán el área con escape de diésel.