Sorteando la crisis energética de Europa, afianzada por la guerra en Ucrania, Alemania cerrará las últimas tres centrales nucleares operativas el 15 de abril. Los debates internos en el gobierno del canciller Olaf Scholz, entre los políticos y ambientalistas se mantienen vivos sobre las secuelas de este punto final a la energía nuclear en uno de los países con mayor solidez económica.
Las centrales tenían que haber cesado su actividad el pasado 31 de diciembre, por decisión de la entonces canciller Angela Merkel en 2022. Pero no ocurrió. Scholz y su equipo de gestión consideraron temerario acatar la determinación en pleno invierno. Y, con las elevadas restricciones que tiene Alemania, un país altamente dependiente del gas ruso y escaso por la guerra de Ucrania.
El cierre será el sábado. La central de Isar 2, en Baviera (sur), la de Neckarwestheim 2, en Baden-Würtemberg (suroeste) y la de Emsland, en Baja Sajonia (noroeste) dejarán de producir energía.. Datos de Statista señalan que en 2022, la energía nuclear representó un 6,5% del total de un mix energético alemán, dominado por los combustibles fósiles. Específicamente, el carbón y gas representaron un 44,7%. Las renovables por las que más apuesta el Ejecutivo de Scholz, la solar y la eólica, sumaron un 32,4%.
Prescindir del 6,5% de la energía que representan las tres centrales nucleares aún abiertas parece algo inevitable en Alemania. Scholz tuvo que zanjar ásperas discusiones a finales de 2022 entre los socios de su coalición, liberales y ecologistas, reseñó NIUS Diario.
La decisión de cerrar sus últimas centrales nucleares operativas es cuestionada por muchos y respaldada por otros tantos. El apagón va en sentido contrario a la política energética de otros países que apuntalan esa fuente de energía como Suecia, Francia y Japón.
El FDP, el partido liberal que lidera Christian Linder, ministro de Hacienda y vicecanciller, chocaba con Los Verdes del responsable de la cartera de Economía. El vicecanciller Robert Habeck y los suyos no aceptan las centrales funcionando más allá de lo decidido por Merkel. Mientras que Lindner alegó que en la crisis energética causada por la guerra contra Ucrania convenía mantener los reactores funcionando.
En el sector energético acatan la decisión. Pero recuerdan que Isar 2 fue calificada como la planta nuclear más productiva del mundo en diez ocasiones y que en estos años de actividad no se han registrado incidente. Aclaran que se trata de una decisión política, no técnica, recoge la agencia alemana DPA.
La central «generó más electricidad que cualquier otro sistema en el mundo», comentó Guido Knott, jefe de la empresa operadora Preussen Elektra. Consideró «incorrecto» cerrar el último reactor bávaro «en medio de una crisis energética». Por su parte, Jens Spahn (CDU) indicó al diario alemán BILD: «Tres centrales nucleares seguras y potentes deben ser retiradas de la red porque el semáforo está empujando su ideología. Eso significa cuatro gigavatios menos en medio de la crisis energética”.
El ministro de Medio Ambiente de Bavaria, Thorsten Faithr (Free Voters) repudió la decisión. «Estamos enviando a un hombre de 50 años perfectamente saludable a la jubilación».
En Alemania, organizaciones y ciudadanos, se resisten al cierre de esas centrales nucleares por su amplio desempeño y por estar en sintonía con la Hoja de Ruta Verde de la UE. Es el caso de Nuklearia, una organización civil a favor de energía nuclear, que manifestará este sábado 15 en la Puerta de Brandenburgo en contra de la medida.
“Ninguna otra tecnología suministra energía de forma tan limpia, económica y fiable”, afirmaron en un comunicado. “Nuestras seis plantas de energía nuclear que aún existen son verdaderos motores de protección del clima. Pueden ahorrar 70 millones de toneladas de CO2 cada año. Para ahorrar la misma cantidad de CO 2 con renovables, necesitarías 6000 aerogeneradores y un millón de techos solares”.
Expertos de Nuklearia afirmaron que estas plantas “siguen siendo nuestra mejor opción para frenar el cambio climático y mantener nuestra prosperidad. Celebramos la energía nuclear porque se está expandiendo en todo el mundo y cuenta con el apoyo de una mayoría incluso en Alemania. Porque ninguna otra tecnología suministra energía de forma tan limpia, económica y fiable”.
Además, consideraron que la decisión del gobierno “ignora a la ciencia y a la mayoría de los votantes”. En línea con estos argumentos está el profesor Klaus Steigleder, de la Universidad Ruhr Bochum, Departamento de Ética Aplicada. El catedrático se ocupó de la energía nuclear como parte de su enfoque de investigación sobre ética de la energía.
La protesta es igualmente respaldada por Ia Anstoot, activista climática de Suecia. Szymon Malinowski, destacado científico climático de la Academia de Ciencias de Polonia, director del Instituto de Geofísica de la Universidad de Varsovia. Zion Lights, comunicador científico, fundador de Emergency Reactor y exportavoz de Extinction Rebellion durante dos años. Así como Olguita Oudendijk, fundadora de la fundación holandesa Ecomodernism, ahora RePlanet NL y, el profesor emérito Martin Schlumpf de Austria.
El ritmo actual de la transición verde no satisface al gobierno alemán ni a los defensores del medio ambiente. La situación es aún más compleja si se tiene en cuenta el objetivo de detener todas las centrales del país que funcionan con carbón en 2038 a más tardar, con una primera ola de cierres en 2030. El carbón representa aún un tercio de la producción eléctrica alemana, con un alza de 8% el año pasado para compensar la ausencia de gas ruso. Alemania necesita instalar “4 o 5 turbinas eólicas por día” en los próximos años para cubrir sus necesidades, advirtió el canciller Olaf Scholz.
Las centrales nucleares en Alemania tienen sus días contados. Según el gerente de Isar-2, Carsten Müller, los controladores de la planta de energía se apagarán el sábado 15 de abril. La potencia se reduce gradualmente hasta que a las 23:30 no fluirá más electricidad a la red.
A las 22 horas, “se apagarían 10 megavatios de energía por minuto. A medianoche estaremos en cero», precisó Müller. Después de eso, el reactor finalmente se cerrará. Al día siguiente saldrá el último vapor de la torre de enfriamiento y la energía nuclear será historia en Alemania. Se dice que «ciertas exhibiciones» del sistema irán al Museo de la Ciudad de Landshut o al Museo Alemán de Munich.
Sus trabajadores no pueden entender la decisión del gobierno alemán. Michael Schumann, que labora en la lavandería, considera el cierre una estupidez. «El gobierno no lo ha pensado hasta el final, los Verdes quieren prevalecer a cualquier precio».
Michael Muschick, que trabaja en andamio, rechaza al cierre de la planta. «Es una locura. Apagamos nuestra electricidad segura y barata para luego comprar electricidad cara. En la política no sienten absolutamente nada por el dinero, pero al final tengo que pagarlo con mis impuestos”, asentó. Su compañero, Silvio Buchfink refirió que «la nuclear es energía limpia y técnicamente opera muy bien, no hay razón para apagarla».
La ONG celebra el fin de la energía nuclear en Alemania. “La energía nuclear no es insegura ni tampoco es una solución a la crisis energética. Es una tecnología peligrosa, ralentiza la transición energética y es innecesaria para el suministro energético alemán. La salida de estas plantas es necesaria”, asentó su vocero.
Agregó que la energía nuclear no es climáticamente neutra. «Aunque hay menos emisiones durante la operación que con el carbón y el gas, las plantas de energía nuclear requieren la emisión intensiva de gases de efecto invernadero para su construcción y también para su desmantelamiento», asentó.
Las emisiones de gases de efecto invernadero de esas centrales están en el rango de 3,7 a 110 gramos de equivalentes de CO2 por kilovatio hora durante todo el ciclo de vida. «Además, la energía nuclear inmoviliza importantes recursos financieros que son necesarios para la expansión de las energías renovables, y obstruye las redes».», añadió la ONG
Con el cese de esas plantas, ¿cómo se visualiza el sector energético en Alemania? Un informe de los principales consultores de McKinsey advierte que para 2025 Alemania corre el riesgo de una brecha de suministro de 4 gigavatios. Para 2030, podría haber incluso un déficit de 30 gigavatios, un déficit que corresponde a unas 30 grandes centrales térmicas.